MiguelA Clavos Garca Un espaol llamado Garca abre
Miguel-A. “Clavos García”
Un español, llamado García, abre una ferretería a solamente unos cientos de metros del Vaticano. Como publicidad, sobre la puerta de su establecimiento, García cuelga un rótulo con una imagen de Jesús, clavado en la cruz. . . y el texto del cartel luminoso dice: CLAVOS GARCÍA, ¡ 2000 AÑOS DE GARANTÍA!
El escándalo fue mayúsculo. El editor del Osservatore Romano publica y comenta la noticia de forma muy crítica en primeras páginas. Y el Nuncio Apostólico va a conversar con García. De la forma más fina posible, le explica que no se puede usar este tipo de publicidad. . . ¡Y mucho menos, en la ciudad de Roma, tan cerca del Vaticano!.
García, como hombre razonable que es, modifica su anuncio. En el rótulo reemplaza la figura de Cristo crucificado por otra imagen distinta. Esta vez, Jesús tiene solamente una mano clavada, la otra está suelta, saludando al público. En el un nuevo cartel luminoso se dice: ¡ADIVINEN LA MANO DONDE PUSON CLAVO GARCÍA!
El escándalo ahora llega hasta la residencia veraniega del Papa, en Castelgandolfo. El Papa, horrorizado por el caso vuelto a comentar en el Osservatore Romano, abandona sus vacaciones, y va en su papamóvil hasta la tienda del ferretero. El Santo Padre, con trémula voz, le clama a García: - Hijo mío, no puedes usar la figura de Nuestro Señor como efigie de tus anuncios comerciales. Por favor, inventa otra cosa.
El siempre creativo García, coloca en el rótulo sobre su tienda la imagen de una cruz vacía. Ahora, en el nuevo cartel luminoso, se puede leer: ¡CON CLAVOS GARCÍA, NI DIOS SE ESCAPARÍA!
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