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La acción moral ¿QUE ACCIONES ME PERFECCIONAN COMO PERSONA? Las acciones morales que son las acciones libres y conscientes ¿COMO SÉ QUE UNA ACCIÓN ES BUENA ? Analizando los elementos de la acción moral: 1. EL OBJETO MORAL 2. LA INTENCION 3. LAS CIRCUNSTANCIAS

Elementos de la acción moral EL OBJETO MORAL El objeto moral: es la materia O EL ASUNTO desde el punto de vista moral. No se debe confundir el “objeto físico” con el “objeto moral” de la acción (una misma acción física puede ser objeto de actos morales diversos; p. ej. cortar con un bisturí, puede ser una operación quirúrgica, o puede ser un homicidio). • El valor moral de los actos humanos (el que sean buenos o malos) depende de que el acto coincida con el bien de la persona, según el juicio de la recta razón. • Se llama recta razón a la razón que me dice si una acción o decisión está encaminada a la perfección de mi naturaleza (a mi bien) o no. • Hay actos que son intrínsecamente malos porque son malos «siempre y por sí mismos, es decir, por su objeto, independientemente de las ulteriores intenciones de quien actúa y de las circunstancias

Elementos de la acción moral LA INTENCION La intención: designa el objetivo buscado en una acción. La intención es un movimiento de la voluntad hacia un fin; El objeto moral se refiere a lo que la voluntad quiere con el acto concreto (por ejemplo: matar a una persona, hacer un favor), mientras que la intención se refiere al por qué lo quiere (por ejemplo: para cobrar una herencia, para quedar bien delante de otros).

Elementos de la acción moral LAS CIRCUNSTANCIAS Las circunstancias son los elementos secundarios de un acto moral. Contribuyen a agravar o a disminuir la bondad o la maldad moral de los actos humanos (por ejemplo, la cantidad de dinero robado). Pueden también atenuar o aumentar la responsabilidad del que obra (como actuar por miedo) Las circunstancias «no pueden hacer ni buena ni justa una acción que de suyo es mala»

LAS ACCIONES DE DOBLE EFECTO Se tratan de actos del que se sigue un efecto bueno (o voluntario directo) y otro malo (voluntario indirecto) En ocasiones es inevitable tener que decidir asuntos de los que se siguen efectos malos no queridos, pero tampoco separables del efecto bueno que se busca. Por ejemplo, el médico que extirpa un tumor cerebral (efecto bueno voluntario, directamente buscado) muy posiblemente provoque hemiplejia al paciente (efecto malo, indirectamente voluntario) o por ejemplo, el militar que bombardea una ciudad enemiga, sabiendo de que morirán muchos inocentes: quiere directamente destruir al enemigo -voluntario directo-, y tolera la muerte de inocentes -voluntario indirecto-). Como es obvio, si los dos efectos fueran malos o buenos no se prestaría ninguna problemática en el dictamen ético. Pero muchas veces es inseparable la aparición de un efecto malo al pretender uno bueno.

LAS ACCIONES DE DOBLE EFECTO Para que sea lícito realizar este tipo de acciones es preciso que se reúnan cuatro condiciones: Primera: Que el objeto del acto sea en sí mismo bueno o al menos indiferente. Nunca sería lícito realizar algo en sí mismo malo. Es bueno recordad el principio ético: “el fin no justifica los medios” Segunda: Que el efecto inmediato o primero que se produce sea bueno, y el malo sea sólo su consecuencia necesaria. Es un principio que se deriva del anterior: resulta necesario que el buen efecto (y no el malo) se siga directamente de la acción, (por ejemplo, no sería lícito que para apoderarse del arsenal, tenga yo que bombardear primero las casas aledañas; no sería lícito que para salvar la vida de la madre se destrozara primero el feto vivo, pues el efecto primero de la acción es el aborto, etc. ) Tercera: Que el que actúa se proponga el fin bueno, es decir, el resultado del efecto bueno, y no el malo, que solamente lo tolera. El fin malo sólo se tolera, dada por su absoluta inseparabilidad del primero. Por ejemplo, el guardia que, amenazado de muerte por los asaltantes, entrega las llaves del establecimiento, ha de tener como fin salvar su vida, no que le roben a su patrón. Cuarta: Que exista un motivo proporcionado para permitir el efecto malo. Porque el efecto malo es siempre una realidad negativa, y sólo se ha de tolerar por causa proporcionada. No será lícito -siguiendo el primer ejemplo planteado-, que para apoderarse de un pequeño arsenal enemigo haya de ser arrasada toda una población: el efecto bueno (destruir unas cuantas municiones) no es proporcionado al malo (causar la muerte a muchos inocentes)

Etica y pasiones § Los sentimientos me dan información y ha de valorarlos. § He de decidir con la razón hacia donde los dirijo: no han de ser los motivos de mis acciones § EL DESORDEN de las pasiones oscurece la conciencia y debilita la voluntad