Para que entendamos mejor la Eucarista vamos a

Para que entendamos mejor la Eucaristía, vamos a ver qué nombres ha tenido a través de la historia. Fijándose en la materia del sacramento, que es el pan, ya Jesús la llamó “el pan de vida”, cap 6 de san Juan. También lo llama “el pan del cielo”. Tiempos después se llamaba “el pan de los fuertes” y “el pan supersubstancial”.

Siguiendo a propósito de la materia se llamaba a la Eucaristía “el Cuerpo de Jesucristo” o “carne de Jesucristo”. A veces “trigo de los elegidos” o “pan de los ángeles”. San Pablo en el cap. 11 de la 1ª carta a los corintios lo llama “Cáliz del Señor”.

Con un solo nombre no podríamos abarcar todas las principales cualidades del sacramento de la Eucaristía. Por eso, si uno se fija más en el sacrificio, a la Eucaristía se la llama “sacramento del altar”. A veces se llama “hostia santa” o “la víctima santa”, porque Cristo es la víctima más perfecta. También “el sacrificio santo”.

Si se quiere resaltar la diferencia con los otros sacramentos, a la Eucaristía se le llama: “santísimo sacramento”, porque es el más santo de los sacramentos. También “sacramento adorable” o “sacramento de la gracia”, “sacramento de la vida”, “sacramento por excelencia” o “sacramento del amor”.

Si uno mira a la Eucaristía como banquete, se le llama “la mesa del Señor” o “la sagrada mesa” o “el sagrado banquete” o simplemente “la comunión”. Antiguamente se llamaba también “viático”; pero nosotros distinguimos una comunión normal con la que se da a una persona enferma. También se llama “el maná celeste”, para diferenciarlo del maná terreno. Y también “comida celestial”.

Hay dos nombres más importantes, con los que se llamó desde el comienzo de la Iglesia a este sacramento, antes de conocerse como “Eucaristía”. El primero fue “la cena del Señor”. Así lo entendían los cristianos más antiguos. El segundo fue “la fracción del pan”. Así aparece en los Hechos de los apóstoles (2, 42).

El hecho de partir el pan era algo que hacía el jefe de la familia, pues el pan en la mesa se debía partir y repartir. Este era un gesto muy característico de Jesucristo. Lo debía hacer con tanto amor, que los de Emaús le reconocieron “al partir el pan”. Con ello Jesús, al partir el pan, parecía como partirse a sí mismo para darse a los demás.

Los santos padres comenzaron a llamar “Eucaristía” a este sacramento. Era también un gesto característico que hizo Jesucristo. La palabra eucaristía viene de “bien” y “gracia”. Sería “buena gracia”, que traducido más libremente es “acción de gracias”. Jesús “levantando los ojos al cielo y dando gracias a Dios, partió el pan”. Aquí están los dos gestos importantes de Jesús.

De hecho nosotros, por medio de este sacramento, damos verdaderamente gracias a Dios. En nuestra vida espiritual debemos reconocer que todo lo bueno procede de Dios y que lo hemos recibido gratis. Mucho más cuando hay algo tan bueno como la Eucaristía. Debe servirnos para dar gracias a Dios.

Si miramos a la celebración del sacramento, algunos la llamaban “la santa y divina liturgia”, porque toda la liturgia de la Iglesia encuentra el centro y culmen en la celebración de este sacramento. También se llama “celebración de los santos misterios”. Esto sería más de la misa; pero la Eucaristía es más amplio que sola la misa.

San Ignacio de Antioquía la llamaba ya “medicina de la inmortalidad”, porque es la mejor medicina que podemos tener para nuestra alma.

Otra idea importante en torno a la Eucaristía es que no es sólo para cada uno, sino para todos. Por eso podemos decir al recibir la Eucaristía que es compartir el mismo pan, es compartir el mismo Dios.

Au to má ti co

el mismo pan, el mismo Dios.

todo el mundo en tu corazón.

Todo el mundo en tu corazón.

el mismo pan, el mismo Dios.

La Eucaristía es compartir Hacer CLICK

Podemos preguntarnos: ¿Había algo en el Antiguo Testamento que indicase algo de lo que iba a ser la Eucaristía? Una vez que ya tenemos la Eucaristía hay cosas que prefiguran, aunque no anuncien. Tenemos los sacrificios de Abel que agradaban a Dios, porque Abel le ofrecía lo mejor que tenía. Así en la Eucaristía ofrecemos a Dios lo mejor que puede haber.

Un ejemplo o símbolo puede ser el Arco Iris, al salir Noé del arca. Es el símbolo de la presencia de Dios que es misericordioso para con su pueblo. Y sobre todo es el símbolo de la paz.

Un símbolo y figura de Cristo puesto para ser sacrificado por todos en la Eucaristía, pero vivo y resucitado, puede ser el jovencito Isaac, atado por su padre Abraham y dispuesto para ser sacrificado. Lo cual terminó en alegría y gloria por la buena disposición de Abraham.

Lo del sacrificio de Melquisedec sí es interesante. Aquel rey de Salem, un poco misterioso, que, como sacerdote que era del Altísimo, ofreció pan y vino, cuando vino a su encuentro Abraham, como algo agradable a Dios y en reconocimiento de lo que había hecho Abraham.

Este sacrificio de Melquisedec es simbólico, de modo que se aplican a Jesucristo aquellas palabras del salmo: “Tu eres sacerdote eterno según el orden de Melquisedec”. Éste había actuado como sacerdote y rey algo misterioso, para quedar como símbolo.

Entre los sacrificios del Antiguo Testamento está como símbolo y figura el sacrificio del cordero pascual, que era inmolado inocentemente por todos, y cuya sangre protegía a los israelitas del ángel exterminador. El cordero pascual es figura de la Eucaristía como víctima y como alimento. Jesús murió en la pascua.

Otro sacrificio simbólico podría ser aquel macho cabrío que despeñaban como símbolo de que despeñaban todos los pecados con los que iba cargado aquel animal. Cristo murió envuelto con nuestros pecados y así le podemos considerar en la Eucaristía.

Otro símbolo podían ser los “panes de la proposición”. que debían estar continuamente en el templo ante el Señor. Pueden ser símbolo de la presencia real y continua de Jesús en la Eucaristía. – De esta presencia y ayuda puede ser símbolo la columna luminosa en el desierto, que acompañaba a los israelitas.

Otro símbolo es el agua que Moisés hizo brotar de la peña de Horeb y que sació la sed de los israelitas por el desierto. Así la Eucaristía es manjar y bebida que sacia a los cristianos en el desierto de la vida. Y que sacia todas nuestras necesidades espirituales.

Un símbolo o figura es también el pan que recibió el profeta Elías por el desierto. Iba huyendo por haber defendido con ardor la gloria de Dios. Y cuando estaba exhausto, casi muerto, recibe un pan especial y agua, que le llenó de una vitalidad especial, como nos puede dar la Eucaristía, si se recibe con mucha fe.

También podemos decir de la harina que una viuda tenía y por ayudar al profeta Eliseo, iba creciendo sin agotarse.

Un símbolo muy importante es el Arca de la Alianza, símbolo de la presencia de Dios con su pueblo.

Y sobre todo el “maná”, con el que se alimentaron los israelitas en gran parte de su peregrinar durante 40 años por el desierto en busca de la tierra prometida. Dicen que llovía desde el cielo, preservaba de las enfermedades, les daba fuerza y sabía a lo que cada uno deseaba.

Todos estos son símbolos de algo mucho más grandioso que es la Eucaristía. Pero en el maná hay todavía otro símbolo: Nos dice el Antiguo Testamento que algunos se hastiaban del maná y lo tomaron como castigo. Así también sucede en la Eucaristía que, siendo un signo de vida, para alguno es alimento de muerte, para aquellos que lo reciben en pecado.

Estas figuras del Ant. Testamento son sólo figuras, algo que está infinitamen-te alejado de la Eucaristía; pero algo nos va diciendo de la grandeza que va a ser la Eucaristía. Así, por ejemplo: los israelitas comieron el maná; pero Jesús nos da un pan mucho más especial, un pan que verdaderamente da la vida.

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Es el pan que da la vida, comida celestial

sacramento de amor y de unidad.

Tomad y bebed, esta es mi sangre.

Tomad y comed, yo soy vuestro pan.

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También en el Nuevo Testamento hay cosas y sucesos que son como figuras de la Eucaristía. Por ejemplo: el milagro de las bodas de Caná con la conversión del agua en vino. Es símbolo de otra conversión mucho más importante del pan en el Cuerpo de Cristo.

Una figura mucho más importante, y porque Cristo la quiso unir al anuncio de la Eucaristía, es la multiplicación de panes y peces. Al explicar el anuncio de la Eucaristía veremos mejor la unión con este milagro que realizó el día anterior. Precisamente panes y peces se ponen a veces como símbolos de Eucaristía.

Todo esto anterior son figuras de la Eucaristía. Existe un capítulo de símbolos que buscan expresar de una manera sencilla para que comprendamos mejor lo que es la Eucaristía. Para que se entienda que estamos hablando de la Eucaristía a veces se ponen espigas de trigo, porque de ellas molidas saldrá la harina con que se hace la materia necesaria para el sacramento.

Igualmente se exponen racimos de uvas, de donde saldrá el vino necesario para la consagración. Muchas veces se ponen juntos. Así que si se ven juntos espigas de trigo y racimos de uvas nos recuerdan la Eucaristía.

Otro símbolo es el pelicano. Es un ave que, según dicen, cuando no encuentra alimento para sus crías. se rasga el pecho para que salga sangre y poder dar así algún alimento a sus crías. Es un gran símbolo porque Cristo muere derramando su sangre para que nosotros tengamos vida.

Como símbolos de la Eucaristía a veces se pone un cáliz, un copón o una custodia, que son los vasos destinados a contener la Eucaristía. A veces se pone una cesta de pan, como aparece alguna vez en las antiguas catacumbas. Alude expresamente a la multiplicación de panes y peces. Por ello a veces junto a la canastilla de pan se pone algún pez.

Como símbolo se pone a veces el cordero pascual, dispuesto para ser degollado. O un cordero con una cruz, que es el símbolo del buen pastor, sacrificado en cruz por sus ovejas.

A veces se pone una hostia radiante: una hostia de la cual emanan rayos, símbolo de las gracias que emanan de la Eucaristía.

A veces se pone un cáliz donde vienen a beber unas palomas, figura de las almas puras que quieren alimentarse de la Eucaristía. A veces el símbolo es un río donde van a beber algunas ovejas, que recuerda aquello de Jesús: “el que tenga sed que venga a mi y beba”. Esto como si lo dijera Jesús desde la Eucaristía.

A veces como símbolo del sacrificio de la Eucaristía está una patena con un pan marcado con una cruz. Otras veces es una custodia irradiando luz, porque el verdadero Sol, que es Cristo, irradia su luz por el mundo.

Por todo ello vemos que la Eucaristía produce un caudal de verdadera alegría a la Iglesia. De modo que una iglesia sin la presencia de la Eucaristía se presenta como fría para aquellos que alguna vez han sentido el calor de la presencia de Cristo. Al cual cantamos y exaltamos por su inmenso amor, mereciendo toda gloria y honor.

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Venid, adores,

a Cristo Redentor

Honor y gloria a Ti,

AMÉN