Lectio divina Domingo I Cuaresma Ciclo B 18
Lectio divina Domingo I Cuaresma Ciclo B. 18 Febrero 2018 Secretariado Catequesis de Cádiz y Ceuta Música: Sound of an Angel Elaboración: Manuel López/Eloísa Díaz-Jara Montaje: Eloísa Díaz-Jara Avance Manual
Oración inicial Hoy, Señor, me llamas al desierto, aquí estoy para que me purifiques, para encontrarme contigo. En esta soledad quiero hablar contigo, escuchar tu Palabra. En el desierto de mis miedos, de mis desalientos, de mi falta de esperanza… quiero vencer la tentación. Aquí me tienes, Señor, lléname de ti.
TEXTO BÍBLICO Mc. 1, 12 -15 A continuación, el Espíritu lo empujó al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás; vivía con las fieras y los ángeles lo servían. Después de que Juan fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía: «Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio» .
LECTURA ¿Qué dice el Texto?
"El Espíritu empujó a Jesús al desierto, y se quedó en el desierto cuarenta días". ¡Esto es la Cuaresma: 40 días de desierto!
Este tiempo evoca antiguos acontecimientos bíblicos de gran simbolismo espiritual: 40 fueron los años de peregrinación del pueblo de Israel por el desierto hacia la tierra prometida; 40 los días de permanencia de Moisés en el monte Sinaí, en pleno desierto, en donde Dios renovó la alianza con su pueblo y le entregó las Tablas de la Ley;
los días que recorrió Elías por el desierto hasta llegar a encontrarse con el Señor en el monte Horeb, también fueron 40; y 40 los días que Jesús transcurrió en el desierto orando y ayunando, antes de iniciar su vida pública.
La realidad física del desierto puede ser como un símbolo de la vida espiritual: es el lugar del desprendimiento de todo lo superfluo; una invitación a la austeridad y al retorno a lo esencial. Es allí en donde el hombre experimenta su fragilidad y sus propias limitaciones; el lugar de la prueba y de la purificación. Pero también el escenario más apropiado para la búsqueda y el encuentro personal con Dios en la oración, en el silencio del alma y en la soledad de las criaturas.
El desierto es arduo y difícil, pero necesario. Y nuestra vida cristiana tiene que pasar necesariamente por él. Es decir, por la experiencia del silencio y de la soledad, del desprendimiento de las cosas materiales, del sacrificio y, sobre todo, de la oración y del encuentro íntimo y personal con Dios.
Es un camino por el que tenemos que entrar si queremos llegar a la Vida. Todos tenemos nuestras horas arduas de aridez y de cansancio, de fatiga y de derrota; de soledad, de sufrimiento, de desolación y de ceguera interior. Y todo esto es también el desierto.
Y estas horas amargas pueden ser sinónimo de fecundidad y de vida si sabemos vivirlas unidos a Dios. Entonces sí, el desierto será el camino que nos lleve hasta la tierra prometida, al encuentro con Dios. La experiencia del desierto nos conducirá al gozo pascual de la resurrección.
meditación ¿Qué me dice el Señor en el Texto?
«El Espíritu lo empujó al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás; vivía con las fieras y los ángeles lo servían» . Jesús en esos cuarenta días de soledad, se enfrentó a Satanás «cuerpo a cuerpo» , desenmascaró sus tentaciones y lo venció. Y en Él hemos vencido todos, pero a nosotros nos toca proteger esta victoria en nuestra vida diaria.
Cuaresma… un tiempo de combate espiritual contra el espíritu del mal. Y mientras atravesamos el «desierto» cuaresmal, mantengamos la mirada dirigida a la Pascua, que es la victoria definitiva de Jesús contra el Maligno, contra el pecado y contra la muerte. He aquí el significado de este primer domingo de Cuaresma: volver a situarnos decididamente en la senda de Jesús, la senda que conduce a la vida. Mirar a Jesús, lo que hizo Jesús, e ir con Él.
En cambio, en el desierto podemos bajar en profundidad, donde se juega verdaderamente nuestro destino, la vida o la muerte. ¿Cómo escuchamos la voz de Dios? Este camino de Jesús pasa a través del desierto. El desierto es el lugar donde se puede escuchar la voz de Dios y la voz del tentador. En el rumor, en la confusión esto no se puede hacer; se oyen sólo las voces superficiales.
El desierto cuaresmal nos ayuda a decir no a la mundanidad, a los «ídolos» , nos ayuda a hacer elecciones valientes conformes al Evangelio y a reforzar la solidaridad con los hermanos.
Entremos en el desierto sin miedo, porque no estamos solos: estamos con Jesús… La Cuaresma es un tiempo propicio que debe conducirnos a tomar cada vez más conciencia de cuánto el Espíritu Santo, recibido en el Bautismo, obró y puede obrar en nosotros. Y al final del itinerario cuaresmal, en la Vigilia pascual, podremos renovar con mayor consciencia la alianza bautismal y los compromisos que de ella derivan.
oración ¿Qué respondo al Señor que me habla en el Texto?
Señor, ayúdame a buscarte, a vivir en tu presencia, a saber que me aleja de ti… Señor, que tu Palabra llene nuestro corazón, que iluminados por ella encontremos en ti el sentido de nuestra vida.
Señor, que en el desierto de esta Cuaresma, nos identifiquemos contigo, nos asemejemos a ti. "
contemplación ¿Cómo reflejo en mi vida lo que me dice Dios en el Texto?
La Cuaresma es momento propicio para “revestirnos del hombre nuevo”. Del corazón del hombre renovado proceden los comportamientos buenos: hablar con verdad, compartir lo que se posee con los demás, especialmente con quien pasa necesidad… ¿Qué implica para ti hoy volverte a Dios y convertirte de corazón?
Se trata de revestirnos del hombre nuevo, con actitudes nuevas: ser dóciles, magnánimos, misericordiosos, dispuestos al perdón…, mirar el lado positivo de cada uno…
“…el Espíritu lo empujó al desierto”. ¿A dónde te lleva hoy el Espíritu? ¿Qué implica para ti el desierto? ¿Qué tipos de “desierto” experimentas en tu vida hoy? ¿Cómo reaccionas ante la realidad del desierto?
Interioriza la imagen del “desierto” en la realidad de tu vida y asume el compromiso de “vencer” la tentación con la gracia de Dios.
“…siendo tentado por Satanás” Como Jesús tú también eres tentado, ¿cuáles son tus tentaciones hoy? ¿Qué te aparta del seguimiento de Jesús? Intenta “conectar” vitalmente las tentaciones de Jesús con las tentaciones de tu vida cotidiana.
acción ¿A qué me comprometo?
No puede ser una cuaresma más. Es hora de ir como Jesús a “galilea” para proclamar el anuncio de la conversión, empezando por ti mismo.
En el desierto de la vida, cuando no encuentras la belleza de la fe, surgen tentaciones. Analiza las tentaciones más tangibles de tu vida hoy y preséntalas al Señor en tu oración.
No esperes al mañana. Proponte alguna cosa para vivir más consciente y plenamente tu seguimiento al Señor.
Para poder proclamar la Buena Nueva de Jesús, es preciso primero llenarte tú. Aprovecha esta cuaresma para meditar la Palabra de Dios.
Transmite, a quienes te rodean, el gozo y la serenidad que se experimenta al confiar en la misericordia de Dios, aun en medio del desierto
Toma conciencia de tus ídolos, de las tentaciones que te acechan y proponte un plan de crecimiento espiritual para esta Cuaresma.
Reflexiona con tu comunidad, familia, grupo… sobre el sentido de la Cuaresma como camino de preparación para la Pascua. Busca una meta semanal. FIN
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