MiguelA Los resbalones del toro En el internado
Miguel-A. “Los resbalones del toro”
En el internado Madrileño de San Rafael había un alumno extremadamente fantasioso. Lejos de hacer deporte como los otros chicos, se pasaba el día inventando historias, en las cuales, él se situaba como protagonista. Los demás compañeros, sabedores de la irrealidad de sus relatos, nunca le interrumpían, ni intervenían con preguntas, en las narraciones.
El año pasado -contaba este alumno fantasioso-, un día viajábamos toda mi familia desde Madrid a Lisboa en el automóvil de mi padre. Muy cerca de la frontera Portuguesa, mi padre aparcó en el arcén para echar una cabezadita para evitar el sueño durante la conducción. Mi madre, mientras, tomó una revista del corazón para leer, pero a los cinco minutos ya estaba completamente dormida. A la orilla de la calzada había una dehesa donde, tras una valla, pastaban tranquilamente una manada de reses bravas.
Mi hermano, de 18 años -seguía relatando-, aficionado a la fotografía, decidió saltar la valla para hacer fotos. Subió a un árbol, y comenzó a hacer fotografías sin que los animales se inmutaran.
En cierto momento -decía-, mi hermano comenzó a lamentarse de que se le había terminado la película, y a pedirme a gritos un rollo nuevo guardado en una bolsa negra. Busqué el carrete para llevárselo, salté la valla, y me dirigí hacia la encina. Al verme correr, un toro, de 5 años, 600 kilos, y pitones de 60 centímetros, corrió hacia mí. Mi hermano gritaba fuertemente para que volviese atrás, pero cuando me percaté de lo que ocurría, ya tenía el toro a 5 metros enfrente de mí. Volví hacia la valla con el toro rozándome el trasero con los pitones. Por suerte, cada vez que iba a cogerme, resbalaba. El toro resbaló por tres veces. Por fin, me salvé pasándome por debajo de la valla con la misma agilidad de un jugador de beisbol cuando recoge la pelota.
- ¡Jo, qué valiente! -exclamó un alumno nuevo que ignoraba que todo era un cuento-. ¡Si me ocurriera eso a mí, me cagaría de miedo!. - ¡Anda éste! -replicó jocosamente otro de los asistentes al relato que ya sabía de la irrealidad de la historia-. ¿Y tú por qué crees que el toro se resbaló por tres veces? .
- Slides: 6