Lectio divina Natividad S Juan B T O
Lectio divina Natividad S. Juan B. T. O. Ciclo B. 24 Junio 2018 Secretariado Catequesis de Cádiz y Ceuta Música: Bach, “Fugue in A minor” Elaboración: Manuel López/Eloísa Díaz-Jara Montaje: Eloísa Díaz-Jara Avance Manual
Oración inicial Señor, quiero anunciarte como el Bautista, señalar a otros tus caminos, aun en la contrariedad. Quiero ser un testigo de tu Verdad, de las grandes cosas que haces por cada uno de nosotros. Ayúdame a superar los miedos a deshacerme de todo deseo de ser reconocido para que solo Tú seas el que brille. Quiero testimoniarte con mis palabras y con mi vida. Que quien me mire, pueda verte sólo a Ti, reconocerte solo a Ti y amarte solo a Ti, mi Señor.
TEXTO BÍBLICO Lc. 1, 57 -66. 80 A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y se alegraban con ella. A los ocho días vinieron a circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre intervino diciendo: «¡No! Se va a llamar Juan» . Y le dijeron: «Ninguno de tus parientes se llama así» . Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre» . Y todos se quedaron maravillados. Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios. Los vecinos quedaron sobrecogidos, y se comentaban todos estos hechos por toda la montaña de Judea. Y todos los que los oían reflexionaban diciendo: «Pues ¿qué será este niño? » . Porque la mano del Señor estaba con él. El niño crecía y se fortalecía en el espíritu, y vivía en lugares desiertos hasta los días de su manifestación a Israel.
LECTURA ¿Qué dice el Texto?
El evangelista Lucas nos recuerda cómo se cumple la promesa del profeta Zacarías. Unos padres mayores se ven llenos de la alegría y del gozo de que van a ser padres y esto lo comparten con los vecinos y familiares.
Vemos en la narración evangélica dos aspectos importantes: la misericordia que hace que unos padres estériles y mayores puedan concebir y tener un hijo, y también el nombre elegido para este hijo, Juan, que significa “Dios muestra su amor”, “Aquel que es misericordioso, compasivo, dar gracias“.
Juan va creciendo y descubre que él tiene una misión que cumplir, se retira al desierto y vive en el silencio como asceta, allí empieza a preparar la venida del Mesías, convence y mueve a la conversión.
Juan es humilde, sencillo, sabe que es un instrumento para anunciar la Palabra, pero él no es la Palabra. Denuncia la injusticia, la falta de amor … Él sabe que su misión es allanar el camino, para que llegue quien quitará el pecado, la corrupción, quien sembrará el amor, la solidaridad y la esperanza entre los más rechazados de la sociedad.
El evangelista nos hace caer en la cuenta de la misericordia de Dios, la generosidad para con su pueblo. Rescató a unos padres estériles para llenarlos de felicidad, igual hace con nosotros nos rescata de la injusticia, de la vacuidad, de la falta de amor para darnos la felicidad y la plenitud.
meditación ¿Qué me dice el Señor en el Texto?
Preparar, discernir, disminuir. En estos tres verbos se encierra la experiencia espiritual de san Juan Bautista, aquel que precedió la venida del Mesías «predicando el bautismo de conversión» al pueblo de Israel.
Juan trabajó sobre todo para preparar, sin coger nada para sí, la gente lo buscaba, lo seguía… Y si quizá tuvo la tentación de creer que era importante, no cayó en ella, como demuestra la respuesta dada a los doctores que le preguntaban si era el Mesías: «Yo soy solamente voz, pero he venido para preparar el camino al Señor» . Su primera tarea, por lo tanto, es «preparar el corazón del pueblo para el encuentro con el Señor» .
Pero ¿quién es el Señor? En la respuesta a esta pregunta se encuentra «la segunda vocación de Juan: discernir, entre tanta gente buena, quién era el Señor» Y el Espíritu se lo reveló: “Es éste. Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. Mientras en la preparación Juan decía: “Tras de mí viene uno. . . ”, en el discernimiento, sabe discernir y señalar al Señor: “Delante de mí. . . ese es”.
Aquí se inserta «la tercera vocación de Juan: disminuir» . Desde ese momento su vida comenzó a decrecer, a disminuir para que creciera el Señor, hasta anularse a sí mismo. Esta fue la etapa más difícil de Juan, porque en la cárcel sufrió no sólo la oscuridad de la celda, sino la oscuridad de su corazón. Las dudas le asaltaron: «Pero ¿será éste? ¿No me habré equivocado? » . A tal grado que pide a los discípulos que vayan a Jesús para preguntarle: «Pero, ¿eres tú verdaderamente, o tenemos que esperar a otro? » .
Este hombre que había anunciado al Señor detrás de él, que lo había visto delante de él, que supo esperarle, que supo discernir, ahora ve a Jesús lejano. Esa promesa se alejó. Y acaba solo, en la oscuridad, en la humillación. No porque amase el sufrimiento, sino porque se anonadó tanto para que el Señor creciera. Acabó humillado, pero con el corazón en paz.
Es bello pensar así la vocación del cristiano. Un cristiano no se anuncia a sí mismo, anuncia a otro, prepara el camino a otro: al Señor. Es más debe saber discernir, debe conocer cómo discernir la verdad de aquello que parece verdad y no es: hombre de discernimiento. Y finalmente debe ser un hombre que sepa abajarse para que el Señor crezca, en el corazón y en el alma de los demás.
oración ¿Qué respondo al Señor que me habla en el Texto?
Señor, eres Dios compasivo y misericordioso. Estás a nuestro lado. Siempre, sin apartarte jamás. Estás de nuestra parte. Siempre, pase lo que pase. Estás al lado de cada persona, de todas las personas.
Quieres que todos tus hijos seamos felices, viviendo como hermanos que aman y se ayudan, como hijos tuyos, que se dejan cuidar por ti, que siembran justicia, paz y verdad en el mundo.
Gracias, Señor, por Juan y por todas las personas que, con su presencia, su cariño y su palabra, me recuerdan que Tú estás de mi parte. Gracias por … (recuerda sus nombres).
Señor, me has llamado, como a Juan, para que, a pesar de mi pequeñez y mis pecados, sea una bendición para mi familia y mis amigos, para mi comunidad cristiana y para el mundo.
Tu mano acompañaba a Juan y me acompaña a mí. Tus manos de alfarero me formaron de barro y espíritu. Tus manos de madre me acarician y protegen. Tus manos de pastor me conducen a la vida eterna.
contemplación ¿Cómo reflejo en mi vida lo que me dice Dios en el Texto?
Juan llama a la conversión: Convertíos porque ha llegado el Reino de Dios. Dad, pues, fruto digno de conversión. Contempla algunos rasgos de la vida del Bautista y cómo se reflejan en tu vida.
No busca protagonismos: Yo no soy el Cristo, sino que he sido enviado delante de él. El que tiene a la novia es el novio; pero el amigo del novio, el que asiste y le oye, se alegra mucho con la voz del novio. Esta es, pues, mi alegría, que ha alcanzado su plenitud. Es preciso que él crezca y que yo disminuya.
Anuncia la venida del Mesías y señala su presencia: Yo os He ahí el Cordero de Dios. He visto al Espíritu que bajaba como una paloma del cielo y se quedaba sobre él. bautizo en agua para la conversión; pero aquel que viene detrás de mí es más fuerte que yo, y no soy digno de llevarle las sandalias.
No tiene miedo: Herodes había prendido a Juan, le había encadenado y puesto en la cárcel, por causa de Herodías, la mujer de su hermano Filipo. Porque Juan le decía: «No te es lícito tenerla. »
Vivió la pobreza y la austeridad: Juan llevaba un vestido de pie de camello; y se alimentaba de langostas y miel silvestre.
acción ¿A qué me comprometo?
Te invito a manifestar la alegría de Dios, por las muchas obras de misericordia que hace en ti. Dale gracias por ellas. Sé signo de la misericordia de Dios, causa de alegría para todos los demás y por las que hace en las personas que te rodean. El texto dice «Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y se alegraban con ella»
Esto es lo que hizo Juan: preparar el camino, quitar las piedras para que el Mesías fuera recibido y acogido, a nosotros nos toca hoy testimoniar la grandeza del amor de Dios en un mundo cada vez más indiferente y alejado.
El Evangelio de Lucas te invita a reflexionar sobre la misericordia, la compasión y la generosidad de Dios, que caracterizan este período de la historia de la salvación que comienza a manifestarse con el nacimiento del Bautista. Misericordia sin límites y sin medida, que engrandece y libera, que es signo de vida porque rescata a unos ancianos de la muerte por causa de la esterilidad.
Comprométete a hacer explícita tu experiencia de la misericordia de Dios en gestos y actitudes: acogida, solidaridad con los rechazados, invitación a todos aquellos que desean un mundo nuevo, “según el corazón de Dios”, comprometerse en la construcción del mismo.
“Porque la mano del Señor estaba con él”. Tú, también, tienes una misión como Juan. Cualquiera que sea la mano de Dios está contigo. Agradécele su presencia en tu vida y pídele que fortalezca tu fe.
Tú también tienes un nombre nuevo, tu nombre bautismal. Dios tiene algo especial para que lo hagas: revela el amor de Dios dondequiera que te encuentres, por medio de tus dones, capacidades y valores.
Da gracias a tus padres y a quienes han estado a tu lado ayudándote a crecer en espíritu y también en tus desiertos. FIN
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