MiguelA Gracias por las cadenas de mensajes Gracias

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Miguel-A. ¡Gracias por las cadenas de mensajes!. “¡Gracias por las cadenas de mensajes!”

Miguel-A. ¡Gracias por las cadenas de mensajes!. “¡Gracias por las cadenas de mensajes!”

Amigos/as, gracias por todas las cadenas que me habéis enviado durante todo este año.

Amigos/as, gracias por todas las cadenas que me habéis enviado durante todo este año. Realmente, les he hecho siempre caso:

Ya no saco dinero de cajeros automáticos, porque, según dicen las cadenas de mensajes,

Ya no saco dinero de cajeros automáticos, porque, según dicen las cadenas de mensajes, seguro que me van a poner una pantalla falsa para hacerme creer que la máquina se ha tragado la tarjeta, y después robarme mi efectivo.

Dejé de tomar coca-cola después de enterarme de que sirve hasta para quitar el

Dejé de tomar coca-cola después de enterarme de que sirve hasta para quitar el sarro de los inodoros, y además oxida los calzones. Por otra parte, he dejado de tomar cualquier cosa envasada en lata, por miedo a morir envenenado/a por no sé qué contaminado por los orines de las ratas.

He dejado de ir al cine por miedo a sentarme en una butaca, y

He dejado de ir al cine por miedo a sentarme en una butaca, y pincharme el culo con una jeringa infectada de SIDA.

No dejo el coche en los aparcamientos, ni en ningún otro lado. Y, a

No dejo el coche en los aparcamientos, ni en ningún otro lado. Y, a veces, tengo que caminar hasta más de 17 kilómetros, por miedo a que me droguen con la muestra de un perfume para violarme y robarme.

He dejado de contestar a las llamadas telefónicas, temiendo que me pidiesen marcar el

He dejado de contestar a las llamadas telefónicas, temiendo que me pidiesen marcar el 09, y, después, me llegara una cuenta telefónica de la madre que lo parió. . . porque me han robado la línea, y están llamando a mi cargo a medio mundo.

He dejado de comer pollo y hamburguesas, porque no son más que carne de

He dejado de comer pollo y hamburguesas, porque no son más que carne de engendros horripilantes, sin ojos ni plumas, cultivados en un laboratorio. . . una especie de lombrices, como las que, según las cadenas de mensajes, usan en Mc. Donalds para preparar las hamburguesas.

He dejado de tener relaciones sexuales por miedo a que me vendan condones pinchados,

He dejado de tener relaciones sexuales por miedo a que me vendan condones pinchados, y me quede preñado/a, o me contagien algo.

Por supuesto, ya no uso el microondas, por miedo a sufrir una súbita ebullición

Por supuesto, ya no uso el microondas, por miedo a sufrir una súbita ebullición que, como dicen las cadenas de mensajes, me quemaría totalmente la cara apenas retirara mi sopita, o mi café, que acostumbraba a calentar todas las mañanas. Así que he tenido que comprar una estufa de leña, por si se me acaba el gas. En realidad, he dejado de hacer, tomar, y comer, tantas cosas, que ya parezco anoréxico/a.

También, doné todos mis ahorros a la cuenta de Amy Bruce, una niñita enferma

También, doné todos mis ahorros a la cuenta de Amy Bruce, una niñita enferma que estuvo a punto de morirse unas 7. 000 veces en el hospital. Creo que tenía mil veces más vidas que los gatos. Por cierto, ¡curiosa la niña ésa. . . !, sigue teniendo siete años desde 1993. ¡¿Será porque oré por ella? !. ¡Ah!, Amy Bruce tiene “primos y primas” con diversos nombres. Algunos con enfermedades terminales, otros, simplemente, se han perdido.

Casi me muero de hambre esperando, como un/a idiota, junto a mi correo, los

Casi me muero de hambre esperando, como un/a idiota, junto a mi correo, los 150. 000 dólares que me mandarían Microsoft y AOL por participar en la prueba de rastreo de E-mails.

El cabrón del teléfono de Ericcson tampoco me lo han mandado. . . Ni

El cabrón del teléfono de Ericcson tampoco me lo han mandado. . . Ni mucho menos me han enviado el mentado viaje a Disneylandia con todos los gastos pagados. ¡Con la ilusión que me hacía! ¡Ya me veía yo saludando al pato Donald!.

Además, tampoco gané el millón de euros en la lotería, ni el Ferrari, ni

Además, tampoco gané el millón de euros en la lotería, ni el Ferrari, ni el premio de las relaciones sexuales con el tío/a de mis sueños. Ésas fueron las tres cosas pedidas como deseo después de mandar a 10 personas el tantra mágico del Dalai Lama.

Ya no chateo, por miedo a admitir direcciones en mi Messenger que dicen las

Ya no chateo, por miedo a admitir direcciones en mi Messenger que dicen las cadenas de mensajes que no admitas. . . Vivo sin vivir en mí, porque Hotmail va a retirar las cuentas de correo (que nunca uso). . . Y no quiero hablar de los avisos de virus irreales (¡será que los han espantado las cadenas de mensajes!).

Pero de lo que sí estoy seguro/a es de que todos mis males son

Pero de lo que sí estoy seguro/a es de que todos mis males son debidos a una maldita cadena que rompí. Y, por eso, me cayó una maldición. Tengo un sentimiento de culpabilidad de la leche. De todas formas, no puedo dejar de agradecerles todas sus cadenas. Por cierto, no vayan a romper ésta. . .

NOTA IMPORTANTE: Si en los próximos 15 minutos no envías este mensaje por lo

NOTA IMPORTANTE: Si en los próximos 15 minutos no envías este mensaje por lo menos a 12. 000 personas, ¡vendrá tu suegra a quedarse un mes en tu casa. ¡¡¡JAJAJAAJA!!!!!!.