Orar es tratar de amistad estando muchas veces

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“ Orar es tratar de amistad estando muchas veces tratando a solas con quien

“ Orar es tratar de amistad estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama” Esta sencilla frase de Teresa de Jesús nos abre a un mundo nuevo: se nos invita a vivir una verdadera amistad con Cristo. La relación con Él llegará a formar parte de nuestra vida entera y, como toda relación importante, marcará nuestro interior, nuestros afectos, nuestro modo de ver las cosas. La oración será uno de los mil momentos de encontrarnos con Él, un momento especial, íntimo, cara a cara y, por eso, en soledad y silencio, Cristo nos espera en el interior de nuestro corazón y nos llama suavemente porque… nos ama. Orar nos introduce en la hondura de este amor.

Ninguna relación se puede reducir a un momento puntual. Así, la oración es más

Ninguna relación se puede reducir a un momento puntual. Así, la oración es más que un tiempo y lugar concretos, es un camino a recorrer con Jesús. Y como todo camino, tendrá sus alegrías, sus dificultades, sus dudas… Por eso, si quieres vivir esta amistad con Él, necesitas comenzar, como dice Teresa, con “Determinada determinación” ¿Qué significa eso? Sencillamente, que entres con decisión, con valentía, con generosidad, dispuest@ a una aventura imprevisible, pero ¡¡de amistad!! Si sólo quieres probar algo, si sólo te interesa pasar un rato con Él mejor no sigas. Ésta es una amistad para toda la vida. Si de verdad quieres hallar algo valioso, si quieres apostar por un Amigo incondicional, ¡no lo dudes! Y decídete.

“Para ser verdadero el amor y que dure la amistad se han de encontrar

“Para ser verdadero el amor y que dure la amistad se han de encontrar las condiciones” Para el camino de la oración, necesitas preparar la mochila. No, no pienses ya en qué hacer en el tiempo de oración. Se trata de cultivar una AMISTAD verdadera, una amistad como ninguna. Y toda relación necesitan algunas condiciones para que llegue a buen puerto. ¿Aceptas la amistad de Cristo? entonces, cuida esa relación en tu vida cotidiana. No se puede acoger su amistad si el resto de tus relaciones no responde a la forma de vivir de Jesús. Importa mucho que sea a lo largo del día donde intentes vivir con Jesús y como Él. De lo contrario, ¿qué clase de Amigo buscas? Jesús te ha llamado a seguirle, no lo olvides…

Y de seguirle en la vida ordinaria hemos de hablar. Olvídate de cosas extraordinarias.

Y de seguirle en la vida ordinaria hemos de hablar. Olvídate de cosas extraordinarias. Simplemente, procura que tus relaciones con los que te rodean sean de verdad evangélicas. Solidaridad, respeto, aceptación, diálogo, reconciliación, colaboración, ayuda… la vida cotidiana está llena de ocasiones para cultivarlo. Pronto descubrirás que también los que están lejos, los que son distintos o menos agradables para ti, son personas con quienes te juegas una parte de tu relación con Cristo.

Quizá te sorprenda esta “condición” de la amistad con Jesús. Pero recuerda que en

Quizá te sorprenda esta “condición” de la amistad con Jesús. Pero recuerda que en la vida hay que elegir y a Él no le van las medias tintas. Hoy nos rodean miles de mensajes, de cosas y de ofertas que nos encadenan, nos alejan de Jesús o nos impiden decidirnos por Él. Incluso puede que encuentres en tu vida relaciones que te dificultan acercarte más a Él, incluso que te separan. Elige. No es fácil, pero te espera Alguien que ofrece Vida de verdad, felicidad a prueba de dificultades, todo lo que tu corazón desea. lo que nada ni nadie puede colmar.

Cristo es la Verdad, con mayúsculas. Para vivir la amistad con Él , necesitas

Cristo es la Verdad, con mayúsculas. Para vivir la amistad con Él , necesitas vivir en la verdad cada día, desde lo pequeño. Vivir en la verdad supone ser quien eres, ni más ni menos; mantenerte fiel a tus valores, intentando ser coherente; mostrarte sin miedo ni imposiciones; cerrarte a toda forma de falsedad. Después, con Jesús podrás descubrir una verdad más honda: quién es Él y quién eres tú ante Él, tal y como Dios te sueña. La luz del Señor te irá mostrando también qué es lo importante en la vida, cual es su sentido. Es la verdad que se descubre mirando el mundo con su mirada. Y esa nueva verdad es liberadora.

Muchas personas tienen tus mismas inquietudes, tus mismos deseos. El camino de Jesús y

Muchas personas tienen tus mismas inquietudes, tus mismos deseos. El camino de Jesús y la oración te ayudará a encontrar muchos compañer@s de camino porque Jesús siempre vive “en comunidad”. Claro, se puede orar “por libre”, pero ¡es tan importante hacerlo en grupo! Si quieres ser orante, anímate a unirte a quienes también viven esta aventura de ser “amigos fuertes de Dios”. Los demás serán siempre ánimo y ayuda, junt@s “nos hacemos espaldas”. Pero, sobre todo, podemos descubrir que Él nos une como fraternidad, como iglesia.

Ahora sí, podemos pasar a preparar el momento de oración, el de cada día.

Ahora sí, podemos pasar a preparar el momento de oración, el de cada día. Intenta no improvisar, ya sabemos que el Señor puede hacerlo todo sin tu ayuda, pero busca amig@s que quieran encontrarle libremente y de verdad. ¡No podemos llegar de cualquier manera! Por eso, vamos con algunos consejos prácticos que te pueden servir.

Lo primero que necesitas preparar es un lugar adecuado, donde puedas estar con tranquilidad,

Lo primero que necesitas preparar es un lugar adecuado, donde puedas estar con tranquilidad, que te permita hacer silencio y que te ayude a centrarte. Sobrio, sí, pero no descuidado. También conviene preparar “material” para la oración. Lo mejor para ello será un texto del Evangelio. Según tu situación y tu sensibilidad, quizá te pueda ayudar también un canto, una imagen o un símbolo. Se trata ante todo de buscar el medio que te sirva para volver la mirada a Jesús, conocerle y escucharle.

No tengas prisa para entrar en la oración o llegarás dispers@ y distraíd@. Busca

No tengas prisa para entrar en la oración o llegarás dispers@ y distraíd@. Busca una postura cómoda, pero no comodona, en la que te encuentres relajad@, pero atent@. Poco a poco, toma conciencia de tu respiración, de tu cuerpo, de tu estado interior. Detente aquí lo que sea necesario. No se trata de “mirarse el ombligo”, sino de ser consciente de lo que te habita por dentro sin dejar que eso polarice toda la oración.

Lo verdaderamente importante es esto: centrase en la persona de Jesús y hacerlo desde

Lo verdaderamente importante es esto: centrase en la persona de Jesús y hacerlo desde el corazón. El sentido de su presencia, aunque no siempre la sientas, dará paso a un encuentro, un diálogo íntimo… una oración. Y como siempre ocurre entre dos personas que se aman, muchas veces basta con una mirada donde ponemos todo nuestro ser.

Quizá te preguntes qué hacer después de tantos preparativos. Teresa huye de los métodos

Quizá te preguntes qué hacer después de tantos preparativos. Teresa huye de los métodos rigurosos y estrictos, pero te ofrece algunas pistas que puedes usar según tu propia sensibilidad y necesidades. Sobre todo, no olvides que lo importante es encontrarse con Jesús como Amigo verdadero y mirarle con el corazón. Adentrarte en una escena evangélica, meterte dentro, puede ayudar a descubrirle. Quizá prefieras “representarlo vivo en tu interior”, como le gustaba a Teresa. Puede servirte también contemplar una imagen o repetir una frase breve que exprese lo que sientes. ¿Que no te sirve? No lo dudes: saborear lentamente, desde dentro, la oración de Jesús, el Padre nuestro, será un camino simple y valioso.

“No está la cosa en pensar mucho, sino en amar mucho; y así lo

“No está la cosa en pensar mucho, sino en amar mucho; y así lo que más os despertare a amar, eso haced”. La oración, como la amistad, es cosa del corazón. Por eso no importa demasiado el cómo entras y cómo haces, sino a dónde vas. Y vamos hacia un encuentro personal, donde puedas descubrirle a Jesús, adentrarte en su misterio, abrirte a su acción. Teresa nos anima a entrar más adentro para hallarle a Él en lo más profundo de nuestro ser, desnudamente. Déjate alcanzar y tocar por Jesús, déjale que mueva tu corazón.

Llegamos al centro de la oración: JESÚS. Adéntrate en ti, en lo más profundo.

Llegamos al centro de la oración: JESÚS. Adéntrate en ti, en lo más profundo. Adéntrate en Él, en su Misterio.

“Estate allí con Él, acallado el entendimiento; mira que te mira, acompáñale y habla

“Estate allí con Él, acallado el entendimiento; mira que te mira, acompáñale y habla y pide y regálate con Él. En el interior de la oración, quizá no haya muchas palabras, pero siempre hay un encuentro cara a cara. No se trata de pensar o decir grandes palabras, no. Simplemente, dialogar con el Amigo. Hay tiempo para contarle tus cosas, pero sobre todo para escucharle a Él y dialogar, disfrutar de la mutua presencia.

“Es bueno discurrir un rato, pero no te canses siempre en andar buscando esto”.

“Es bueno discurrir un rato, pero no te canses siempre en andar buscando esto”. Naturalmente, es importante “discurrir un rato”: qué me dice, qué me descubre, qué me interroga, qué mueve en mi interior, cómo pasa por mi vida, cuáles son sus llamadas… pero no te canses en muchos discursos ni busques grandes novedades. La oración es… otra cosa. Quédate a su lado, calladamente, para conocerle por dentro, para conocer sus sentimientos, sus preferencias, su Verdad.

“Pídele que aciertes a contentarle siempre porque de Él te ha venido todo bien”

“Pídele que aciertes a contentarle siempre porque de Él te ha venido todo bien” Sea como sea la oración, que no falte un momento de diálogo. No faltan los motivos porque no faltan sus dones. Reconocerlos será siempre ocasión de agradecer todo el amor que derrama en tu vida. Y ninguna petición tan necesaria como descubrir su proyecto, su sueño para nosotr@s, descubrir cómo quiere Él que sea nuestra vida concreta.

Sí, el Señor nos toca por dentro y su presencia mueve nuestro interior. Toma

Sí, el Señor nos toca por dentro y su presencia mueve nuestro interior. Toma conciencia de ello, acógelo y procura distinguir entre tus sentimientos, siempre cambiantes, de lo que ha sido realmente obra del Señor, huella de su paso.

A medida que vayas caminando por el camino de la oración, recibirás luz para

A medida que vayas caminando por el camino de la oración, recibirás luz para comprender de una manera nueva a Jesús, tu relación con Él y el mismo Evangelio. ¡La vida entera se ve de otra manera! No te va a ahorrar dificultades ni esfuerzos, es ley de vida, pero podrás vivirlo con paz, con una alegría desconocida y con una fuerza nueva, la de Él. Creo que podríamos resumirlo sencillamente: tu vida tendrá luces y sombras, pero antes que nada. La oración te ilumina también para descubrirte a ti mism@ de otra manera, tal y como Él te mira. Lo que Teresa llamaba “propio conocimiento” significa mucho más que tus cualidades y defectos, aunque también te ayude en ello. Sobre todo, la oración te ayudará a no engañarte y a situarte ante ti, ante los demás y ante Dios con transparencia y veracidad. Al mismo tiempo, te irá abriendo nuevos aspectos de tu realidad, nuevos por desconocidos y por transformados. No se trata de hacer un mapa de tu interior, tampoco ha de ser una excusa para centrarte en ti, replegándote en tu ego.

Se trata de vivir en la verdad, alejándote de las imágenes distorsionadas que tienes

Se trata de vivir en la verdad, alejándote de las imágenes distorsionadas que tienes de ti, lejos de las apariencias, sin justificar tus errores o juzgar a los demás. Simplemente, asumir quién eres y quién te llama Jesús a ser junto a Él. Sobre esta base, resultará más sencillo distinguir tus propias historias de la historia que Jesús está intentando escribir contigo llamándote a conocerle en profundidad, a seguirle cada día desde tu situación concreta, a vivir con Él y como Él lo cotidiano

Cada tiempo de oración es diferente. Unos te llenan de paz, de alegría, vienen

Cada tiempo de oración es diferente. Unos te llenan de paz, de alegría, vienen con descubrimientos felices o, simplemente, te llenan por dentro. También llegarán tiempos de inquietud, de cierto disgusto, cuestionamientos molestos, incluso de dudas. No te preocupes por esto. Lo esencial de la oración está más allá de los sentimientos: es el verdadero encuentro con Jesús, donde crece la amistad con Él y el deseo de seguirle, de comprometerse con su proyecto. Seguirle y amarle harán muy secundario eso que la gente llama éxito o ser importante o quedar bien. Para quien ama al Señor, sólo importa lo que Él quiere porque lo que de verdad es valioso en la vida, se descubre a la luz de su mirada. Esto sí nace de la oración verdadera.

Y esto es lo que viene después del tiempo de oración: acoger lo que

Y esto es lo que viene después del tiempo de oración: acoger lo que va naciendo en tu interior, lo que Jesús va haciendo en ti, para desplegarlo en tu vida con alegría porque todo esto nace de su amor por ti. ¿Sabes cómo define Teresa a l@s orantes, l@s amig@s de Jesús? “Hablamos ahora de los que comienzan a ser siervos del amor, que no me parece otra cosa determinarnos a seguir por este camino de oración al que tanto nos amó”

Todo eso que Jesús hace nacer en ti brota como vida nueva. La oración

Todo eso que Jesús hace nacer en ti brota como vida nueva. La oración se muestra sobre todo en esa huella que va dejando con el tiempo dentro de ti. Teresa decía que la oración “deja dejos”, deja algo nuevo que se ve poco a poco. Esos dejos son más que tus sentimientos del momento y más que deseos o buenos propósitos. Se trata de un nuevo modo de estar y actuar en la vida, un cambio de valores, de criterios, de sentimientos profundos. Y esta novedad se traduce en “dejos confirmados con obras”. ¡Está bien claro!

“Yo no desearía otra oración, sino la que me hiciese crecer en virtudes” Esto

“Yo no desearía otra oración, sino la que me hiciese crecer en virtudes” Esto de las “virtudes” te puede parecer algo anticuado o incomprensible, pero se trata de algo bien cotidiano. El trato de amistad te arraiga en el amor incondicional de Jesús hacia ti y no puede menos que suscitar tu respuesta. Amarle no consiste en ser “perfectos” según tus esquemas ni, mucho menos, mejores que “los otros”. Consiste en vivir con Él y como Él. ¿Quieres saber qué son las virtudes? Mira a Jesús en el Evangelio, ahí lo aprenderás.

Y para concretar más aun eso de los dejos de la oración, volvamos a

Y para concretar más aun eso de los dejos de la oración, volvamos a Teresa. Ella nos recuerda que amar a Jesús no se demuestra en grandes sueños o palabras, “sino en servir con justicia y fortaleza y humildad” Ya ves qué sencillo. Por eso, no te preocupes si te parece que hay momentos de oración muy pobres o muy difíciles. Dice Teresa que “como en el mundo hay tiempos diferentes, así en el interior”. Jesús, el Amigo, nunca te abandona y su amor permanece por siempre, sobre todas las cosas, pase lo que pase. ¡Que no le falte tu respuesta!