ALEJANDRA PIZARNIK CARMEN MARTN GAITE RAMN MARA DEL

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ALEJANDRA PIZARNIK CARMEN MARTÍN GAITE RAMÓN MARÍA DEL VALLE-INCLÁN ROSA CHACEL JOSÉ LEZAMA LIMA

ALEJANDRA PIZARNIK CARMEN MARTÍN GAITE RAMÓN MARÍA DEL VALLE-INCLÁN ROSA CHACEL JOSÉ LEZAMA LIMA ANTONIO MACHADO SALVADOR ESPRIU BENITO PÉREZ GALDÓS ROSALÍA DE CASTRO EMILIA PARDO BAZÁN GABRIEL ARESTI PÍO BAROJA

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TAREA • Buscar en internet y copiar en una hoja: Ø Fecha y lugar de nacimiento Ø Estilo literario Ø Obras importantes Ø Fragmento de 5 -10 líneas de una obra para leer en voz alta.

PABLO NERUDA • Poeta • Veinte poemas de amor y una canción desesperada, Barcelona,

PABLO NERUDA • Poeta • Veinte poemas de amor y una canción desesperada, Barcelona, Seix Barral, 1990. • 1904 -1973, Santiago de Chile “Cuerpo de mujer mía, persistiré en tu gracia. Mi sed, mi ansia sin límite, mi camino indeciso! Oscuros cauces donde la sed eterna sigue, y la fatiga sigue, y el dolor infinito. ”

ALEJANDRA PIZARNIK Y sobre todo mirar con inocencia. Como si no pasara nada, lo

ALEJANDRA PIZARNIK Y sobre todo mirar con inocencia. Como si no pasara nada, lo cual es cierto.

CARMEN MARTIN GAITE Sigo bajando los ojos. Más libros, formando dos paredes encima del

CARMEN MARTIN GAITE Sigo bajando los ojos. Más libros, formando dos paredes encima del radiador, y entre ellas, sujetándolas, la cesta de costura que fue de la abuela Rosario.

RAMÓN MARÍA DEL VALLE-INCLÁN ”Ya sólo distinguí una sombra que rezaba bajo la lámpara

RAMÓN MARÍA DEL VALLE-INCLÁN ”Ya sólo distinguí una sombra que rezaba bajo la lámpara del presbiterio: era mi madre, que sostenía entre sus manos un libro abierto y leía con la cabeza inclinada. De tarde en tarde, el viento mecía la cortina de un alto ventanal. Yo entonces veía en el cielo, ya oscuro, la faz de la luna, pálida y sobrenatural como una diosa que tiene su altar en los bosques y en los lagos. . . Tuve miedo como no lo he tenido jamás, pero no quise que mi madre y mis hermanas me creyesen cobarde, y permanecí inmóvil en medio del presbiterio, con los ojos fijos en la puerta entreabierta. ” Jardín Umbrío

ROSA CHACEL “No es posible dudarlo: su meta es el límite de la posibilidad

ROSA CHACEL “No es posible dudarlo: su meta es el límite de la posibilidad del hombre. Tanto los surgidos como leve balbuceo, antes que ninguna forma madura, como los creados por el hombre próximo a la tierra, privado de la sociedad culta, de frente a una cultura admirada u odiada, perseguido o inadvertido por ella; todos, en fin, tienen las medidas de los grandes cánones; todos aspiran, o acaso atentan, a la perfecta norma que lleva al hombre más allá de sí mismo. “ Cultura y pueblo

JOSE LEZAMA LIMA " A veces lo invisible, que tiene una pesada gravitación, y

JOSE LEZAMA LIMA " A veces lo invisible, que tiene una pesada gravitación, y en eso se diferencia de lo irreal, que tiende más bien a levitar, se muestra limitado, reiterado, con lamentable tendencia al lugar común. Me dormí con un sueño ocupado y hojoso hasta la medianoche. Así que me desperté con una mitad del cuerpo muy descansado, aunque no podría precisar cual era esa mitad. “Paradiso

ANTONIO MACHADO “Caminante, son tus huellas el camino, y nada más; caminante, no hay

ANTONIO MACHADO “Caminante, son tus huellas el camino, y nada más; caminante, no hay camino, se hace camino al andar. ” Proverbios y cantares

SALVADOR ESPRIU Quina petita pàtria encercla el cementiri! Aquesta mar, Sinera, turons de pins

SALVADOR ESPRIU Quina petita pàtria encercla el cementiri! Aquesta mar, Sinera, turons de pins i vinya, pols de rials. No estimores més, excepte l'ombra viatgera d'un núvol. El lent record dels dies que són passats per sempre. Cementiri de Sinera

BENITO PÉREZ GALDÓS " Tenía la Benina voz dulce, modos hasta cierto punto finos

BENITO PÉREZ GALDÓS " Tenía la Benina voz dulce, modos hasta cierto punto finos y de buena educación, y su rostro moreno no carecía de cierta gracia interesante que, manoseada ya por la vejez, era una gracia borrosa y apenas perceptible. Más de la mitad de la dentadura conservaba. Sus ojos, grandes y oscuros, apenas tenían el ribete rojo que imponen la edad y los fríos matinales. Su nariz destilaba menos que las de sus compañeras de oficio, y sus dedos, rugosos y de abultadas coyunturas, no terminaban en uñas de cernícalo. Eran sus manos como de lavandera y aún conservaban hábitos de aseo. Usaba una venda negra bien ceñida sobre la frente; sobre ella, pañuelo negro, y negros el manto y vestido, algo mejor apañaditos que los de las otras ancianas. ” Misericordia

ROSALÍA DE CASTRO Te amo. . . ¿Por qué me odias? -Te odio. .

ROSALÍA DE CASTRO Te amo. . . ¿Por qué me odias? -Te odio. . . ¿Por qué me amas? Secreto es éste el más triste y misterioso del alma. Mas ello es verdad. . . ¡Verdad dura y atormentadora! -Me odias porque te amo; te amo porque me odias.

EMILIA PARDO BAZÁN Al acabarse el repecho, volvió el jaco a la sosegada andadura

EMILIA PARDO BAZÁN Al acabarse el repecho, volvió el jaco a la sosegada andadura habitual, y pudo el jinete enderezarse sobre el aparejo redondo, cuya anchura inconmensurable le había descoyuntado los huesos todos de la región sacro-ilíaca. Respiró, quitóse el sombrero y recibió en la frente sudorosa el aire frío de la tarde. Caían ya oblicuamente los rayos del sol en los zarzales y setos, y un peón caminero, en mangas de camisa, pues tenía su chaqueta colocada sobre un mojón de granito, daba lánguidos azadonazos en las hierbecillas nacidas al borde de la cuneta. Los pazos de Ulloa

GABRIEL ARESTI Armak kenduko dizkidate, eta eskuarekin defendituko dut nire aitaren etxea; eskuak ebakiko

GABRIEL ARESTI Armak kenduko dizkidate, eta eskuarekin defendituko dut nire aitaren etxea; eskuak ebakiko dizkidate, eta besoarekin defendatuko dut nire aitaren etxea. Me quitarán las armas y con las manos defenderé la casa de mi padre; Me cortarán las manos, y con los brazos defenderé la casa de mi padre.

PIO BAROJA La Venancia era una de esas viejas secas, limpias y trabajadoras; se

PIO BAROJA La Venancia era una de esas viejas secas, limpias y trabajadoras; se pasaba el día sin descansar un momento. Tenía una vida curiosa. De joven había estado de doncella en varias casas, hasta que murió su última señora y dejó de servir. La idea del mundo de la Venancia era un poco caprichosa. Para ella, el rico, sobre todo el aristócrata, pertenecía a una clase superior a la humana. Un aristócrata tenía derecho a todo: al vicio, a la inmoralidad, al egoísmo; estaba como por encima de la moral corriente. Una pobre como ella, voluble, egoísta o adultera, le parecía una cosa monstruosa; pero esto mismo en una señorona lo encontraba disculpable. El árbol de la ciencia