Sacramentos 96 AMOR conyugal Qu es y que

Sacramentos 96 AMOR conyugal. Qué es y que no es

Veíamos que los esposos deben unirse en muchas cosas, aunque el hombre y la mujer sean distintos. Deben complementarse lo más posible hasta llegar al ideal que es formar “una sola carne”. Para realizar esta unión lo principal es el AMOR. Dios es amor y estamos hechos a su “imagen y semejanza”. Interesa progresar en el amor.

Del hecho de que Dios es amor, aunque no lo podamos comprender en esta vida, medio entrevemos que deba ser un solo Dios, pero tres personas, pues el amor necesita uno que ame y otro que corresponda. Entre el Padre y el Hijo el amor es tan grande que el fruto es otra persona divina. Pues, si crecer en el amor es importante para cada uno para parecerse más a Dios, es fundamental entre los esposos.

Cuanto más íntima y estrecha sea la comunidad que forman los esposos, mejor están realizando los planes de Dios. Todas las cosas son de Dios y de Él nos hablan, pero principalmente el amor. La inteligencia y el amor son las actividades más elevadas del ser humano, con las que imitamos más al Ser divino.

Hay varias clases de amor. Podemos diferenciar: el amor de los amigos, el amor de los padres para con los hijos (o los hijos para con los padres) y el amor entre los esposos. Éste es el más alto por aquello que dice: “Dejará a su padre y a su madre…” Este amor es superior y realiza un vínculo más grande y sagrado que el de la propia sangre. En él se reúnen los otros amores.

El amor es esencial en el matrimonio. Cuando hablamos de otros sacramentos hablamos de algo esencial. Por ejemplo: Para que alguien se bautice es esencial que tenga vida (no que esté muerto); para que se confirme es esencial que esté bautizado. Pues para que un hombre y una mujer se casen, es esencial que tengan amor, y que sea verdadero.

A veces se llama amor a lo que no es verdadero. Un niño y una niña puede ser que se quieran mucho, pero seguro que no es un amor matrimonial. Ciertamente en la literatura (y canciones, etc. ) se habla mucho de amor. Suele ser independiente del matrimonio y suele confundirse con el egoísmo.

Dicen los entendidos que hay pocos poemas que exaltan de verdad el matrimonio. A veces hay poemas sobre el matrimonio que entristecen, como si el matrimonio no llevara a la felicidad. Por todo ello necesitamos determinar más qué es el verdadero amor en el matrimonio.

Y sin embargo, cuando crece el amor verdadero es cuando viene la felicidad. Es una gran verdad este dicho: “Si quieres ser feliz en tu matrimonio, trata de hacer feliz a tu cónyuge”. Si uno busca casi sólo su propia felicidad, ese matrimonio no resulta bien.

San Pablo les decía a los de Corinto que si no tenían amor no eran nada, porque les faltaba algo muy necesario en la religión. Así podrían meditar los esposos y decirse cada uno: Si yo no tengo amor es que en realidad no es verdadero mi matrimonio.

Si yo no tengo amor, Automático

yo nada soy, Señor.

Si yo no tengo amor,

yo nada soy, Señor.

El amor es comprensivo, El amor es servicial,

El amor no tiene envidia, El amor no busca el mal.

El amor nunca se irrita, el amor no es descortés,

El amor no es egoísta, el amor nunca es doblez.

Si yo no tengo amor,

yo nada soy, Señor.

Si yo no tengo a mor

yo nada soy, Señor. H a c er C LI C K

El amor es algo muy bueno; pero hay que saber distinguir el amor verdadero del que no lo es. Por ejemplo: el amor verdadero del matrimonio no es una actitud puramente sentimental. Porque para muchos tener amor es si lo sienten. El amor es producto de todo el ser humano y, aunque es bueno sentirlo agradable, es algo profundo y de todo el ser.

El amor matrimonial tampoco es un amor cerebral. Es decir, no es amar al hombre o la mujer, si me conviene. Entra la inteligencia, pero llega a todo el ser, en el que están también los sentimientos

No es una quimera sentimental, como una emoción de adolescentes o un refugio de la imaginación o un pasatiempo. – No es o no debe ser una obligación social, como si le hubieran dicho a uno que no tiene más remedio querer a tal hombre o tal mujer. – El amor es algo vivo.

El amor no es una simple atracción entre personas de diverso sexo. Hay gente que llama amor a cualquier cosa. Y, bajo el pretexto de amor, contraen el matrimonio por una mera satisfacción egoísta; quizá como apetencia puramente erótica para satisfacerse a si mismo. Por eso no es extraño que pronto se rompa esa unión.

Tampoco es verdadero amor conyugal cuando es un amor paternalista, como el que siente hacia el otro un complejo de superioridad. En algunos tiempos, como en la edad media, había príncipes que se casaban con muchachas sencillas para sentir que ella se lo debía todo. – En el amor conyugal no se trata de dominar, es diferente.

El amor cristiano, bendecido en el sacramento, que es el que estamos tratando, tampoco es un amor de carácter natural humano, que sería el de simpatía porque hubiera una afinidad profunda. Eso también lo hacen los paganos. El amor bendecido en el sacramento debe tener rasgos sobrenaturales.

Ya podemos decir algunos rasgos esenciales del amor. Uno es: Respeto y estima recíproco. Si una persona no estima a la otra, no puede tener amor. Tiene que haber una disposición de complacencia, de ternura y de atractivo. Pero todo ello con respeto.

Tiene que haber un espíritu de confianza. Acentuemos estas dos condiciones: Estima y Confianza. Si no hay estima, se puede llegar a despreciar a la otra persona, lo que es contrario al amor.

Además de la estima y confianza, debe haber franqueza, comprensión mutua y un sentimiento mutuo de gratitud. Gratitud porque el otro se me ha entregado; pero gratitud mutua, porque los dos se entregan. Y luego un gozo de estar juntos y de poderse perfeccionar mutuamente.

Decía un autor: “Amar a alguien es poderle decir todo sin tener la obligación de decirle todo”. Es decir, que algo esencial en el amor es la libertad. Amar es lo contrario del egoísmo. Decía santa Teresita en el camino hacia Dios: “Amar es darlo todo y darse uno mismo”. Así pueden decir los esposos entre sí.

Amar es darlo todo y darse uno mismo. Automático

Amar es darlo todo y darse uno mismo.

Amar es darlo todo y darse uno mismo.

Amar

Amar, amar, amar.

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En el amor conyugal hay muchos grados y se pueden expresar de diversas maneras. Unos grados son según predomine lo físico, lo espiritual o lo sobrenatural. Hay algunos que sólo se fijan en lo físico. Ciertamente que para amar a alguien con vistas al matrimonio, es necesario que agrade, por lo menos al comenzar. Hay algunos que se quedan en el atractivo sexual. Eso es muy poco en lo que vale y en el tiempo.

Si dos se casasen sólo por el elemento sexual o físico, serían como animales brutos. Hay que amarse por lo menos por el elemento espiritual. Este elemento es lo que llevamos dentro, en nuestro espíritu. No hablamos ahora del Espíritu de Dios. Dentro de nosotros hay elementos de atractivos por encima de lo sexual o físico. Son los elementos intelectuales, psicológicos, los del corazón, etc.

El amor debe ser dirigido por el entendimiento y la voluntad hasta llegar a simplificar las dos almas en una. Para ello tratarán de ser comprensivos, aceptarán los mismos principios y las mismas leyes morales. El amor es y debe ser de todo el ser. Tiene su parte la satisfacción carnal; pero lo que ennoblece al amor es su carácter espiritual.

Este carácter más espiritual del amor les hace buscar los ideales espirituales que les ayudarán a entregarse plenamente. – Hay muchos que sólo han oído hablar del amor por chistes o historias indecentes. Eso es desvirtuar totalmente la palabra “amor”. Hay que tender a amar y a hablar bien del amor para que podamos profundizar en lo que es.

Como estamos hablando del sacramento del matrimonio, no nos quedamos sólo en el elemento espiritual, sino que debemos subir al elemento sobrenatural. Podemos decir que el amor conyugal es como la coronación de la creación según lo narra el Génesis. Lo último que crea Dios es la mujer y la une al hombre. Y después descansó.

Pero la unión del hombre y la mujer no es el fin de la obra de Dios. Viene el “creced y multiplicaos”. Y viene que el matrimonio es el signo y preparación de la unión de Cristo con la Iglesia. Por eso el amor conyugal perfecto es el amor de caridad sobrenatural: un amor tan consagrado y exigente, que sólo puede venir de Dios.

Este amor sobrenatural respetará todo lo que hay de bueno en el amor conyugal humano: tendrá delicadezas y superdelicadezas que superan a todas las formas de amor puramente humano. Amar es olvidarse y sacrificarse, entregarse por el amado, es querer y realizar el bien del amado.

Para realizar la armonía de los dos seres tan diferentes, son necesarias muchas renuncias y sacrificios. Son diferentes por su pasado, su formación, sus gustos y personalidades. – Hay personas que cuando hablan del amor, se quedan sólo en lo humano y material. Los esposos que han recibido el sacramento deben vivir en otra onda, la onda sobrenatural.

Para llegar a vivir en esa onda sobrenatural, deben ir pasando por diversos grados. Es como para cualquier oficio importante de la vida. Por ejemplo, para llegar a ser doctor habrá que ir primero a la primaria, luego a la secundaria, luego a la universidad, etc. Así en el amor. Hay quienes al llegar al matrimonio creen haber llegado al final de la carrera. No. no. El matrimonio es “el arranque de una gran tarea”.

Así que el matrimonio es el arranque de una gran tarea, es la puerta de un camino largo. Y progresa según progrese el amor. El amor debe desarrollarse, debe aumentar y consolidarse a lo largo de la vida conyugal. A veces en el progreso se habla de amor infantil, adolescente, juvenil o adulto.

El amor tiene mucha variedad de formas, porque no todos somos iguales en el carácter. Se dice que hay amores serenos y amores tumultuosos, amores tranquilos y amores explosivos. También según la educación que haya habido del amor. Los caminos de crecimiento son diferentes, pero todos deben crecer.

Aunque los caminos de crecimiento sean diferentes, podemos poner 3 grados fundamentales: 1 - Cuando se busca el propio bien. Este no sería verdadero amor. 2 - Cuando se busca el bien de los dos: Se busca el bien propio, pero también del otro, o se busca el bien del otro, pero también el propio. 3 - Cuando se busca principal y casi únicamente el bien del otro a costa del propio bien.

Este es el más sublime y de lo que trataremos en otro tema. Así que tenemos que rehabilitar la palabra “amor”, porque el amor es la palabra limpia que hace vivir, es el fruto de la tierra buena y es sufrir.

El amor es un regalo eterno que nos da Dios. Automático

Es tener el corazón abierto y es perdón.

No dejes que pase tu tiempo sin más.

El amor es un camino largo y sin final.

No dejes que pase tu tiempo sin más.

El amor es nuestro canto a la vida que se da

y que espera un amanecer en la verdad.

El amor es nuestro canto a la vida que se da

y que espera un amanecer en la verdad.

Con la Sagrada Familia. AMÉN