Lectio divina Domingo II Cuaresma Ciclo B 25
Lectio divina Domingo II Cuaresma Ciclo B. 25 Febrero 2018 Secretariado Catequesis de Cádiz y Ceuta Música: Naruto Sadness and Sorrow Elaboración: Manuel López/Eloísa Díaz-Jara Montaje: Eloísa Díaz-Jara Avance Manual
ORACIÓN INICIAL Gracias, Jesús, por la revelación que nos haces, hoy. Con frecuencia quedamos envueltos y golpeados por nuestros temores. Pero, sabemos que Tú vives en nosotros para hacer resplandecer nuestra obscuridad y dar ánimo a nuestra existencia. Que nos dejemos siempre iluminar por el resplandor de tu luz y por la energía de tu resurrección.
TEXTO BÍBLICO Mc. 9, 2 -10 Seis días más tarde Jesús toma consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, sube aparte con ellos solos a un monte alto, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo. Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y dijo a Jesús: «Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías» . No sabía qué decir, pues estaban asustados. Se formó una nube que los cubrió y salió una voz de la nube: «Este es mi Hijo, el amado; escuchadlo» . De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos. Cuando bajaban del monte, les ordenó que no contasen a nadie lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Esto se les quedó grabado y discutían qué quería decir aquello de resucitar de entre los muertos.
lectura ¿Qué dice el Texto?
Jesús se aleja temporalmente de la gente y del grupo grande de discípulos para subir a la montaña acompañado sólo de Pedro, Santiago y Juan. En la soledad y en el silencio contemplativo Jesús queda transfigurado. Su relación íntima con el Padre hace que a Jesús se le vea resplandeciente.
¿Qué experiencia tuvo Jesús en la montaña? ¿Qué apreciaron los discípulos? Estos se dieron cuenta que Jesús estaba muy cerca del Padre. Se dan cuenta de que Dios se revela en Jesús, de manera similar a como se reveló en otro tiempo a Moisés y Elías; que Jesús forma parte de la nube de la divinidad.
Los discípulos han podido probar esta experiencia a partir de la humanidad de Jesús; una humanidad como la nuestra: limitada, débil, caduca.
Jesús se transfiguró ante tres discípulos a quienes les costaba mucho aceptarlo: Pedro hace poco había intentado que Jesús se hiciera atrás de su mesianismo; Santiago y Juan solicitaban un lugar de honor en su reino.
Jesús les hace ver que el Mesías de Dios es hombre como los demás, como ellos mismos; y que la gloria no le viene de ser un hombre especial, privilegiado, triunfante.
Él es el Hijo amado. Así lo revela el Padre y así lo vive Jesús. Esta fue la experiencia central de la vida de Jesús: vivir como amado. Y los discípulos son invitados a escucharlo y a seguirlo, aunque lo vean desacreditado, humillado, atrapado, perseguido, hombre de dolores, crucificado.
meditación ¿Qué me dice el Señor en el Texto?
Jesús toma la decisión de mostrar a Pedro, Santiago y Juan una anticipación de su gloria, la que tendrá después de la resurrección, para confirmarlos en la fe y alentarlos a seguirlo por la senda de la prueba, por el camino de la Cruz. Y, así, sobre un monte alto, inmerso en oración, se transfigura delante de ellos: su rostro y toda su persona irradian una luz resplandeciente.
Escuchar a Cristo lleva a asumir la lógica de su misterio pascual, ponerse en camino con Él para hacer de la propia vida un don de amor para los demás, en dócil obediencia a la voluntad de Dios, con una actitud de desapego de las cosas mundanas y de libertad interior. La consigna para los discípulos y para nosotros es esta: «¡Escuchadlo!» . Escuchad a Jesús. Él es el Salvador: seguidlo.
Es necesario estar dispuestos a «perder la propia vida» , entregándola a fin de que todos los hombres se salven: así, nos encontraremos en la felicidad eterna. El camino de Jesús nos lleva siempre a la felicidad. Habrá siempre una cruz en medio, pruebas, pero al final nos lleva siempre a la felicidad. Jesús no nos engaña, nos prometió la felicidad y nos la dará si vamos por sus caminos.
Jesús hoy nos invita a hacer un “alto” en el camino, como los discípulos para contemplar a Jesús. Buscar estos espacios para encontrarse con el Señor ayuda a caminar en el seguimiento de Jesús y a no caer en la rutina.
Dios Padre, hoy, como en la transfiguración, nos dice: «Este es mi Hijo, el amado; escuchadlo» . Estemos atentos a escuchar a Dios en la oración. Leamos y comprendamos la Biblia, la Palabra de Dios. Escuchemos a Dios, a través de los signos de los tiempos que se nos presentan. Respondamos al Dios que nos habla.
Con Pedro, Santiago y Juan subamos también nosotros hoy al monte de la Transfiguración y permanezcamos en contemplación del rostro de Jesús, para acoger su mensaje y traducirlo en nuestra vida; para que también nosotros podamos ser transfigurados por el Amor. En realidad, el amor es capaz de transfigurar todo.
oración ¿Qué respondo al Señor que me habla en el Texto?
Señor, sí, éste es mi reto. Me es mucho más fácil ahogar tus palabras llenándote de las mías, que hacer silencio para acoger la tuya. Tal vez porque, como a aquellos hombres, el bienestar, la comodidad o el miedo, me haga cerrar los oídos y decir que no hablas, que estás lejos, que te desentiendes. Y Tú estás ahí, Señor.
Tu palabra y tu vida se me han quedado pegadas en mi historia y en mi corazón, en lo más íntimo de mí, y deseo con todas mis fuerzas acogerte, vivirte, quererte y anunciarte. Que no me frenen los miedos, Señor, ni las voces agresivas de mil maneras, porque tú, sólo Tú, tienes Palabras de vida.
contemplación ¿Cómo reflejo en mi vida lo que me dice Dios en el Texto?
Hoy también a nosotros el Señor nos invita a tener la misma experiencia. A los primeros discípulos no les fue fácil entender que el Maestro moriría en la cruz. Por eso Jesús les hizo subir a hasta el monte de la transfiguración, para que vieran, escucharan y experimentaran lo que les esperaba al final del camino.
El Señor, nos llama al Tabor, a la altura…, a ascender, a un diálogo con los grandes orantes de la historia: Moisés y Elías. En ese diálogo es donde encontramos la iluminación, el aliento, la fuerza para afrontar los retos de la existencia cotidiana.
Ahí, en el diálogo “escuchamos” y descubrimos el sentido último de cuanto vivimos y somos. Escuchándole en silencio, el Señor, purifica todas nuestras oscuridades, nuestros errores y cuanto somos queda “de un blanco deslumbrador”.
No podemos quedarnos siempre en el Tabor, hemos de bajar, hemos de afrontar la vida con los hermanos, hemos de transformar nuestra condición humana sin separarnos de los otros.
Elevar la vida cotidiana de toda dependencia, superar el miedo al futuro sin protección, entregar el amor sin esperar nada a cambio, salir de la tristeza por amor a otro. Hemos de escrutar como los discípulos “qué significa resucitar de entre los muertos”. “Ellos guardaron el secreto”; nosotros también en “secreto”, ¿trabajamos con el Señor para vivir y resucitar con Él.
¿Qué experiencia tienes de Jesús Transfigurado? ¿Crees que la transfiguración en tu vida se puede dar a través de una fuerte experiencia de encuentro con Jesús en la oración y en la vida sacramental? ¿En qué puede cambiar tu vida la escucha de la Palabra? ¿A qué te compromete?
acción ¿A qué me comprometo?
Jesús toma consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, sube aparte con ellos solos a un monte alto. Toma tú también a las personas que te puedan acompañar y experimentar en la cercanía con Jesús, su presencia que transforma la vida.
Jesús te invita frecuentemente a encontrarme con Él, como lo hizo con sus Apóstoles. Sé consciente de que necesitas hacer un “alto” en el camino, como los discípulos para contemplar y seguir a Jesús.
Su relación íntima con el Padre hace que a Jesús se le vea resplandeciente. Busca el momento para que también en el encuentro con Jesús, tu forma de vivir sea resplandeciente.
Busca en este texto algunas ideas que te animen a superar las dificultades en el seguimiento de Jesús.
«Este es mi Hijo, el amado; escuchadlo» . Dedica un buen tiempo a la contemplación de Jesús mediante la oración y escúchalo a través de los signos de los tiempos que se te presentan.
Recuerda tus primeros encuentros con Jesús. ¿Acaso no fue una “trasfiguración”, lo que cambio el horizonte de tu vida? Eres medio de Dios para que otros puedan ser encontrados por Él ¿Cómo lo puedes hacer concreto?
Concreta qué acciones puedes realizar esta semana para “transfigurar” tu realidad personal, familiar, comunitaria… FIN
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