Sacramentos 98 Matrimonio 10 El matrimonio se fundamenta

Sacramentos 98 Matrimonio 10

El matrimonio se fundamenta en el amor: un amor que es grande y delicado cuando llega a la tercera etapa o tercer grado. Lo que pasa es que para una mayoría es desconocido, porque se quedan en el primer grado, en el del egoísmo, o lo más en el 2º al buscar el bien del otro muy envuelto en el amor propio.

Suele haber mucha corrupción del amor. Y como el matrimonio es algo muy bueno, se da aquello de que “la corrupción de lo mejor es lo peor”. También es verdad aquello de que “el matrimonio sin amor conduce al amor fuera del matrimonio”. Puede ser que habría algo de amor; pero se corrompió y se volvió corruptor.

Una gran dificultad para llegar al amor pleno en el matrimonio es que no es fácil. De hecho en esta vida hay que sacrificarse para conseguir las cosas buenas. El amor conyugal es algo muy grande y muy bueno. Por eso muchos esposos reconocen que el sufrimiento les ha llevado en su amor a una intensidad y profundidad que sin el sufrimiento no lo hubieran conocido.

La felicidad no es un estado sino una conquista. En realidad la felicidad total será sólo en el cielo. Aquí la vamos conquistando. El sufrimiento la nutre y la sostiene. Y esto se palpa en muchos hogares. El sufrimiento puede lograr que el amor tenga prestigio y éxito.

Los hogares felices no son aquellos donde no entra el luto, las enfermedades, dificultades grandes o fracasos. Son aquellos donde los esposos viven de acuerdo, se entienden bien, los que no son socavados en su misma esencia por la duda mutua o el desafecto; son aquellos donde el amor se fortalece en el paso de los días buenos o malos.

Esta renuncia o sacrificio comienza desde el primer día del matrimonio, cuando en verdad se va haciendo el verdadero descubrimiento del otro, viendo cosas que antes no sospechaba. Descubrirlo con amor significa alejar las quejas y las dudas sobre su elección o los sueños que se había fabricado, para poder seguir adelante en el amor.

Hay que saber descubrir las nuevas virtudes o defectos del otro con renuncia y sacrificio. Si los esposos se refugian en la mentira es señal de que no se quieren. Dos “amantes” no son seres que se aman de verdad, porque se suelen mentir constantemente. Pero el amor no vive de mentiras.

No es fácil para los esposos aceptar los pasados distintos en tendencias y caracteres. Por ello es inevitable que cada uno de los esposos sufra por el otro y haga sufrir al otro. Pero el aceptar ese sufrimiento va dando mucha alegría y felicidad por la comprensión, aunque haya pequeñas rozaduras o ligeras incomprensiones.

Se necesita sacrificio y esfuerzo para reducir las oposiciones de carácter y para armonizar inteligencias y sensibilidades distintas. Ese esfuerzo requiere atención, flexibilidad, paciencia y valor. Recordando lo que decíamos sobre la penitencia, esto puede ser para los esposos como una penitencia: limando roces con quien vive más cerca de nosotros.

A veces es bueno reírse, no el uno del otro, sino el uno con el otro. ¡Qué malo cuando los esposos no saben reír! El buen humor es el aliado del amor. El buen humor disipa los equívocos, no destruye el sufrimiento, pero lo alivia.

El amor sólo avanza, si vive en el sufrimiento. . En la última edad del amor, en las cercanías de la vejez, si han avanzado con sacrificio venciendo los enemigos del amor, son recompensados por la transparencia de su amor. Habrán pasado momentos de sufrimientos, pero podrán pensar que Jesús triunfó venciendo al dolor.

Cuando llame a tus puertas el dolor y te invada la tristeza y la opresión, Automático

piensa en tu dolor, que el Señor también sufrió

y verás que todo cambia de color.

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Muchos son los enemigos que tiene el amor conyugal. El primero y más peligroso es el amor propio, el egoísmo. A veces dice algún casado: Esperaba mucho del amor y me ha decepcionado. La verdad es que son ellos que han decepcionado al amor por ser egoístas. Los que llegan al matrimonio sólo con peticiones, son rechazados. Los que lo dan todo, lo reciben todo.

En la vida conyugal donde los deben ser solidarios, el egoísmo de uno solo basta para derrumbar la obra común. El egoísmo en cada etapa de la vida tiene como su forma propia. Hay momentos en que el egoísmo toma formas tan sutiles que llega a separar esposos muy unidos sin que ellos mismos se den cuenta. Por eso conviene estar alerta: vigilar y orar.

En la edad madura el egoísmo les hace como internarse en una especie de prisión interior. El hombre fácilmente se vuelve maniático, exigente, y la mujer, acaparadora y obstinada. El egoísmo puede aparecer en el amor hacia los hijos por la exagerada preferencia por alguno.

El egoísmo se muestra también en hablar siempre sin saber escuchar, o en callar siempre sin poner esfuerzo en participar con el otro sobre las propias ideas y sentimientos. Hay que saber dialogar: no hablar siempre ni callar siempre. A veces viven como “paralelas vivas”, parecen unidos, pero viven como extraños uno del otro.

Egoístas son también quienes quieren oponer el amor conyugal al amor de Dios. Creen que amar a Dios no va con el amor en el matrimonio. Va unido (pero de esto hablaremos en otro tema). Si en la cercanía de la vejez se han rehuido los sacrificios que purifican y sostienen el acogimiento y la donación, el egoísmo hace que sólo vean las apariencias y no la realidad.

Otro enemigo es la ilusión de encontrar en el matrimonio la felicidad fácil y sin eclipses. Es muy fácil amar cuando se tiene del amor un provecho inmediato; pero lo importante es amar cuando es preciso sacrificarse por la dicha del otro. El camino de la felicidad es largo y penoso. Requiere muchos cuidados y pruebas y la bendición de Dios.

Al principio suele ser fácil. El peligro está en acostumbrarse a una vida fácil, porque entonces disminuye la capacidad de sacrificio. Habrá momentos en que haya que hacer sacrificios; pero cuando uno se ha acostumbrado a la vida fácil, no sabe lo que es eso de sacrificarse y viene el peligro en el amor.

Otro enemigo del amor es la desidia o la pereza. La fatiga que producen los trabajos u ocupaciones externas impide que se ponga el esfuerzo conveniente en lo que es más importante, que es crecer en la relación de amor entre los esposos. Porque se necesita el gesto de generosidad y la palabra de sostén y confianza para seguir en el verdadero amor.

Otro enemigo del verdadero amor es el flirteo. Es una actitud de dar al otro la impresión falsa y engañosa de amor. Es una mentira y una deslealtad. Es como un deseo de divertirse. Por eso lo llaman algunos: “Jugar al amor”. Pero el amor no es un juego. Este deseo de divertirse con la otra persona, sin querer llegar a más, desgarra corazones y destroza vidas ajenas.

Hay mujeres que se quedaron desorientadas para siempre en el amor, por tener que sufrir esta broma pesada, que a veces llega hasta haber apuestas entre varios sobre la conquista o no de tal persona. Conquista sin amor. Es jugar al amor sin comprometerse. Es broma pesada y un enemigo del amor.

Otro peligro del amor verdadero es una idea antigua que se llama “amor platónico”. Se le dan diversas interpretaciones. Una es que nacemos como mitades de un todo, que hay que buscar. Es como lo de la “media naranja”. Cuando se encuentran, parece que el mundo es de ellos. Este idealismo va contra la misma vida, pues hay muchos que aman a quien no pueden amar o no aman a quien les ama.

Otro peligro para algunos es querer sustraerse al tiempo, como si apenas no existiera pasado o futuro. Y con ello se encierran más. La casa de los buenos esposos no es una casa cerrada: mira al pasado y al futuro y sobre todo mira a Dios. Los esposos no están aislados. No son suficientes a sí mismos. Todos necesitamos.

Otro enemigo es considerar el matrimonio como una meta, como un punto de descanso o un puerto de refugio. Ya dijimos que el matrimonio es el principio de un camino largo hacia un amor más profundo. Por eso, amigo que estás comenzando tu matrimonio, “el camino ha comenzado para ti”; pero con la esperanza de una gran luz.

El camino ha comenzado para ti. Automático

Va muy lejos, pon tus ojos mas allá,

que aun es mucho lo queda hasta el final.

con el llanto, con las penas y el dolor.

Pero sea la esperanza nuestra luz

Hacer CLICK

También es un peligro del amor el confundir amor con pasión. La pasión es fundamentalmente la imaginación voluntaria de nuestra libertad. Cuando uno tiene pasión, es esclavo de esa pasión que es una fuerza contra la que parece que no puede la voluntad. Esto pasa sobre todo cuando el alma está vacía de Dios. Quien se deja llevar por la pasión no tiene verdadero amor.

Enemigo del amor o más bien enfermedad del amor son los celos. Cuando los celos son intensos, llega a ser una enfermedad psíquica o sicológica y realiza grandes trastornos en la personalidad. El celoso, cuando llega a este grado de enfermedad, cela sin motivos, sin justificación.

Otro enemigo del amor es creer en él como en algo absoluto. Es creer en el ser humano como en un dios: Creer que la mujer puede conceder al hombre y el hombre a la mujer una felicidad plena, como si fuese una vuelta al paraíso terrenal. Sabemos que aquí sólo puede darse una unión insuficiente en la oscuridad de la fe y llevado por el sufrimiento que purifica las almas.

El querer divinizar al ser amado es una idolatría y pronto conduce a la indiferencia y hasta la repulsión. Una cosa es amar a una persona y otra es idolatrarla. Amar es entre iguales o que tienden a ser iguales. Cuando uno ensalza demasiado a una persona y descubre después lo imposible, llega a la indiferencia o la repulsión. Se dan muy pocos casos de esto. El cónyuge amado no es un dios sino un don de Dios.

Un enemigo del amor es cuando para unos esposos sólo cuenta el lecho conyugal. Ven en la unión de los cuerpos la solución a todos los conflictos. Eso es tener un punto de vista muy corto. La realidad de la carne tiene su importancia, pero no debe subordinarse todo a ella. Es como una especie de idolatría.

Otro enemigo del amor es la ambición. Si un hombre, por la ambición de dinero, se dedica demasiado a su profesión o negocio, llega un momento en que la tensión se hace dolorosa entre las exigencias del hogar y las de la profesión. Es necesaria mucha rectitud de juicio y derechura del corazón para que la ambición por el dinero no haga sufrir lo más necesario en el hogar.

Un enemigo del amor es el espíritu de contradicción. Habrá momentos y situaciones en que los esposos no estarán de acuerdo. Pero cuando sólo hay deseo de «llevar la contraria» en cosas que no se gana nada porque sea de una o de otra manera, hace que se pierda la paz en el hogar. Y si se pierde la paz y la armonía, sí se ha perdido algo importante.

Por eso, si alguien en cosa de poca importancia está equivocado de buena fe, más vale dejarle en esa buena fe que perder la paz. Si por cualquier asunto “de poca monta” se suscita una discusión entre los esposos, el amor se va perdiendo. Suele decirse que dos no discuten si uno no quiere.

La violencia trae violencia. Y para que haya armonía en el hogar se deben tratar con dulzura y amabilidad. Tratamos de la violencia en las palabras; pero esta violencia se puede manifestar en forma de sonsonete o retintín o por medio de una sonrisa irónica. A veces se dice “ te doy la razón”, pero con un tono despectivo que no es dar la razón, pero sí quita mucho amor.

Un obstáculo para el amor entre los esposos puede ser el demasiado apego a la familia de origen. Sabemos que una cosa es la familia y otra los familiares. Cuando uno se casa, los que antes eran familia pasan a ser familiares. Y cuando él o ella se apoya demasiado en la familia de origen, la otra parte sufre, porque ya no es propio del ser “una sola carne”. Hasta los propios hijos pueden ser obstáculo. Deben saber que antes que padres son esposos.

Un obstáculo del amor puede ser el autoritarismo. El esposo (y a veces ella) no debe ser como un ogro. Los cristianos, hemos dicho, ponen la autoridad en servir al otro. En la exhortación al principio del matrimonio se solía decir: El marido por tener paz muchas veces ceda de su derecho y autoridad”.

Obstáculo para el amor puede ser el no poder vivir solos. Muchas veces no hay más remedio por las condiciones sociales o económicas. Pero que procuren la mayor intimidad posible. Hay muchos enemigos que pueden venir de fuera. Algo importante es que oren, cada uno y mejor que sea juntos. Que pidan por ellos y porque ninguna familia se acabe por falta de amor.

Que ninguna familia comience en cualquier de repente, Automáticoo

que ninguna familia se acabe por falta de amor.

y que nada en el mundo separe un hogar soñador.

Que ninguna familia se albergue debajo del puente,

y que nadie interfiera en la vida y en la paz de los dos,

y que nadie los haga vivir sin ningún horizonte,

y que puedan vivir sin temer lo que venga después.

La familia comience sabiendo porqué y dónde va

y que el hombre retrate la gracia de ser un papá.

La mujer sea cielo y ternura y afecto y calor,

y los hijos conozcan la fuerza que tiene el amor.

Bajo la protección de María, la Madre, AMÉN