La mies es mucha pero cuando vayamos a

“La mies es mucha…”

…pero cuando vayamos a ponernos manos a la obra, si queremos ser contagiadores de ESPERANZA y FRATERNIDAD, deberemos ir muy en cuidado de no ponernos en las manos…

Guantes metálicos… …son los guantes de la FRIALDAD Con ellos no podremos contagiar acogida, calor humano, cercanía…

Guantes plástico… …son los guantes de la SUPERFICIALIDAD Con ellos no iremos al fondo de los problemas. Nos conformaremos con poner parches…

Guantes de trabajador de obra… …son los guantes de la RUTINA Con ellos no podremos contagiar confianza, ilusión, esperanza…

Guantes de boxeo… …son los guantes de la SUPERIORIDAD Con ellos humillaremos al otro. Le haremos sentir inferior en su necesidad, en su problema.

Guantes de jugador de golf… …son los guantes para SENTIRME BIEN Los guantes con los que utilizamos al otro para sentirnos bien, para tener el tiempo ocupado, para distraernos, o para ganarnos el cielo.

Guantes de motorista… …son los guantes de la RAPIDEZ …de los que quieren ver pronto resultados, de los que tienen prisa en cambiar situaciones y conductas y pierden la paciencia ante los fracasos. No saben adaptarse al ritmo de la persona necesitada.

Guantes de cocina… …son los guantes de la FALTA de TACTO Los guantes de la falta de sensibilidad, de empatía con el otro…

Guantes de portero… …son los guantes para LUCIRSE Los guantes de los que usan la caridad para lucirse ante los demás, para que les vean lo buenos que son y dar buena imagen, para que hablen bien de uno…

Guantes de vestir… …son los guantes de los PREJUICIOS Los guantes del juzgar por apariencias, del creer saberlo ya todo del otro… Con ellos no nos mostramos abiertos al otro, no contagiamos fraternidad

Los de guante blanco… …son los guantes de la COMODIDAD Con ellos no queremos implicarnos mucho en lo que hacemos. Se vive un compromiso de baja intensidad, light, descafeinado…

Ponernos estos guantes en las manos, entre otras cosas, hará que no lleguemos al corazón de nadie, ya que ellos no habrán llegado a entrar en nuestro corazón.

Si queremos ser contagiadores de ESPERANZA y FRATERNIDAD, pongámonos manos a la obra… sin guantes… con las manos desnudas, para contagiar el calor de nuestra humanidad, de nuestra cercanía, de nuestro apoyo, de la PRESENCIA del Dios que nos habita y mueve.