SAN FRANCISCO DE SALES UBICACIN HISTORICA A Francisco
SAN FRANCISCO DE SALES
UBICACIÓN HISTORICA A Francisco de Sales lo encontramos a mediados del siglo XVI y principios del XVII. Están en todo su auge el Renacimiento y el Humanismo. Se distingue entre Humanismo ateo y Humanismo cristiano. El de SFS. es un “Humanismo devoto”. Se entiende por “devoción”, la búsqueda de la perfección a través del amor de Dios. No es casual, que sus obras máximas sean: La Introducción a la vida devota y el Tratado del amor de Dios.
INTUICIÓN GENIAL Uno de los aportes más grandes de SFS. es la doctrina, acerca de la santidad. La santidad es posible a todos, sea de la condición que sean. Su dirección espiritual se adaptaba a la situación de cada persona. Por otra parte, según nuestro Santo, la santidad se vive en el cotidiano. El camino de la santidad no es otro que el del amor: a Dios y al prójimo. No es buen síntoma, decía, ser muy fervorosos en la oración, pero evadir las responsabilidades en la vida de cada día. Las virtudes hay que practicarlas en lo íntimo de cada persona. Privilegia las virtudes sencillas, que nacen al pie de la cruz: sencillez, humildad, mansedumbre.
NECESIDAD DE LA ASCESIS A pesar de que su visión de la persona humana es fundamentalmente optimista, no niega la necesidad de la ascesis. Pero no acepta una ascesis meramente externa: cilicios o ayunos exagerados, sino la mortificación interna. Para él, la verdadera ascesis es la aceptación serena de las dificultades de cada día, y la actitud de entrega y disponibilidad para el apostolado. En esto consiste el “Da mihi animas”, que fue para él como un programa de santidad.
OPTIMISMO SALESIANO Su visión de la persona humana es eminentemente positiva. Según él, El hombre es la perfección del universo. El espíritu, la perfección del hombre. El amor, la perfección del espíritu. La caridad, la perfección del amor. Tiene también una visión positiva del cuerpo humano. Al que considera como instrumento de perfección. Por eso mismo rechaza todo aquello que atente contra la integridad personal
SU DOCTRINA SOBRE EL AMOR Distingue el amor de benevolencia y el amor de complacencia. El primero es el amor con el que Dios nos ama. La respuesta de la criatura es la complacencia en ese amor. De allí brota el amor de benevolencia hacia Dios: que consiste en querer el bien del Señor, que El sea conocido y amado. Esta es la raíz de la pasión apostólica. Vivir según el beneplácito divino es una de las cimas más altas de la espiritualidad salesiana. En esta línea se coloca la máxima tan amada por nuestro Santo: Nada pedir, nada rehusar Además: Su norma de vida y de formación espiritual: Todo por amor, nada por fuerza.
LOS TRES GRADOS DE EXTASIS Éxtasis del entendimiento. Éxtasis del afecto Éxtasis de la acción Se alcanzan mediante: La Admiración El afecto La actividad SFS. prefiere el éxtasis de la acción. Este grado es típico suyo, y lo alcanzó también Don Bosco
LA ORACIÓN El camino para alcanzar el amor es la oración. Una de las fuentes de su espiritualidad es la doctrina de Santa Teresa de Jesús. Entre los medios para adelantar espiritualmente SFS. propone el “retiro espiritual”, es decir, la capacidad de silencio interior en medio de la actividad. Insiste también en la importancia de la oración vital, que es siempre compatible con todas las ocupaciones. Esta oración precede, acompaña y prosigue a la acción. Es una oración integrada en la vida: surge de la vida y lleva a ella. Lleva la vida a la oración y la oración a la vida.
LA MEDITACIÓN Tiene un puesto clave la meditación de cada día Es como un rumiar nuestro pensamiento en Dios Hay que cuidar su preparación, poniéndose en la presencia de Dios. Luego sigue la consideración, para mover los afectos hacia Dios. En seguida invita a ofrecer estos buenos propósitos. Por último, enseña la práctica de hacer un ramillete de flores de devoción y llevarlo durante el día, como si se aspirara su aroma. Tres ejercicios espirituales estima mucho el Santo: La presencia de Dios, la realización de su Voluntad y la pureza de intención.
SU ARDOR APOSTÓLICO La figura del Obispo de Ginebra es grandiosa, por su celo pastoral. Es admirable su entrega a la diócesis, en medio de una actitud negativa y refractaria hacia la Iglesia Católica, por el hecho de ser calvinista en su mayoría. Nuestro Santo vio en Ginebra una nueva Jericó, cuyos muros debía derribar a punta de oración y de amor. Sus visitas pastorales revelan la pasión de un alma enamorada, que lo entrega todo por amor. También la creatividad, la pedagogía de la bondad y la paciencia con los calvinistas. A través de la actividad de la buena prensa evangelizó a su diócesis
SUS VIRTUDES PREDILECTAS Entre las virtudes que más acentúa, están la dulzura y la mansedumbre. Estas virtudes impresionan en una época de guerra, intolerancia y violencia. Para SFS. , siguiendo a San Bernardo, la caridad es perfecta cuando es dulce y amable. La dulzura es la flor de la caridad. Es providencial que haya tenido estas actitudes, porque tuvo que luchar mucho con los herejes. Los trataba con bondad, los escuchaba pacientemente, los convencía con su lenguaje sencillo y lleno de amor y comprensión. La dulzura, debe brotar de lo íntimo de la persona, y tiene que comenzar con nosotros mismos. No debemos enojarnos por nuestras debilidades e imperfecciones. Debemos mirarnos con misericordia y paciencia, y animar nuestro corazón a ser mejores. Esto exige unas condiciones: Reconocer con humildad nuestra fragilidad, voluntad de superarnos y confiar en la ayuda de Dios. La dulzura nos hace comprensivos hacia los demás.
SU AMOR A MARÍA Es bellísimo el testimonio de amor a María, la más amada por Dios y la más capaz de amar. SFS. tuvo la experiencia de haber sido salvado, en sus años de juventud, de una crisis de fe, gracias a la intervención de María. La crisis se derivó de la oscura visión jansenista Inspirado por María fundó el Monasterio de la Visitación. Toda su vida fue un caminar de la mano de María.
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