Producciones GONPE presenta Margarita Debayle A margarita debayle
Producciones GONPE presenta Margarita Debayle “A margarita debayle” Rubén Darío Ratón, no, por favor.
Margarita, está linda la mar, y el viento, lleva esencia sutil de azahar: tu aliento,
MARGARITA, te voy a contar un cuento:
Este era un rey que tenía un palacio de diamantes,
una tienda hecha del día y un rebaño de elefantes,
un kiosko de malaquita, un gran manto de tisú,
y una gentil princesita, tan bonita,
Margarita, tan bonita, como tú.
Una tarde, la princesa vio una estrella aparecer; la princesa era traviesa y la quiso ir a coger.
Y se fue camino arriba, por la luna y más allá; más lo malo es que ella iba sin permiso del papá.
Cuando estuvo ya de vuelta de los parques del Señor, se miraba toda envuelta en un dulce resplandor.
Y el rey dijo: «¿Qué te has hecho? te he buscado y no te hallé; y ¿qué tienes en el pecho que encendido se te ve? » .
La princesa no mentía. Y así, dijo la verdad: «Fui a cortar la estrella mía a la azul inmensidad» .
Y el papá dice enojado: «Un castigo has de tener: vuelve al cielo y lo robado vas ahora a devolver» .
La princesa se entristece por su dulce flor de luz, cuando entonces aparece sonriendo el Buen Jesús.
Y así dice: «En mis campiñas esa rosa le ofrecí; son mis flores de las niñas que al soñar piensan en mí» .
Viste el rey ropas brillantes, y luego hace desfilar cuatrocientos elefantes a la orilla de la mar.
La princesita está bella, pues ya tiene el prendedor en que lucen, con la estrella, verso, perla, pluma y flor.
Hecho en Cádiz el 03/01/11 Dedicado a Beba. Gonzalo Pérez.
Margarita está linda la mar, Las princesas primorosas y el viento, se parecen mucho a ti: lleva esencia sutil de azahar; cortan lirios, cortan rosas, yo siento cortan astros. Son así. en el alma una alondra cantar: tu acento. Pues se fue la niña bella, Margarita, te voy a contar bajo el cielo y sobre el mar, un cuento: a cortar la blanca estrella Esto era un rey que tenía que la hacía suspirar. un palacio de diamantes, una tienda hecha de día Y siguió camino arriba, y un rebaño de elefantes, por la luna y más allá; un kiosko de malaquita, más lo malo es que ella iba un gran manto de tisú, sin permiso de papá. y una gentil princesita, tan bonita, Cuando estuvo ya de vuelta Margarita, de los parques del Señor, tan bonita, como tú. se miraba toda envuelta en un dulce resplandor. Una tarde, la princesa vio una estrella aparecer; Y el rey dijo: «¿Qué te has hecho? la princesa era traviesa te he buscado y no te hallé; y la quiso ir a coger. y ¿qué tienes en el pecho La quería para hacerla que encendido se te ve? » . decorar un prendedor, con un verso y una perla y una pluma y una flor. La princesa no mentía. Y así, dijo la verdad: «Fui a cortar la estrella mía a la azul inmensidad» . Y el rey clama: «¿No te he dicho que el azul no hay que cortar? . ¡Qué locura!, ¡Qué capricho!. . . El Señor se va a enojar» . Y ella dice: «No hubo intento; yo me fui no sé por qué. Por las olas por el viento fui a la estrella y la corté» . Y el papá dice enojado: «Un castigo has de tener: vuelve al cielo y lo robado vas ahora a devolver» . La princesa se entristece por su dulce flor de luz, cuando entonces aparece sonriendo el Buen Jesús. Usa ahora el ratón.
Y así dice: «En mis campiñas esa rosa le ofrecí; son mis flores de las niñas que al soñar piensan en mí» . Viste el rey pompas brillantes, y luego hace desfilar cuatrocientos elefantes a la orilla de la mar. La princesita está bella, pues ya tiene el prendedor en que lucen, con la estrella, verso, perla, pluma y flor. *** Margarita, está linda la mar, y el viento lleva esencia sutil de azahar: tu aliento. Ya que lejos de mí vas a estar, guarda, niña, un gentil pensamiento al que un día te quiso contar un cuento. Margarita Debayle, en su senectud.
Margarita Debayle Sacasa En cuanto a la destinataria de este apólogo memorable, no resulta ocioso decir que su encuentro de niña con Darío en la pequeña isla del Cardón (y la subsecuente creación del poeta) constituyó el acontecimiento más grato de su vida. Así lo manifestaría ya adulta, Margarita Debayle Sacasa (León. Nicaragua, 4 de julio, 1900 -Lima, Perú, 19 de diciembre, 1983). Incluso lo dejaría escrito y, naturalmente, aprendería de memoria el poema a ella dedicado por el más universal de los nicaragüenses. Al menos en tres oportunidades lo recitó en público: a los 51 años, a los 62 y a los 66. El diplomático dominicano Emilio Rodríguez Demorizi registra que el 18 de febrero de 1952, en la residencia en León de Casimira Sacasa, viuda del doctor Luis H. Debayle, su hija Margarita recitó “los versos que le dedicó Rubén. Admirable recitadora”. Por su lado, el catedrático español Oliver Belmás -afirma: “Yo tuve la fortuna de oír recitarla maravillosamente a la propia Margarita en la recepción de despedida que me ofreció la Embajada de España en Managua en (enero de) 1963”. Por fin, en el marco del centenario natal de Darío –enero de 1967 - ella fue consagrada Musa oficial, ceremonia que aprovechó para recitar espléndidamente, una vez más, “A Margarita Debayle”. Una grabación se conserva de este acontecimiento en el Museo y Archivo de León, Nicaragua.
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