Pino Ojeda Pino Ojeda Teror Gran Canaria 1916

Pino Ojeda

Pino Ojeda (Teror, Gran Canaria, 1916 - Las Palmas de Gran Canaria, 2002). Es pintora, autora de piezas teatrales y, sobre todo, poeta. Publicó sus primeros poemas en la revista Mensaje y en los pliegos de Alisio. Ha publicado varios poemarios desde Niebla de sueño en 1947. Algunos títulos: Como el fruto en el árbol (1954), La piedra sobre la colina (1964), Sosegada querella (1951), La soledad en el tiempo (1952), Con el paraíso al fondo (1954) o El salmo del rocío (Premio Fernando Rielo de poesía Mística, 1971). Textos para el teatro: El hombre que se quedó en la guerra, Morir una sola vez. Como pintora, se movió en el marco de un surrealismo personal y de abstracciones que expresó en forma de lacas. El CICCA ha acogido en 2002 la última muestra de su obra, preparada con su presencia pero inaugurada póstumamente.

Te busqué por la tierra, por largos pasillos de seres. Te busqué por las noches, por calles y sombras, por quietas esquinas agudas. Te busqué por los días. Nadie con carne y tacto me descubría tu nombre. Te busqué por los bosques: altas miradas rodaron por copas, por ramas, por quietas palmeras, por viejos pinos lejanos. Pero nada, nada tenía escrito tu nombre. Te busqué por las hojas sobre vientres de campos morenos. Te busqué por los trigos, por valles y praderas de lirios, por montañas, por fuentes. Por cada sendero oculto iba gritando tu nombre. Te busqué por los mares, por frágiles barcas de marineros mojados. Te busqué por algas, por peces, por rocas agudas, por olas y anchas playas doradas.

Te busqué más abajo, en lo hondo, entre viejas astillas de barcos remotos. Olvidadas cartas marinas no decían tu nombre. Te busqué por estrellas, por nubes, por albas, por quietos celajes. Te busqué por los aires, por la luna callejera, por locas primaveras saltando. Te busqué por el tiempo, por los siglos: fríos cementerios no tenían tu nombre. Te busqué por un signo, un signo de ave y nadie, nadie podría encontrarte. Te busqué por los sueños: por los sueños, tú me estabas esperando.

Siempre esperando. Desde aquella muerte temprana cuando aún estaban mis hojas tan verdes. Qué esperanzada pisaba los campos. Qué generosa y colmada mi mano. Qué afanada tras la cosecha. Noches interminables vigilaban al viento por si traía un mensaje. Esperas bajo el sol. Diálogos con la luna tristísima de invierno. Y qué dolor bajo el cielo que cubre tanto silencio, tanta pregunta sin respuesta. Van pasando los años. Nada sobre la tierra. Ninguna posible esperanza. Ninguna verdad madurando. Sólo silencio.

El legado de Pino Ojeda protagoniza el Día de Las Letras Canarias El Gobierno se decanta por la escritora y artista plástica en la edición de 2018