Omar Ortiz El pintor mexicano Omar Ortiz 1977

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Omar Ortiz

Omar Ortiz

El pintor mexicano Omar Ortiz (1977), pese a su juventud, debe ser considerado como

El pintor mexicano Omar Ortiz (1977), pese a su juventud, debe ser considerado como una figura indiscutible de la pintura realista. Formación e influencias. Se formó en Guadalajara, su ciudad natal, como diseñador gráfico. Pero será al acabar su licenciatura cuando tome la decisión de pasarse al noble arte del pincel. Con los rudimentos aprendidos y unas cualidades envidiables para capturar la realidad, terminará de instruirse en la técnica del óleo con la pintora Carmen Alarcón. Su inspiración estilística y temática, sin embargo, no procede de su maestra, sino que está más cercana al hiperrealismo académico de un pintor como el chileno Claudio Bravo, como reconoce el mismo pintor. En la obra de Bravo están las raíces de la pintura tan profunda y sincera que desarrolla Omar Ortiz desde 2002. Además, a través del pintor chileno, le llegará la influencia de los pintores barrocos españoles. En el virtuoso uso que hace de la luz y del color blanco sobre las telas se puede ver la manera de Zurbarán y en sus bodegones sencillos y austeros las composiciones de Sánchez Cotán. La importancia que otorga a los volúmenes delata otra influencia en su obra, la que proviene del Miguel Ángel más clásico, del de la Bóveda de la Capilla Sixtina o del escultor de La Piedad y el David. Ciertos desnudos me recuerdan también los de la Bañista de Valpinçon o La Gran Odalisca de Ingres. El homenaje a estos artistas se convierte en un guiño al espectador al contextualizar las obras en el siglo XXI. Características estilísticas. En la producción pictórica de Omar Ortiz hay, al menos, cuatro rasgos constantes que le caracterizan y que vamos a analizar a continuación: - la búsqueda de la belleza, - la preocupación por lo táctil, - la impresión de aparente simplicidad - y el amor por el color. La belleza es una esencia que emana de cada uno de sus cuadros. En los desnudos femeninos la busca a la manera clásica en proporciones exquisitas, en rostros serenos y en un toque de sensualidad. En sus naturalezas muertas, el ideal de perfección se muestra en el detalle minucioso, de honrada paciencia, que nos invita a reflexionar en silencio sobre el paso del tiempo.

Disfrutamos de estos óleos con la vista, pero el sentido que realmente nos excitan

Disfrutamos de estos óleos con la vista, pero el sentido que realmente nos excitan es el del tacto. Las manos buscan acariciar, sentir la fina piel de las modelos, comprobar la calidad de las telas o tomar uno de los frutos apilados. El pincel consigue engañarnos. Luces y sombras crean una entidad corpórea. Sentimos la calma respiración de las jóvenes. Los paños colgados parecen salir del cuadro. Las granadas son comestibles… Hasta en los planos cercanos seguimos siendo engañados. Ninguna fantasía distrae la atención del espectador. Cuerpos y objetos se presentan en composiciones sencillas, pero no vacuas. Son figuras individualizadas, que no necesitan de un fondo para apoyarse. Ellas son las protagonistas por méritos propios. El pintor no tiene ninguna duda de su capacidad expresiva y por eso las magnifica en formato grande El color es otra de sus señas de identidad. El blanco está casi siempre presente e ilumina en mil matices su obra transmitiendo pureza y energía. En las series de cuadros con telas colgadas encontramos la variedad. Aquí no sólo le interesa la textura del objeto sino también crear atractivos juegos de color. Cuando utiliza el rojo resulta apasionado y brillante. Sus amarillos y dorados son atrevidos y lujosos. El negro en sus cuadros no es la ausencia de color. Fuente: Algargosarte