Lectio divina Domingo V de Pascua Ciclo B
Lectio divina Domingo V de Pascua. Ciclo B 29 Abril 2018 Secretariado Catequesis de Cádiz y Ceuta Música: Jacqueline. Part. 1 Elaboración: Manuel López/Eloísa Díaz-Jara Montaje: Eloísa Díaz-Jara Avance Manual
ORACIÓN INICIAL Como sarmiento, permanezco ahora, unido a la vid, que es mi Señor y me abandono a Él. Me dejo envolver de la savia de su voz silenciosa y profunda, que es como agua viva. Así permanezco en silencio y no me alejo.
TEXTO BÍBLICO Jn. 15. 1 -8 Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.
LECTURA ¿Qué dice el Texto?
El evangelio de este domingo, nos habla de la vinculación que existe entre Él (Jesús) y cada uno de los cristianos, como un anticipo de lo que se nos dirá al llegar la solemnidad de la Ascensión del Señor. Efectivamente, cuando Jesús vuelva al Padre, dejará a los suyos el relevo de su propia carrera, la herencia de la misma misión que el Padre le confió a Él.
Los cristianos podrán llevar adelante semejante encargo si permanecen unidos a su Señor. Así, en los pocos versículos de este Evangelio, aparece con nitidez repetitiva el argumento de fondo, casi un estribillo: dar fruto (6 veces), permanecer en Jesús (7 veces).
No se trata simplemente de estar ocupados, de ser diligentes trabajadores, sino de estar y ser en una viña que no es nuestra sino del Señor, y actuando no en nombre propio sino en el Nombre de Dios.
Este es el sentido que tiene ese gesto de enorme sencillez con el que empezamos casi todas las cosas los cristianos: “en el Nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu. . . ”.
…Lo que nos dice Jesús en el Evangelio de la vid y los sarmientos es que la condición imprescindible para hacer un bien fecundo, para dar un fruto verdadero y abundante, es estar unidos a Él: “. . . permaneced en mi y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, tampoco vosotros si no permanecéis en mi”.
Este fue el consejo, la amable exhortación de Jesús en aquella cena última de adioses y confidencias. …Sólo quien hace las obras, quien dice las cosas en nombre de Jesús y unido a la Iglesia, puede dar fruto. Lo demás es ruido e incluso daño.
Pero ¡qué hermoso y qué fecundo cuando nuestra palabra es eco de la Voz del Señor y cuando nuestras manos custodian el discreto hacer de Dios!
meditación ¿Qué me dice el Señor en el Texto?
Jesús repite a menudo, sobre todo durante la última Cena: «Permaneced en mí» . Y la vida cristiana es precisamente esto: permanecer en Jesús. Y, para explicarnos qué es lo que quiere decir, usa esta imagen de la vid: «Yo soy la vid verdadera, vosotros los sarmientos» . Y todo sarmiento que no está unido a la vid, muere, no da fruto; y luego es arrojado para hacer fuego.
Los sarmientos que están unidos a la vid, reciben de la vid la savia vital y así se desarrollan, crecen y dan los frutos. Permanecer en Jesús significa estar unido a Él para recibir de Él la vida, de Él el amor, de Él el Espíritu Santo. Es verdad, todos somos pecadores, pero si permanecemos en Jesús, como los sarmientos en la vid, el Señor viene, nos poda un poco, para que podamos dar más fruto. Él siempre nos cuida.
Permanecer en Jesús quiere decir tener la voluntad de recibir de Él la vida, también el perdón, incluso la podada, pero recibirla de Él. Permanecer en Jesús significa buscar a Jesús, orar, la oración. Permanecer en Jesús significa acercarse a los sacramentos: la Eucaristía, la Reconciliación.
Cuando nosotros hablamos mal de los demás, por ejemplo, o cuando criticamos, no permanecemos en Jesús. Cuando somos mentirosos, no permanecemos en Jesús. Cuando engañamos a los demás con esos asuntos sucios que están al alcance de todos, somos sarmientos muertos, no permanecemos en Jesús. Permanecer en Jesús es hacer lo mismo que Él hacía: hacer el bien, ayudar a los demás, orar al Padre, curar a los enfermos, ayudar a los pobres, tener la alegría del Espíritu Santo.
Jesús es bueno, nos invita a permanecer en Él. Él nos da la fuerza, y si caemos en pecado — todos somos pecadores — Él nos perdona, porque Él es misericordioso. Pero lo que Él quiere son estas dos cosas: que permanezcamos en Él y que no seamos hipócritas. Y con esto una vida cristiana sigue adelante.
oración ¿Qué respondo al Señor que me habla en el Texto?
Quiero ser verdadero sarmiento, sarmiento que permanece pegado a la parra que lo sostiene, y que, por ella, recibe el alimento para mantenerse vivo y fecundo.
Quiero ser sarmiento que se limpia de todo aquello que le amenaza arrancarlo de la vid, de la vid que le da la savia verdadera para fertilizarse y dar hermosos frutos.
Quiero ser sarmiento que recibe la poda necesaria para quedar siempre bien injertado en la vid, sin peligro de ser arrancado por los temporales, la sequía o las malas hierbas que lo destruyen y alejan de su tronco verdadero.
Quiero ser injerto tuyo, Dios mío, para que nunca tu Gracia quede cortada en el camino a mi corazón, y siempre esté regado por tu bendición y tu compasión. Quiero ser sarmiento que vive de su Viña y que da los frutos que la Viña espera. Buenos frutos que sacian el hambre y la sed de los que se acercan a ella. Amén.
contemplación ¿Cómo reflejo en mi vida lo que me dice Dios en el Texto?
¡Permaneced en mi Amor!" Jesús insiste en decir que debemos permanecer en Él y que sus palabras deben permanecer en nosotros. Y llega a decir: "¡Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo queráis y lo conseguiréis!" Lo que el Padre quiere es que seamos discípulos fieles y así demos mucho fruto. ¿Es intensa y verdadera tu unión de vida con Jesús? ¿Sientes que te hace falta el orar, meditar y cumplir su palabra?
Nosotros somos parte de Jesús es el todo. Para que un ramo pueda producir frutos, debe estar unido a la vid. ¿Qué clase de sarmiento eres? ¿Sarmiento vigoroso, que transporta y comunica Vida? ¿Sarmiento quebrado, y que se seca a causa del pecado, es decir por apartarse de la Vid? "¡Yo soy la vid y vosotros los sarmientos!" No se trata de dos cosas distintas: de un lado la vid, de otro, los ramos. No hay una vid sin ramos.
Permaneced en mí, y yo en vosotros. ¿Cómo es tu permanencia en el Señor: es una permanencia cómoda y pasiva? ¿O por lo contrario, es permanencia en el amor, que te lleva a comunicar las bondades del Señor?
El que permanece en mí y Yo en él… ¿Permaneces en Jesús o estás lejos de Jesús? ¿Estás unido a la vid que te da vida o eres un sarmiento muerto, que es incapaz de dar fruto, de dar testimonio? ¿Qué podas o momentos difíciles que has pasado en tu vida que te han ayudado a crecer?
¿Qué frutos produce tu fe en Jesús? ¿Actúas comprometidamente? Lo que mantiene viva una planta, capaz de dar frutos, es la savia que la atraviesa. ¿Es Cristo el que está presente en ti y te mantiene vivo, capaz de dar frutos?
¿Qué frutos das al Señor? ¿Cuáles son los frutos de debes dar y todavía no has logrado hacerlo? El que cosecha tus frutos es Dios Padre, el “Viñador” ¿Cómo te interpela esto?
acción ¿A qué me comprometo?
Solo cuando estas unido a Jesucristo, puedes dar fruto. Injértate en otros sarmientos que perdieron la conexión a la vid. Jesús dice “Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada”. Empieza por aceptar tu condición de sarmiento. No eres la vid.
Jesús nos avisa de que aparentando lo que no somos no podemos seguirle. Acepta tu realidad y vívela de cara a Dios, de cara a los hermanos y de cara a ti mismo.
Sé consciente de que no puedes hacer nada bueno si no vives en la presencia y comunión con el Señor. Déjate transformar por Él, dale espacio en tu vida, para que Él pueda hacer su obra en ti.
El Señor también nos habla de la poda, “si una rama no produce fruto, él la corta y limpia toda rama que produce fruto para que dé más…”. Vive la experiencia de la poda que el Señor hace en tu vida. Date cuenta de qué debes cambiar y déjate podar por Él.
Examina que medios de unión con el Señor tienes en tu vida personal y comunitaria.
En este tiempo Pascual es un buen momento para ser testigos de la alegría de resurrección. Visita a alguna familia que necesite ayuda, o visita algún enfermo, anciano o persona necesitada… que demuestre que eres testigo de Jesús.
Haz más viva tu presencia de discípulo de Jesús en tu realidad de cada día. FIN
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