EL ARTE NEOCLSICO Siglo XVIII XIX En el

EL ARTE NEOCLÁSICO Siglo XVIII - XIX

En el siglo XVIII y sobre todo en Francia, el arte aristocrático fue asociado con el Rococó, por eso, a medida que transcurre el siglo, y cuando la clase media se dispone a arrebatar el poder a la nobleza y al rey, no duda tampoco en acabar con un arte que simbolizaba el poder y el lujo de las clases privilegiadas.

De esta manera surge el Neoclasicismo unido a una clase social, la burguesía, como su manifestación estética y como bandera de sus reivindicaciones. Este será el lenguaje plástico de los revolucionarios empecinados en suprimir todo resto de Antiguo Régimen, derrocado en 1789, con sus manifestaciones estéticas incluidas. Los representantes de la revolución ven en el Neoclasicismo la La Madelein. derrota de la aristocracia y sus Alexandre salones. Pierre Vignón. Los modelos clásicos romanos serán el ideal estético, los artistas vuelven a viajar y a considerar Italia como cuna del arte. Se abren los palacios al público y se crean otros edificios con el solo fin de exponer obras de Bolsa de comercio. arte, se crean así los museos. Paris

PINTURA NEOCLÁSICA EN FRANCIA Algunos artistas respondieron con auténtico placer a las nuevas libertades revolucionarias. Uno de ellos fue Jacques-Louis David, quién se convierte durante la revolución en el propagandista y creador de la imagen del nuevo régimen político: La República.

Juramento de los Horacios. Jacques-Louis David. 1784. óleo sobre lienzo. 330 x 425 cm.

se representa el saludo romano, con el brazo extendido y la palma hacia abajo. El tema de la pintura tiene una perspectiva extrema patriótica y neo clásica. El tema de la obra es el cumplimiento del deber por encima de cualquier sentimiento personal. Representa a los Horacios romanos quienes eran unos trillizos masculinos destinados a la guerra contra los Curiacios, también trillizos masculinos, para resolver la disputa entre los romanos y la ciudad de Alba Longa.

El drama radica en el hecho de que una de las hermanas de los Curiacios, Sabina, está casada con uno de los Horacios, mientras que una de las hermanas de los Horacios, Camila, está prometida a uno de los Curiacios. A pesar de los lazos entre las dos familias, el padre Horacio exhorta a sus hijos a luchar contra los Curiacios, y ellos obedecen, a pesar de los lamentos de las mujeres.

Padre Horacio Es el personaje central, que toma juramento a sus hijos, mientras sostiene las tres espadas con sus manos, obligándolos al cumplimiento del deber con la patria. No muestra ninguna emoción.

Los tres hermanos se sitúan a la izquierda, expresan su lealtad y solidaridad con Roma. Su actitud es solemne, imperturbable, están decididos a morir por la patria

Camila Horacio. Hermana de los Horacios, abatida ante el enfrentamiento y la posible muerte de su prometido Curiacio

Sabina Curiacio es una Curiacio que está casada con uno de los Horacios, por lo que llora por su esposo y su hermano

Al fondo la nodriza sostiene dos niños de uno de los Horacio y la esposa Curiacio. La hija menor oculta su rostro en el vestido de su aya mientras que el hijo rechaza que le tapen los ojos.

Características neoclásicas en este cuadro El no está resaltado, mientras que las figuras en primer plano están remarcadas para acentuar su importancia. El uso de colores apagados, lo que importa es la historia, no el cuadro El cuadro está organizado, estructurándose geométricamente. ausencia de uso de los golpes de pincel, predilectos del arte Rococó. Las pinceladas son invisibles, para mostrar que el cuadro es más importante que el artista. La calidad gélida, austera, del cuadro también pretende mostrar racionabilidad, a diferencia del estilo Rococó. La única emoción que se muestra es la de las mujeres, a las que se permitía sentir, mientras que los hombres tenían que cumplir con el deber. Predominio del dibujo sobre el color.

Según Johann Joachim Winckelmann: El espacio se vuelve teatral gracias al uso de la luz, que procede de la parte izquierda del cuadro. Al ritual del juramento de las espadas se puede observan una gran tensión, y también la energía de las figuras masculinas, que contrastan con el desconsuelo más pasivo del grupo de figuras femeninas que dentro de la composición, con sus cabezas juntas, forman una pirámide. Es de resaltar las líneas compositivas rectas y firmes para los hombres y curvadas para la representación de las mujeres El fondo del cuadro está dividido en tres partes gracias a la inclusión de tres arcos; cada uno de ellos sirven de marco para los personajes, con dos grupos en los arcos laterales y un personaje principal más destacado en el central La perspectiva se centra en las manos de la figura central del padre, que además, realiza la acción principal en el juramento de sus hijos, que es el sostenimiento de las espadas. La oposición de líneas se encuentra entre la verticalidad de las columnas que forman los arcos y las horizontales de las baldosas del pavimento, siguiendo estas líneas se encuentra el punto de fuga de la composición: la mano del padre que sostiene las tres espadas.

Este cuadro representa el asesinato de uno de los líderes revolucionarios mientras éste tomaba un baño. David lo pintó como un mártir sacrificado por su causa, ya que era amigo de él. Jean Paul Marat, perteneciente al grupo jacobino (los más radicales de la revolución) aparece en esta obra en actitud de haber estado trabajando en su baño, con un sencillo pupitre adaptado a su bañera; su atacante, Charlotte Corday le había entregado una solicitud que estaba a punto de firmar cuando ella lo asesinó. La muerte de Marat Jacques-Louis David, 1793 Óleo sobre lienzo 165 cm × 128 cm

En la mano izquierda aún tiene la carta que Charlott Corday le ha escrito, en la que promete revelarle una conjura (esa fue su estrategia para acercarse a él). En la otra carta Marat ha escrito una orden de pagar una pensión a una mujer con cinco hijos. Marat está presentado como un hombre generoso y altruista.

Las Sabinas interponiéndose entre romanos y sabinos. 1799, óleo sobre lienzo, 385 x 522 cm,

Las sabinas interponiéndose entre romanos y sabinos tiene como tema una anécdota de la antigua Roma, pero a pesar de todas sus alusiones clásicas, el cuadro puede ser interpretado como la toma de la Bastilla, pero en trajes antiguos. La figura intermedia puede considerarse una Francia noble y compasiva, que modera los excesos del terror revolucionario, que trataba de vengarse con saña de todas las injusticias de los siglos pasados. Los hombres como David pensaban que eso no tenía justificación, porque así no podría construirse una nueva sociedad. El cuadro cuenta como las Sabinas, luego de haber sido humilladas y violadas, impidieron que sus hombres se vengaran de Roma por su humillación. Los personajes tienen la postura de la estatuaria clásica, los gestos grandiosos y el ideal físico de la antigua Roma. Obviamente es improbable que los Sabinos fueran a la batalla desnudos y sin armadura. Pero en esta pintura la precisión histórica no es tan importante como comunicar un sentimiento de nobleza y de virtud antigua, sobre todo la virtud de la compasión

Napoleón cruzando los Alpes. Óleo sobre lienzo. 1801. 260 cm × 221 cm Es de técnica clásica pero tiene una emoción romántica. Napoleón aparece liderando sus ejércitos en el cruce de los Alpes. El rostro sombrío y tenso de Napoleón refleja los peligros de la marcha. Al fondo aparecen los Alpes, representando la oposición de las fuerzas naturales. Este cuadro representa la fuerza, la determinación y la dignidad humana y heroica ante los retos de la naturaleza.

Dominique Ingres Por la importancia que da al dibujo en su pintura es considerado neoclásico, pero su estilo es más romántico. Napoleón en su trono imperial, 1806, óleo sobre lienzo, 259 x 162 cm,

La bañista de Valpinçon Dominique Ingres, 1808 Óleo sobre lienzo 146 cm × 97, 5 cm

La gran odalisca Dominique Ingres, 1814 Óleo sobre lienzo 91 cm × 162 cm

ESCULTURA NEOCLÁSICA EN ITALIA Antonio Cánova. Las tres gracias

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