La Hospitalidad de Dios Rasgos de una Hospitalidad

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La Hospitalidad de Dios – Rasgos de una Hospitalidad Encarnada A HOSPITALIDAD EN EL

La Hospitalidad de Dios – Rasgos de una Hospitalidad Encarnada A HOSPITALIDAD EN EL NUEVO TESTAMENTO

La Hospitalidad de Dios – Rasgos de una Hospitalidad Encarnada …Y VINO A HABITAR

La Hospitalidad de Dios – Rasgos de una Hospitalidad Encarnada …Y VINO A HABITAR EN MEDIO DE LA POBREZA

La Hospitalidad de Dios – Rasgos de una Hospitalidad Encarnada

La Hospitalidad de Dios – Rasgos de una Hospitalidad Encarnada

 Hospitalidad que se transforma EN RESURRECCIÓN

Hospitalidad que se transforma EN RESURRECCIÓN

La Hospitalidad de Dios – Rasgos de una Hospitalidad Encarnada Una hospitalidad que permite

La Hospitalidad de Dios – Rasgos de una Hospitalidad Encarnada Una hospitalidad que permite la resurrección recobrar el aliento… que devuelve la vida… el futuro, la posibilidad de subsistencia Una hospitalidad que nos inserta en la vida de Dios, que es revelación… que leva a saborear existencialmente que Dios está con nosotros Una hospitalidad que es el mejor testimonio del Dios que nos habita Una hospitalidad que se deja acoger (Elías) y que acoge, que es sensible a la situación del otro (a la situación de la mujer) Una hospitalidad que tiene puesta la existencia en Dios, que sabe que sólo desde Él es posible el milagro, es posible contagiar Vida

La Hospitalidad de Dios – Rasgos de una Hospitalidad Encarnada Jesús solía hospedarse en

La Hospitalidad de Dios – Rasgos de una Hospitalidad Encarnada Jesús solía hospedarse en su casa Lc 10, 38 Yendo ellos de camino, entro en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibio en su casa. 39 Teni a ella una hermana llamada Mari a, que, sentada a los pies del Sen or, escuchaba su Palabra,

La Hospitalidad de Dios – Rasgos de una Hospitalidad Encarnada Juan 11, 1 -45

La Hospitalidad de Dios – Rasgos de una Hospitalidad Encarnada Juan 11, 1 -45 En aquel tiempo, se encontraba enfermo Lázaro, en Betania, el pueblo de María y de su hermana Marta. María era la que una vez ungió al Señor con perfume y le enjugó los pies con su cabellera. El enfermo era su hermano Lázaro. Por eso las dos hermanas le mandaron a decir a Jesús: “Señor, el amigo a quien tanto quieres está enfermo”

La Hospitalidad de Dios – Rasgos de una Hospitalidad Encarnada

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La Hospitalidad de Dios – Rasgos de una Hospitalidad Encarnada Lc «¿Ves a esta

La Hospitalidad de Dios – Rasgos de una Hospitalidad Encarnada Lc «¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y no me diste agua para los pies. Ella, en cambio, ha bañado mis pies con lágrimas y los ha secado con sus cabellos. No me diste el beso. Ella, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. No ungiste mi cabeza con aceite. Ella ha ungido mis pies con perfume.

La Hospitalidad de Dios – Rasgos de una Hospitalidad Encarnada La hospitalidad en el

La Hospitalidad de Dios – Rasgos de una Hospitalidad Encarnada La hospitalidad en el relato: Amor hecho servicio (Dimensión física) Ella, en cambio, ha bañado mis pies con lágrimas y los ha secado con sus cabellos”. Expresión de un amor que nos habita (D. afectiva) Ella, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. Expresión de un amor que dignifica nuestras vidas (D. transcendente) Ella ha ungido mis pies con perfume.

La Hospitalidad de Dios – Rasgos de una Hospitalidad Encarnada Lavar los pies: atender

La Hospitalidad de Dios – Rasgos de una Hospitalidad Encarnada Lavar los pies: atender su cansancio y necesidad Besar: sanar la dimensión afectiva. . . Ungir: reconocer lo divino del ser humano

Los franceses arrinconaron a los militares españoles, heridos o enfermos, sin proporcionarles los auxilios

Los franceses arrinconaron a los militares españoles, heridos o enfermos, sin proporcionarles los auxilios espirituales. Enterado el Padre Juan de la necesidad de aquellos nobles españoles, en su situación de marginados e incomunicados, a pesar de las obligaciones de su empleo en el Hospital y de la larga distancia que tenía que recorrer, acude durante cinco meses, todos los días, a - administrarles los sacramentos y - ayudarles con limosnas, alimentos y vestidos, - y procurar su rescate y liberación

Llamadas a amar desde la acogida a hospedar desde el amor “Esta virtud tan

Llamadas a amar desde la acogida a hospedar desde el amor “Esta virtud tan grata a Nuestro Señor, tan ejercitada por los santos del Antiguo y Nuevo testamento, es el principal objeto de nuestra hermandad”. El núcleo de la hospitalidad: “mirando en cada uno la persona de Cristo” (1804) “Como a una criatura hecha a la imagen y semejanza de la Santísima Trinidad, a unos prójimos criados para ver y gozar de Dios, a unos hermanos suyos en Jesucristo y al mismo Jesucristo que gusta de ser reconocido y reverenciado en sus pobres y recibe cuantos servicios les hacen como hechos a su misma persona” (1824)

La solidaridad tienen una dimensión de profundidad y la mística tiene como expresión una

La solidaridad tienen una dimensión de profundidad y la mística tiene como expresión una vida encarnada. Estas dos vertientes son: • la persona del otro; y ésta en un doble sentido: - el qué del otro (qué le pasa al otro): su necesidad, su situación su indigencia - el quién del otro (quién es el otro): su dignidad • mi/nuestra propia persona: - el cómo: la manera de hacer las cosas -el desde dónde/el porqué: quién mueve mi vida, es mi referente y horizonte J U A N B O N A L

Hospitalidad hasta el heroísmo Vuestra caridad sea sin fingimiento; detestando el mal, adhiriéndoos al

Hospitalidad hasta el heroísmo Vuestra caridad sea sin fingimiento; detestando el mal, adhiriéndoos al bien; amándoos cordialmente los unos a los otros; estimando en más cada uno a los otros; con un celo sin negligencia; con espíritu fervoroso; sirviendo al Señor; con la alegría de la esperanza; constantes en la tribulación; perseverantes en la oración; compartiendo las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad. Bendecid a los que os persiguen, no maldigáis. Alegraos con los que se alegran; llorad con los que lloran. Tened un mismo sentir los unos para con los otros; sin complaceros en la altivez; atraídos más bien por lo humilde; no os complazcáis en vuestra propia sabiduría. Sin devolver a nadie mal por mal; procurando el bien ante todos los hombres: en lo posible, y en cuanto de vosotros dependa, en paz con todos los hombres; no tomando la justicia por cuenta vuestra, (…)Antes al contrario: si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; y si tiene sed, dale de beber; … No te dejes vencer por el mal; antes bien, vence al mal con el bien. (Rm 12, 9 -21)