Lectio divina Epifana del Seor Ciclo B 6
Lectio divina Epifanía del Señor. Ciclo B. 6 Enero 2018 Secretariado Catequesis de Cádiz y Ceuta Música: Momentos de paz Elaboración: Manuel López/Eloísa Díaz-Jara Montaje: Eloísa Díaz-Jara Avance Manual
ORACIÓN INICIAL Jesús, vengo para contemplarte y adorarte, como aquellos magos de Oriente. Ayúdame a encontrarte, como ellos lo hicieron, en los brazos de María. Dame la gracia de buscarte siempre. Sé Tú la causa de todas mis alegrías y la Luz que ilumine las tinieblas y oscuridades de todos los hombres.
TEXTO BÍBLICO Mt. 2, 1 -12 Habiendo nacido Jesús en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando: «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo» . Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó y toda Jerusalén con él; convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: «En Belén de Judea, porque así lo ha escrito el profeta: “Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres ni mucho menos la última de las poblaciones de Judá, pues de ti saldrá un jefe que pastoreará a mi pueblo Israel”» . Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles: «Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo» .
Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino y, de pronto, la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se retiraron a su tierra por otro camino.
LECTURA ¿Qué dice el Texto?
También estaban de camino esos personajes de los que nos habla el evangelio de este día: hemos venido a adorar al Niño desde el oriente. La liturgia de la epifanía nos permite universalizar esa salvación que nos trae el Niño Dios, y que en los días pasados hemos visto centrar en torno a María, José y el pequeño puñado de pastores…
Fue una estrella la que les sacó de su mundo y se convirtió para ellos en estrella que les cambió su mirada: de científicos buscadores en humildes peregrinos.
Y por eso serán ellos que, tras los pastores, se acercarán al portal de Belén …para ofrecer sus dones a aquel Niño que era por antonomasia el Don. La mirra, el incienso y el oro eran tres formas de reconocer al Señor humanado que se presentaba como hombre sin dejar de ser Dios.
Nuestros sabios peregrinos… sencillamente se dejaron llevar, y en el sentido más propio se conmovieron. Dios no les defraudó… y se llenaron de alegría, como nos dice el evangelio de hoy.
Delante del mismo Dios y sus diversas manifestaciones podemos tener actitudes diversas: desde las más abiertas y acogedoras, hasta las más aviesas y censuradoras.
Depende lo que suscita en nuestro corazón y en nuestro entorno la estrella que Dios envía: sobresalto o alegría, un Dios al que perseguir o un Dios del que saberse peregrinos.
Esta es la verdadera sabiduría. El mejor regalo que Dios Niño nos hace cuando le dejamos que se acerque al portal de nuestra vida.
meditación ¿Qué me dice el Señor en el Texto?
Hoy, solemnidad de la Epifanía, hacemos memoria de la llegada de los Magos, que venían de Oriente para adorar al recién nacido Rey de los judíos y Salvador universal y ofrecer dones simbólicos. Con su gesto de adoración, los Magos testimonian que Jesús vino a la tierra para salvar no a un solo pueblo, sino a todas las gentes.
Estos personajes de Oriente, sin haber recibido el don de la fe del Pueblo elegido ni la esperanza en un Mesías Salvador como lo entendía Israel, sin pruebas contundentes y científicamente verificables, se ponen en marcha hacia lo desconocido, siguiendo la luz de una estrella.
Para la mentalidad del mundo, esos hombres serían unos pobres ilusos, unos simples “soñadores” o unos aventureros. Sin embargo, para ellos la estrella era un lenguaje divino, un signo trascendente que hablaba directamente a sus corazones y los invitaba a buscar a ese “Rey” de los judíos, que intuían como el Mesías esperado de los pueblos. En esa señal del cielo descubrieron la voz misma de Dios que los llamaba a buscarlo.
Ellos están atentos a los signos que indican su presencia; son incansables al afrontar las dificultades de la búsqueda; son valientes al considerar las consecuencias de vida que se derivan del encuentro con el Señor. El relato evangélico de los Magos describe su viaje desde Oriente como un viaje del alma, como un camino hacia el encuentro con Cristo.
Como para los Magos, también para nosotros buscar a Dios quiere decir caminar — y como decía: atento, incansable y valiente — fijando la mirada en el cielo y vislumbrando en el signo visible de la estrella al Dios invisible que habla a nuestro corazón. La vida cristiana es caminar, pero estando atentos y siendo incansables y valientes.
No olvidemos leerla y meditarla cada día, para que llegue a ser para cada uno como una llama que llevamos dentro de nosotros para iluminar nuestros pasos, y también los de quien camina junto a nosotros, que tal vez le cuesta encontrar el camino hacia Cristo. La Palabra de Dios es luz que orienta nuestro camino, nutre nuestra fe y la regenera. Es la Palabra de Dios que renueva continuamente nuestro corazón y nuestras comunidades.
Necesitamos la fe, para descubrir en ese recién nacido al Hijo de Dios. Es un Mesías pequeñito, humilde, pobre, indefenso. ¡Y ése es Dios! También se requiere la fe para descubrir a Dios en las cosas pequeñas, en un niño pobre, en un mendigo, en un hombre que sufre, en una pobre prostituta… Dios se esconde entre esas pajas humanas y es su modo de actuar, tan inaudito e insospechado para nuestra mente humana.
oración ¿Qué respondo al Señor que me habla en el Texto?
¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti!
Mira: las tinieblas cubren la tierra, y la oscuridad los pueblos, pero sobre ti amanecerá el Señor, su gloria aparecerá sobre ti.
Y caminarán los pueblos a tu luz, los reyes al resplandor de tu aurora.
Levanta la vista en torno, mira: todos ésos se han reunido, vienen a ti; tus hijos llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos.
Entonces lo verás, radiante de alegría; tu corazón se asombrará, se ensanchará, cuando vuelquen sobre ti los tesoros del mar y te traigan las riquezas de los pueblos.
Te inundará una multitud de camellos, de dromedarios de Madián y de Efá. Vienen todos de Saba, trayendo incienso y oro, y proclamando las alabanzas del Señor.
contemplación ¿Cómo reflejo en mi vida lo que me dice Dios en el Texto?
“Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron”. Guiados por el Espíritu, reconocen que los criterios de Dios son muy distintos a los de los hombres, que Dios no se manifiesta en la potencia de este mundo, sino que nos habla en la humildad de su amor.
El amor de Dios es grande, pero el amor de Dios es humilde. Los Magos son modelos de conversión a la verdadera fe porque han dado más crédito a la bondad de Dios que al aparente esplendor del poder.
Jesús está en todas estas realidades, en todos estos hermanos y hermanas más pequeños que sufren tales situaciones. ¿Cuál es el misterio en el que Dios se esconde? ¿Dónde puedo encontrarlo? Vemos a nuestro alrededor guerras, explotación de los niños, torturas, tráfico de armas, trata de personas…
El pesebre nos presenta un camino distinto al que anhela la mentalidad mundana. Es el camino del anonadamiento de Dios, de esa humildad del amor de Dios que se abaja, se anonada, de su gloria escondida en el pesebre de Belén.
Los Magos han entrado en el misterio. Han pasado de los cálculos humanos al misterio, y éste es el camino de su conversión. ¿Y la nuestra? Pidamos al Señor que nos conceda vivir el mismo camino de conversión que vivieron los Magos. Que nos defienda y nos libre de las tentaciones que oscurecen la estrella.
Tengamos siempre la inquietud de preguntarnos, ¿dónde está la estrella? , cuando, en medio de los engaños mundanos, la hayamos perdido de vista. Que aprendamos a conocer siempre de nuevo el misterio de Dios, que no nos escandalicemos de la “señal”, de la indicación, de aquella señal anunciada por los ángeles: «un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre» .
¿Somos capaces de descubrir en una “estrella” – que pueden ser las mil circunstancias de cada día — a través de la cual nos habla Dios y nos revela que quiere nosotros? ¿Tenemos el valor de seguir esa estrella, aunque eso nos exija romper nuestras seguridades demasiado “humanas” y terrenas, confiar en Dios y ponernos en camino “hacia el lugar que Él nos mostrará”?
¿Por qué no dejarnos guiar por esa “estrella”? Tengamos también nosotros el valor de seguir la estrella que Dios nos muestra.
La estrella puede también ocultarse, como les pasó a los Magos. Y entonces necesitamos una fe más grande y fuerte para seguir caminando, a oscuras; aunque no vemos ya casi nada, aunque no sepamos por dónde nos conduce Dios, aunque no comprendemos por qué nos trata de una manera o de otra. A veces no vemos la estrella, pero es preciso seguir confiando.
acción ¿A qué me comprometo?
Los Magos vieron la señal del Mesías, penetraron su significación y, seguidamente, marcharon para adorarle. Busca y sigue la estrella que te muestra el Señor en los acontecimientos de tu vida cada día, en tu familia, amigos, trabajo…
La estrella los guió a Belén. Pide a Jesús que la estrella te guíe hasta los pobres, los humildes, los que necesitan ayuda… y que lo encuentres a Él en ellos?
Solo descubren al Niño los que le buscan con humildad y sencillez. Tú puedes ser “estrella”, fermento, guía dentro de tu familia, con las personas que te rodean… para que encuentren su estrella.
Acércate al Portal con sencillez y ofrece a Jesús tu realidad: deseos, valores, contradicciones, pobreza…
Agradece el don de tu fe, el don de tu vocación y mantente a la escucha de lo que Dios te vaya indicando.
Sé para las personas de tu entorno, “estrella” en su camino, ayúdales a descubrir el camino recto, pueden equivocarse si siguen la voz de “Herodes”. FIN
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