Todos los evangelistas terminan su obra con la
Todos los evangelistas terminan su obra con la misión. Jesús “se va” y su misma misión queda en manos de sus seguidoras y seguidores. Aceptar a Jesús es la aceptación de la misión. El sentido de la vida de todas las personas cristianas, sin excepción, es muy preciso: han sido elegidas para dar a conocer lo que han recibido. Quien acepta la misión es para convertirse en mensajero/a de Jesús. José Enrique Ruiz de Galarreta Texto: Mateo 28, 16 -20. Pascua 7 A. Ascensión de Jesús. Comentarios y presentación: Asun Gutiérrez. Música: Mendelssohn. Concierto violín.
16 Los once discípulos fueron a Galilea, al monte donde Jesús los había citado. 17 Al verlo, lo adoraron; ellos que habían dudado. Jesús encomienda su misión a sus discípulas y discípulos. Ése es el mensaje de la Ascensión. Yo también soy un-a discípulo/a. ¿Dónde me cita Jesús? ¿Dónde me reúno con Él y con l@s demás? La presencia de Jesús provoca adoración y duda. La duda es compañera inseparable de la fe itinerante. Es el claroscuro de la fe: fe y vacilación, claridad y desconcierto. . .
18 Jesús se acercó y se dirigió a ellos con estas palabras: -Dios me ha dado autoridad plena sobre cielo y tierra. 19 Poneos, pues, en camino, haced discípulos a todos los pueblos y bautizadlos para consagrarlos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, Jesús se nos acerca. Siempre está cerca. Nos invita y anima a mirar hacia delante, a seguir su camino, a ponernos en camino. No dice que nos quedemos esperando, sino que vayamos hacia donde están las personas, sus alegrías, sus dificultades, sus esperanzas. . . , y que nos comprometamos en el empeño de trabajar para que nuestro mundo sea más justo, más solidario, más limpio, más fraterno, más libre, más pacífico, más feliz para tod@s. Como hace Él. La tarea está en la vida de cada día. La fórmula “Padre, Hijo y Espíritu Santo”, nos recuerda que el Dios de Jesús es Amor comunicado. Amar es su gloria y su poder. Igual que la nuestra.
20 enseñándoles a poner por obra todo lo que os he mandado. Jesús nos enseña y encarga mostrar, con nuestras palabras y, sobre todo, con nuestra vida, el modelo que nos dejó: su humanidad profunda, su personalidad sensible, su coherencia y valentía, su mirada misericordiosa, su alegría , su libertad y solidaridad, su capacidad y disponibilidad de ayudar y servir. Demostramos que Jesús es amor, amando. Que es misericordia, acogiendo y aliviando. Que es gozo, viviendo y contagiando alegría. Demostramos que Jesús es solidaridad, compartiendo, uniendo, colaborando. . . Es nuestra misión hacer presente su presencia en el mundo, comunicar la Buena Noticia, ser Buena Noticia.
Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el final de este mundo. Son las últimas palabras de Jesús en los tres sinópticos. No hay alejamiento ni dolor de despedida, es un mensaje de consuelo, fiesta, alegría y júbilo. Una gran noticia. La Ascensión no es el final de la actividad de Jesús, es el comienzo del testimonio y de la misión de sus seguidoras y seguidores. Él sigue con nosotr@s, alimenta nuestra esperanza y nos hace capaces de proporcionar esperanza a l@s demás. Jesús es un amor que nunca se retira. Nos invita a vivir como vivió él, tratando de poner el cielo en la tierra. Para lograrlo no estamos sol@s ni abandonad@s. Contamos siempre con su presencia. Él nos acompaña todos los días. Es su promesa y nuestra alegría.
Marchad sin miedo. Vosotros sois mis testigos en medio del mundo. ¡Salid, amigos y amigas! Marchad sin miedo. Sed expresión de la ternura del Dios de la vida. Ternura en vuestro rostro, ternura en vuestros ojos, ternura en vuestra sonrisa, ternura en vuestras palabras, ternura en vuestras obras, ternura en vuestra lucha. ¡Salid, amigos y amigas! Marchad sin miedo. Os esperan fuera ciudadanos y vecinos. Vosotros sois manos para construir un mundo nuevo de fraternidad, libertad y justicia. Vosotros sois mis labios para anunciar a pobres y marginados la buena noticia de la libertad y la abundancia. . . /. . .
. . . /. . . Vosotros sois mis pies para acudir al lado de las personas que necesitan gestos de ánimo y palabras de bien. Vosotros sois mi pasión para hacerme creíble en vuestras casas y ciudades y lograr que niños y adultos vivan como hermanos. Vosotros sois mi avanzadilla para lograr la primavera del Reino y ofrecer las primicias a los que más lo necesitan. ¡Salid, amigos y amigas! Marchad sin miedo. Derramad por doquier ternura y vida. ¡Salid, amigos y amigas! Marchad sin miedo. Mirad toda esa multitud que os espera. Marchad con alegría. ¡Yo os acompaño todos los días! Florentino Ulibarri
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