Lectio divina Natividad del Seor Ciclo A 25
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Lectio divina Natividad del Señor. Ciclo A 25 de Diciembre 2016 Secretariado de Catequesis Cádiz y Ceuta Música: Silent Night Montaje: Eloísa Díaz-Jara Avance Manual
Oración inicial La gracia que ha aparecido en el mundo es Jesús, Dios y hombre verdadero. Ha venido a nuestra historia, ha compartido nuestro camino. Ha venido para librarnos de las tinieblas y darnos la luz. En Él ha aparecido la gracia, la misericordia, la ternura del Padre. Jesús es el Amor hecho carne. Es el sentido de la vida y de la historia que ha puesto su tienda entre nosotros. Con los pastores nos quedamos en silencio ante Él.
TEXTO BÍBLICO Lucas 2, 1 -14 En aquellos días, salió un decreto del emperador Augusto, ordenando hacer un censo del mundo entero. Éste fue el primer censo que se hizo siendo Quirinio gobernador de Siria. Y todos iban a inscribirse, cada cual a su ciudad. También José, que era de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret en Galilea a la ciudad de David, que se llama Belén, para inscribirse con su esposa María, que estaba encinta. Y mientras estaban allí le llegó el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada.
En aquella región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño. Y un ángel del Señor se les presentó: la gloria del Señor los envolvió de claridad y se llenaron de gran temor. El ángel les dijo: No temáis, os traigo la buena noticia, la gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre. De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que Dios ama.
lectura ¿Qué dice el Texto?
Según el relato una «claridad» envuelve con su resplandor a unos pastores. El evangelista dice que es la «gloria del Señor» . La noche queda iluminada. Sin embargo, los pastores «se llenan de temor» . No tienen miedo a las tinieblas sino a la luz. Por eso, el anuncio empieza con estas palabras: «No temáis» .
Preferimos vivir en tinieblas. Nos da miedo la luz de Dios. No queremos vivir en la verdad. No nos hemos de extrañar. Quien no ponga estos días más luz y verdad en su vida, no celebrará la Navidad.
El mensajero continúa: «Os traigo la Buena Noticia, la gran alegría para todo el pueblo» . La alegría de Navidad no es una más entre otras.
No hay que confundirla con cualquier bienestar, satisfacción o disfrute. Es una alegría «grande» , inconfundible, que viene de la «Buena Noticia» de Jesús. Por eso, es «para todo el pueblo» y ha de llegar, sobre todo, a los que sufren y viven tristes.
La única razón para celebrar la navidad es ésta: «Os ha nacido hoy el Salvador» . Ese niño no les ha nacido a María y José. No es suyo. Es de todos. Es «el Salvador» del mundo.
El único en el que podemos poner nuestra última esperanza. Este mundo que conocemos no es la verdad absoluta. Jesucristo es la esperanza de que la injusticia que hoy lo envuelve todo no prevalecerá para siempre.
meditación ¿Qué me dice el Señor en el Texto?
La gracia que ha aparecido en el mundo es Jesús, nacido de María Virgen, Dios y hombre verdadero. Ha venido a nuestra historia, ha compartido nuestro camino. Ha venido para librarnos de las tinieblas y darnos la luz.
Jesús es el Amor hecho carne, es el sentido de la vida y de la historia que ha puesto su tienda entre nosotros. (Papa Francisco). En Él ha aparecido la gracia, la misericordia, la ternura del Padre:
¡La Navidad es un encuentro! Y caminamos para encontrarlo: encontrarlo con el corazón, con la vida; encontrarlo vivo, como Él está; encontrarlo con fe. Y más que ser nosotros los que encontremos al Señor es importante “dejarnos encontrar por Él”. (Papa Francisco).
Nosotros estamos en camino con fe, para dejarnos encontrar por Él. (Papa Francisco). Cuando somos nosotros los que encontramos al Señor, somos nosotros los señores de este encuentro; pero cuando nos dejamos encontrar por Él, es Él el que lo hace todo nuevo. Jesús en su venida: vuelve a hacer todo nuevo, reconstruye el corazón, el alma, la vida, la esperanza, el camino.
Es necesario tener el corazón abierto para que Él me encuentre y me diga lo que quiere decirme, ¡que no es siempre lo que yo quiero que me diga! Él es el Señor y Él me dirá lo que tiene para mí, porque el Señor no nos mira a todos juntos, como una multitud.
Nos mira a cada uno a la cara, a los ojos, porque el amor no es algo abstracto: ¡es un amor concreto! De persona a persona: el Señor, persona, me mira a mí, persona. Dejarnos encontrar por el Señor es exactamente esto: ¡dejarnos amar por el Señor! (Papa Francisco).
En este encuentro de la Navidad nos ayudan algunas actitudes: la perseverancia en la oración, rezar más, la voluntad en la caridad fraterna, acercarnos un poco más a los que tienen necesidad; y la alegría en la alabanza al Señor. Por tanto: “la oración, la caridad y la alabanza”, con el corazón abierto “para que el Señor nos encuentre”. (Papa Francisco).
oración ¿Qué respondo al Señor que me habla en el Texto?
Dulce prenda… permíteme estar un rato en tu compañía y dame licencia para mirarte y verte…
¿Tienes frío…? ¿Cómo podré yo mitigar ese sufrimiento? ¿Quieres que te arrope…?
¿Te ríes? ¿Dudas de lo que te digo? Niño mío… ya te lo digo de veras; ya no me separaré de ti jamás y tus alegrías serán mis gozos y tus penas serán las mías.
¿Quieres decirme algo? Si no te entiendo… Háblame más fuerte. ¿Quieres moverte? ¿Vienes hacia mí? . . . pero… ¡si no te entiendo! ¡no sé que decirte!
Pero y sin Ti, ¿cómo me purifico? Deja que yo me arroje a tus plantas, y cuando esté purificado, entonces…, ven.
contemplación ¿Cómo reflejo en mi vida lo que me dice Dios en el Texto?
Aprendamos a vivir nuestra adhesión a Jesús con una calidad nueva. Ya no basta relacionarnos con un Jesús vagamente captado, confesado de manera abstracta o admirado como un líder humano más.
¿Cómo redescubrir con fe renovada el misterio que se encierra en Jesús? ¿Cómo recuperar su novedad única e irrepetible? ¿Cómo dejarnos sacudir por sus palabras de fuego?
Los cristianos no creemos en un Dios aislado e inaccesible. Nos podemos encontrar con él en un ser humano como nosotros. Para relacionarnos con él, no hemos de salir de nuestro mundo. No hemos de buscarlo fuera de nuestra vida. Lo encontramos hecho carne en Jesús.
En su proyecto descubrimos el proyecto del Padre. Jesús es para nosotros el rostro humano de Dios. En sus gestos de bondad se nos va revelando de manera humana cómo es y cómo nos quiere Dios. En sus palabras vamos escuchando su voz, sus llamadas y sus promesas.
Juan dice que Jesús está «lleno de gracia y de verdad» . En Él nos encontramos con el amor gratuito y desbordante de Dios. En él acogemos su amor verdadero, firme y fiel. En estos tiempos en que no pocos creyentes viven su fe de manera perpleja, sin saber qué creer ni en quién confiar, nada hay más importante que poner en el centro de las comunidades cristianas a Jesús como rostro humano de Dios.
Durante las fiestas de Navidad hay un texto que se escucha repetidamente en la liturgia: «La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. . . Vino a su casa, y los suyos no la recibieron» . ¿No es una interpelación para todos? ¿No estamos abandonando a quien desea hacerse más presente en nuestra vida?
ACCIÓN ¿A qué me compromero?
Vive la Eucaristía de estos días de Navidad como la experiencia que alimenta en este tiempo tu fe.
¿Cómo te interpela en estas fechas: «La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. . . Vino a su casa, y los suyos no la recibieron» . Seguro que te lleva emprender alguna acción.
¿Cómo acoges a Jesús? ¿Cómo te haces presente estos días ante ellos? Ante Jesús niño pregúntate si hay en tu “casa” sitio para los refugiados, desprotegidos, los que tienen carencia de alimentos, casa, cariño, compañía…
Procura ser sonrisa, confianza y ternura para cuantos se acerquen a ti. Que descubran en ti que ha nacido el Salvador, más que por tus palabras, por tu vida. FIN
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