Jesús recorría las aldeas, los pueblos y las ciudades de Palestina. Anunciaba a la gente la Buena Noticia para que fueran felices.
Jesús decía: “Dios es mi Padre y vuestro Padre y todos vosotros sois mis hermanos”.
Jesús se sentaba en la plaza del pueblo para enseñarles su mensaje: “Amaos unos a otros”. A veces se subía a una barca y desde la orilla del lago les decía: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”.
El núcleo de la Buena Noticia de Jesús es el anuncio de que Dios es nuestro Padre. Él nos ama y quiere hacer un mundo nuevo: su Reino.
Quien cree esta Buena Noticia sabe que está en manos de Dios Padre y trata a todos como hermanos.
Jesús nos pide que tratemos a los demás como queremos que los demás nos traten a nosotros. De esta manera aprendemos a vivir como hermanos y a ser felices.
Bendito seas, Padre, por todos los que te buscan siguiendo tu camino.
Moisés y su pueblo, en busca de la dicha. Abraham, el peregrino de la fe. El buen samaritano, en busca del hermano que le necesita. Jesús, que quiso pasar por el mismo camino que nos mostró.
Nosotros, Padre, ahora queremos marchar por el camino de la amistad, el amor y la vida.
¡Gracias, Padre, por cuidar de nosotros! ¡Tu palabra, Señor, es camino, verdad y vida!