LAS NAVAS DE TOLOSA Autor Rafael Lpez Gimnez

LAS NAVAS DE TOLOSA Autor: Rafael López Giménez Fecha: Septiembre 2008 Música: Greensleeves

BATALLA DE LAS NAVAS DE TOLOSA Tuvo lugar el día de la Virgen del Carmen (16 de Julio) de 1212 , el próximo 2012 se celebrará el 8º Centenario de esta singular batalla, que se desarrolló en el actual P. N. de Despeñaperros. Esta batalla campal, considerada la más importante de toda la Reconquista y la más espectacular de las batallas medievales por las fuerzas contendientes, fue ganada por los ejércitos cristianos al mando del rey Alfonso VIII de Castilla, derrotando a las tropas almohades capitaneadas por el califa Al - Nasir, más conocido por los cristianos como Miramamolín. La gran victoria tuvo como consecuencia el impulso a la Reconquista en el sur de España para expulsar a los árabes invasores, marcándose también el inicio del desmoronamiento del imperio almohade tanto en el Magreb como en Al – Andalus. En definitiva, con el triunfo de las Navas de Tolosa se cerraron las puertas de Castilla a los musulmanes y se abrieron las de Andalucía a las campañas de San Fernando. Los antecedentes históricos inmediatos a esta gran batalla son dos: La derrota de las tropas cristianas del rey Alfonso VIII por las almohades del califa Al-Mansūr (Yusuf II), en la batalla de Alarcos el 19 de Julio de 1195, y la matanza de frailes-soldados calatravos en el castillo de Salvatierra, al sur de Ciudad Real. Vamos a visitar los escenarios naturales, de singular belleza, de estos importantes hechos históricos acaecidos en época medieval en la provincia de Ciudad Real y sus alrededores.

Lateral sur de Alarcos desde el que fue campo de batalla el 19 de Julio de 1195

Visitando Alarcos podemos ver este interesante panel de metacrilato transparente con los dibujos de las tropas cristianas (en primer término) y musulmanas (al fondo), para ubicar en el lugar exacto que ocuparon en el escenario real. Las edificaciones del fondo corresponden a la finca “Villadiego”.

La batalla de Alarcos, o desastre de Alarcos, fue una batalla librada junto al castillo de Alarcos, situado en un cerro al lado del Guadiana, a 7 Km. de Ciudad Real, el día 19 de julio de 1195, entre las tropas cristianas de Alfonso VIII de Castilla y las almohades de A bū Yūsuf Ya'qūb al-Mansūr (Yusuf II), saldándose con la derrota para las tropas cristianas, que desestabilizó por completo al Reino de Castilla y frenó todo intento de reconquista hasta la batalla de las Navas de Tolosa. Imprudentemente, Alfonso VIII decidió presentar batalla, tal vez por confiar en la fuerza de la caballería pesada castellana, no esperando los refuerzos de Alfonso IX de León ni los de Sancho VII de Navarra que estaban de camino.

La carga cristiana fue un tanto desordenada pero su impulso fue formidable. A la tercera carga consiguió la caballería cristiana romper la formación del centro de la vanguardia almohade, haciéndolos retroceder y causando numerosas bajas. Tres horas habían pasado ya desde el comienzo de la batalla, siendo en ese momento mediodía. El calor y la fatiga comenzaron a afectar a la caballería cristiana Aun tras recibir numerosas bajas, los musulmanes no tardaron en reagruparse, cerrando la salida a la caballería cristiana a la que rebasaron por los flancos y atacaron por la retaguardia, lo que, junto a la labor de los arqueros y a las maniobras de desgaste, acabó por cerrar el cerco.

El ejército castellano no estaba preparado para aquella nueva táctica y finalmente se vieron en la necesidad de huir, sufriendo así una tremenda derrota, en la que estuvo a punto de perecer el propio rey de Castilla Alfonso VIII. A los pies del cerro de Alarcos, como vimos antes donde se desarrolló la batalla, se encuentra la finca Villadiego que ya en aquella época tenía ese nombre. De allí parte el camino que el Rey y su séquito tomó para huir tras la batalla, pudiendo ser este hecho el origen de la frase "tomar las de Villadiego". En la foto, diversas piezas encontradas en las excavaciones realizadas en Alarcos (Puntas de lanza y de flechas, hoces, espuelas, herraduras, monedas, anillos, etc. ) que se exponen en el Museo Provincial de Ciudad Real.

Justo al lado del castillo encontramos la ermita gótica del s. XIII dedicada a Santuario de la Virgen de Alarcos. Planta de cruz latina. Formada por tres naves separadas por diez pilares con columnas adosadas. Conserva restos de artesonados mudéjares. Destaca el magnífico rosetón de tracería. La construcción de esta ermita se inició tras la victoria de Las Navas de Tolosa con el fin de repoblar la ciudad medieval existente de 33 Ha. , pero el personal, habiéndose producido allí la derrota de 1195, más una epidemia de peste, no estaba por la labor de vivir en lugar tan nefasto, hasta que Alfonso X, incapaz de repoblar la zona, trasladó a sus habitantes a una aldea próxima llamada Pozo Seco de Don Gil, donde fundó Villa Real en el año 1255, la actual Ciudad Real.

Vista exterior del impresionante rosetón de tracería.

Vista interior del magnífico rosetón

La segunda de las causas que desembocaron en la batalla de Las Navas de Tolosa tuvo lugar en este CASTILLO DE SALVATIERRA en 1211 con la matanza de 400 Caballeros Calatravos y la toma del castillo tras largo asedio por las tropas almohades al mando del califa Al- Nasir.

Este CASTILLO DE SALVATIERRA tiene una historia que enaltece su situación actual de humilde ruina progresiva, que desgraciadamente acabará en desaparición física, pero nunca espiritual por su brillante historia: Localizado a 5 Km. de Calzada de Calatrava (Ciudad Real), fue construido por los musulmanes en torno a los siglos X u XI sobre otra construcción existente de origen romano. Tras el desastre de Alarcos los musulmanes establecieron la frontera en el río Tajo y nuestro castillo de Salvatierra a más de 100 Km. fue conquistado por los Caballeros Calatravos en el año 1198. El Califa Al- Nasir se propuso expulsar a los frailes guerreros de la fortaleza de Salvatierra hacia donde se dirigió con un enorme ejército almohade que aniquiló a los 400 Caballeros Calatravos que bajaron del castillo para intentar defenderlo. Salvatierra no la conquistaron, estaba preparada para resistir un largo asedio con los almacenes llenos de trigo, cebada, legumbres, carne, etc. y pese al sacrificio citado de los 400 caballeros, los quedaban en el interior eran bravos y valerosos para oponerse a los almohades. El rey Alfonso VIII de Castilla tenía un dilema o acudir con su ejército a Salvatierra para levantar el cerco de los almohades, o prudentemente no ponerse en camino pensando en la derrota que obtuvo en Alarcos por exceso de confianza y si de nuevo era derrotado en Salvatierra las consecuencias para Castilla serían fatales. La sed fue el principal enemigo de los monjes calatravos y numerosos defensores murieron aquel caluroso verano manchego de 1211, no durando el asedio ni dos meses. Los almohades no tomaron Salvatierra sino que se pactó una capitulación y Al- Nasir, satisfecho con la conquista de Salvatierra, símbolo de la resistencia castellana frente a los musulmanes, no prosiguió en su avance hacia el territorio cristiano, volviendo a Córdoba y luego a Sevilla, dejando a Castilla sumida en el dolor y el pesimismo.

Esta interesante y didáctica foto que tomé una fría mañana de invierno, nos diferencia la brillante historia del Castillo de Salvatierra, símbolo de la resistencia castellana frente a los musulmanes, que aparece iluminado por el “candilazo” del sol saliente, del nulo papel histórico del formidable castillo roquero de Calatrava la Nueva que aparece en tonos grises, al fondo a la derecha.

MAPA DE ESPAÑA EN LA EDAD MEDIA, 1212, HABITADA POR TRES CULTURAS: CRISTIANA, JUDÍA Y MUSULMANA. De los cinco reinos cristianos, sólo tres participaron en la Batalla de las Navas de Tolosa con su respectivo rey al frente: CASTILLA, NAVARRA Y ARAGÓN. Mientras que de Portugal y León no acudieron los reyes a la cruzada , sí lo hicieron caballeros portugueses y leoneses a título personal.

PROTAGONISTAS DE LA BATALLA DE LAS NAVAS DE TOLOSA ALFONSO VIII DE CASTILLA: En todo momento llevó la voz cantante en esta batalla, desde la planificación inicial a la estrategia de la batalla, en la que era el comandante en jefe del ejército cruzado, aunque se hable, por cortesía, de “Los Tres Reyes” como unidad de mando. A los 3 años de edad heredó el trono por muerte prematura de su padre Sancho III. A los 14 años se le declaró mayor de edad, casándose al año siguiente con Leonor de Inglaterra, hermana de Ricardo Corazón de León, con la que tuvo 12 hijos. Sufrió la derrota de Alarcos en 1195 y el honor de la victoria de Las Navas en 1212 , muriendo dos años después, en 1214, a los 58 años de edad. SANCHO VII DE NAVARRA, conocido también por EL FUERTE por su complexión física con unos 2 metros de altura, auténtico gigante para su época; primo de Alfonso VIII un año mayor que éste. Aliado de los Almohades en múltiples ocasiones, aunque participo en esta cruzada de Las Navas amenazado de excomunión por el papa Inocencio III. Murió a los 80 años, pasando los últimos años de vida postrado por un cáncer en una pierna que a diario picoteaba una gallina que se lo comía. En esa última época, era una persona tan gorda que causaba admiración ajena provocando una terrible vergüenza en el rey que se escondía de las miradas. PEDRO II DE ARAGÓN, más joven que los dos anteriores, era también primo de Alfonso VIII. Era de complexión atlética y muy notable estatura. Se hizo vasallo de la Santa Sede, por lo que se le conoce también como Pedro II el Católico. Fiel amigo de su tío el rey castellano, participó a su lado en la batalla de las Navas de Tolosa, muriendo un año después, en 1213, intentando asaltar el castillo de Muret, a consecuencia de una tremenda herida recibida en el costado. Le sucedió su hijo Jaime I El Conquistador. AL-NASIR ó MIRAMAMOLÍN, palabra que procede del título honorífico de “ Amir al- muminin” (Príncipe de los Creyentes), 4º califa almohade, hijo de Al- Mansur o Yusuf II, vencedor de Alarcos que murió en 1199, y de una esclava cristiana llamada Zahar (Flor). Miramamolín se parecía físicamente más a su madre: blanco, barba rubia, ojos azules y estatura alta; callado por culpa de su tartamudez, prudente, poco sanguinario pero muy avaro. Murió al año siguiente a su derrota en Las Navas (1213) con tan solo 32 años de edad, tras un reinado de 15

INOCENCIO III, PAPA: Fue elegido pontífice en 1198, con 38 años de edad. Contra los almohades promovió una cruzada que atrajo a Toledo cruzados para Las Navas de Tolosa. Era muy enérgico y las dos armas más poderosas de las que disponía, que las utilizó, fueron: la excomunión y el entredicho. Además de la Cruzada de Las Navas promulgó la Cuarta Cruzada de Tierra Santa; otra Cruzada sin Tregua contra los albigenses hasta exterminio de la herejía. Convocó el Concilio de Letrán. Murió a los 56 años de un ataque de malaria. RODRIGO XIMÉNEZ DE RADA: Arzobispo de Toledo, cargo al que iba ligado el de Canciller del Reino, predicó la Cruzada de Las Navas. Consejero de Alfonso VIII de Castilla fue su amigo fiel que estuvo siempre al lado de su Rey hasta su muerte. Don Rodrigo tuvo una participación muy activa en la batalla de Las Navas, hombre de gran energía, férrea voluntad, destacó como político, religioso y escritor prolífico. La cara más humana y práctica la muestra en su tolerancia con judíos y musulmanes. Muere a los 67 años. ARNALDO AMALARICO, Arzobispo de Narbona. Oriundo de Cataluña, inició su brillante carrera como Abad del Monasterio cisterciense de Poblet en Tarragona. En 1200 fue nombrado nada menos que Abad del Monasterio de Cîteaux, casa matriz de los cistercienses, teniendo el control y autoridad sobre 600 abadías y 10. 000 monjes. Elegido en 1212 Arzobispo de Narbona no dudó en acudir a la Cruzada de España aglutinando a los ultramontanos. Cuando la mayoría de estos se volvieron a su tierra, Arnaldo continuó participando activamente en la batalla. DIEGO LÓPEZ DE HARO: primogénito del señor de Vizcaya, una familia poderosa de Castilla. Imbuido del espíritu de cruzada e ideales caballerescos, ocupó el importante cargo de Alférez Real, incluso después de la derrota de Alarcos. En la Batalla de las Navas de Tolosa fue el Adalid del Ejército, demostrando las cualidades que debía tener: sabiduría, esfuerzo, buen sentido natural y lealtad. En esta batalla recibió gran gloria al ir en la vanguardia cristiana. MARTÍN HALAJA: un personaje clave, cazador furtivo, fugitivo de la justicia musulmana por su actividad furtiva, que vivía en la frontera a salto de mata como “golfín” o “almogárave” según se denominaba a estos personajes, y que como conocedor del terreno se presentó ante los cristianos, los enemigos de sus enemigos los almohades, para llevarlos por un paso tranquilo no vigilado por los musulmanes al oeste del Muradal, hoy denomindo Puerto del Rey.

CABALLEROS DE LAS ÓRDENES MILITARES: Eran llamados soldaos de Cristo. Como monjes habían consagrado su vida a Dios y como soldados su única misión era combatir por Él. E retrato que se hace de ellos es el de unos fieros guerreros desinteresados por su aseo personal, cubiertos de polvo, sudor y la herrumbre de sus cotas de malla. Debían vestir sin lujo, con humildad. Tonsuraban su cabello en la coronilla para no tener que cuidar el pelo que lo consideraban como una vanidad. CABALLEROS, JINETES Y PEONES de las huestes reales de tres de los cinco reinos cristianos, con su respectivo rey al frente: CASTILLA, NAVARRA Y ARAGÓN, mientras que de Portugal y León no acudieron los reyes a la cruzada , sí lo hicieron caballeros portugueses y leoneses a título personal. PRELADOS Y SUS HUESTES. La iglesia castellana se volcó en la cruzada, acudieron: el arzobispo de Toledo, Rodrigo Ximénez de Rada; el obispo de Palencia, Tello Téllez de Meneses; el obispo de Sigüenza, D. Rodrigo; el obispo de Ávila, D. Pedro, el joven canónigo toledano Domingo Pascual, etc. ; todos ellos combatientes activos, acompañados de sus nutridas huestes guerreras MILICIAS CONCEJILES. Tuvieron un destacado papel las tropas de más de 24 concejos peninsulares, cada uno organizado con: notario, cuadrilleros, atalayeros, cirujanos, capellanes y guardadores.

SOLDADOS ALMOHADES Se podían distinguir: almohades soldados regulares, andalusíes (nacidos en Andalucía) regulares y voluntarios, y mercenarios que los califas utilizaban como guardia personal al ser más fieles que los propios almohades. ARQUEROS TURCOS (AGZAZ): su prestigio estaba avalado por su mortal puntería. Esta se debía a dos factores: al arco compuesto, de mayor potencia que el arco normal, y el tiro parto consistente en adelantar al objetivo y volverse hacia atrás para dispararle. JINETES ÁRABES iban armados con lanzas, flechas y hondas. Los mercenarios árabes (de la península arábiga) eran hábiles jinetes de valentía sin igual, rudos, de costumbres poco refinadas pero mejor considerados socialmente que los arqueros agzaz. MUJERES Y NIÑOS acompañaban a los árabes al campo de batalla, alentando a los combatientes con sus penetrantes gritos que elevaban la moral de los suyos, aterrorizando a los soldados contrarios. En las largas batallas durante el verano, proporcionaba agua a los guerreros e incluso llegaban a combatir ellas mismas.

PROLEGÓMENOS DE LA BATALLA DE LAS NAVAS DE TOLOSA La derrota de Alarcos y la más recientemente capitulación de Salvatierra hicieron que el rey castellano Alfonso VIII se mostrara más decidido que nunca a enfrentarse a los musulmanes de una forma total: UN DUELO ENTRE CRISTIANOS Y MUSULMANES EN UNA BATALLA CAMPAL. El Papa Inocencio III, puso en marcha la organización de una gran cruzada internacional equiparable a las que se realizaban en Tierra Santa. Toledo fue la capital donde se concentraron los cruzados atendidos por el arzobispo de la ciudad Rodrigo Ximénez de Rada, quien al ver el intenso flujo de extranjeros decidió hospedarlos en la Huerta del Rey controlando mejor los problemas de orden público, tan importantes como los de aprovisionamiento de alimentos: pan ligero o bizcocho, carne salada, legumbres, queso, ajos, cebollas, agua y vinagre, con propiedades no solo alimenticias, los ajos y cebollas se empleaban como remedios curativos contra el agua corrompida de los pozos y el vinagre con agua para apagar la sed. Los almohades decían que en Toledo se estaban reuniendo los cristianos como las langostas. El ejercito que se congregó estaba constituido por cruzados de los reinos hispanos (castellanos, aragoneses y navarros, con sus reyes; leoneses y portugueses, a título particular), los obispos y sus huestes (Toledo, Palencia, Sigüenza, Osma y Ávila), los caballeros de las órdenes militares (Temple, San Juan, Calatrava y Santiago), las milicias concejiles (Madrid, Atienza, Olmedo, Arévalo, Nájera, Cuéllar, Coca, Béjar, etc. ) y los “ultramontanos”, como denominaban los hispanos a los procedentes de poblaciones de más allá de los montes Pirineos.

Los primeros en salir de Toledo hacia el campo de batalla, el 19 de junio de 1212, fueron precisamente los “ultramontanos” por lo impacientes que estaban. Al mando del arzobispo de Narbona salieron: 62. 000 cruzados (2. 000 caballeros, 10. 000 jinetes y 50. 000 peones o infantes). Casi ninguno de ellos, como luego veremos, peleó en la batalla de Las Navas de Tolosa, se volvieron mucho antes. Al día siguiente, 20 de junio, salió Alfonso VIII al frente de los 12. 000 cruzados hispanos (1. 500 caballeros, 3. 500 jinetes y 7. 000 peones). El ejército marchaba dividido en tres cuerpos con una distancia máxima entre ellos de una jornada, por si alguno era atacado ser auxiliado por los otros. Abrían la expedición los ultramontanos comandados por Diego López de Haro; a estos le seguían los aragoneses mandados por Pedro II el Católico y en tercer lugar Alfonso VIII con las fuerzas castellanas. La distancia que se recorría diariamente oscilaba entre 12 y 16 Km. El ejército almohade de 20. 000 musulmanes, sale de Sevilla en junio de 1212 hacia la frontera, al mando del califa Al- Nasir, también conocido como Miramamolín y como El Verde por el turbante cuajado de esmeraldas que solía usar. Remontaron el Guadalquivir hasta Jaén en cuyas montañas pensaron quedarse, por que temiendo al ejército cristiano tan reforzado por los extranjeros no pensaron presentarle batalla, sino atacarles por la espalda cuando se retirasen los cristianos. Cuando Al- Nasir se enteró del hecho sorprendente de la retirada de los ultramontanos, recobró la osadía y se dirigió para Sierra Morena al encuentro de los cristianos.

ITINERARIO DEL EJÉRCITO CRISTIANO Como hemos dicho el 19 de Junio de 1212 desde Toledo salen las tropas hacia al- Andalus siguiendo una antigua senda conocida como Cañada de las Merinas, utilizada por la Mesta para la trashumancia del ganado, que unía Toledo con Calatrava la Vieja cerca de Ciudad Real y continuaba hasta Córdoba. La vanguardia cristiana al 5º día de expedición dejó tierras castellanas para entrar en las almohades, llegando ese día de San Juan (24 -06) a MALAGÓN cuyo castillo, fortaleza más avanzada de los musulmanes próxima a Toledo, atacaron los ultramontanos sin aceptar negociar la entrega del castillo por la vida de los ocupantes, pasando a cuchillo a todos salvo al gobernador y sus hijos que escaparon. El 27 -06 llegan a CALATRAVA LA VIEJA y Alfonso VIII, por razones humanitarias, capitula con los árabes el 01 -07 con el desacuerdo de los ultrapirenáicos querían pasarlos a cuchillo como en Malagón, por lo que el 03 -07 los ultramontanos comunican su deserción y vuelven a sus hogares en una desbandada general, salvo unos 150 cruzados al mando del arzobispo de Narbona. El 04 -07 llegan a ALARCOS sirviendo como base para tomar las fortalezas más cercanas de Caracuel y Piedrabuena. El 09 -07 llegan a SALVATIERRA decidiendo Alfonso VIII pasar de largo para entrar antes en batalla contra Miramamolín. De todas maneras, antes de irse el rey castellano, exhibió su potencia militar ordenando que formaran todas las tropas ante el castillo de Salvatierra pasar revista. Pocas veces se había visto en la Península un ejército tan bien armado y pertrechado. El 11 -07 pasan por EL VISO DEL MARQUÉS El 13 -07 divisan el campamento almohade desde EL PUERTO DEL MURADAL Vamos a comentar ahora, sobre fotos recientes del recorrido por estos lugares disfrutando de la naturaleza que los rodea, algunos detalles de esta apasionante e importante historia medieval que en ellos tuvo lugar hace casi ocho siglos.

Calatrava la Vieja era una auténtica ciudad de 25 Ha. con un perímetro amurallado de 1. 500 m , 37 torres y un profundo foso que la rodeaba alimentado por las aguas del Guadiana, mediante un complejo sistema hidráulico de abastecimiento y defensa con “corachas” o ruedas hidráulicas, alarde de la supremacía tecnológica del califato cordobés. Era la población más importante de La Mancha, encrucijada de las rutas que unían Córdoba a Toledo y al Atlántico con Levante. La victoria de Las Navas (1212) y la fundación de la cercana Ciudad Real (1255) marcó la decadencia progresiva de Calatrava la Vieja y su abandono definitivo a principios del siglo XV.

Cuando el 27 -06 -1212 llegan los cruzados de Alfonso VIII, Calatrava parecía imbatible sin ser sometida a un largo castigo de catapultas, pero el primer obstáculo serio que encontraron fue no poder vadear el Guadiana por que los musulmanes habían arrojado al lecho multitud de abrojos, unas piezas piramidales de hierro que actuaban como minas por que, cayeran como cayeran al suelo, siempre tenían uno de sus cuatro pinchos hacia arriba dispuesto a clavarse en quien lo pisara, en los pies de los peones y en los cascos de los caballos.

Los exploradores limpiaron el lecho del río y el 1 de julio ya habían capitulado los musulmanes que lograron salir libres “con sus vestidos y un total de 35 caballos”. Los ultramontanos rechazaron este acuerdo y exigían que los musulmanes fueran pasados a cuchillo como en Malagón; pero la negativa de Alfonso VIII a esta pretensión, unida a las sofocantes temperaturas del verano manchego a las que no estaban acostumbrados, determinaron la espantada en masa de los ultrapirenaicos a sus países. Desde entonces, todo empezó a salirle mejor a Alfonso VIII.

En contra de lo que opinan algunos historiadores en el sentido de que Alfonso VIII debió proseguir camino hacia la gran batalla y no entretenerse en conquistar Calatrava, la rápida conquista de esta ciudad fue muy acertada ya que los cruzados la encontraron repleta de armas y provisiones que el ejército

CALATRAVA LA VIEJA Sus antecedentes prerromanos aún no se conocen bien. Tras su casi total destrucción por rebeldes toledanos en el año 853, en dos años se reconstruye por los omeyas cordobeses con un proyecto defensivo y urbanístico unitario muy innovador para su tiempo, con la tecnología hidráulica comentada que convertían a la ciudad en una isla rodeada por el Guadiana y la muralla, símbolo del poder del emirato cordobés en esta región. Desde 1148 a 1157 fue la primera sede de la Orden del Temple en Castilla, quedando de este periodo los restos del ábside de su iglesia inacabada. Tras los templarios, donan la ciudad a la primera Orden militar peninsular creada ese año de 1158, a la Orden de Calatrava que construye una nueva iglesia y un edificio conventual. Tras la derrota de Alarcos en 1195 Calatrava en poder de los almohades sirve de vanguardia de su imperio frente al reino de Castilla, hasta que este la recupera definitivamente con motivo de la comentada capitulación de 1212, camino de la Batalla de Las Navas

Calatrava la Vieja se localiza a unos 10 Km. al este de Ciudad Real, próxima a la población de Carrión de Calatrava. Alarcos está a unos 17 Km. al oeste de aquí, y por último los castillos de Salvatierra y de Calatrava la Nueva se encuentran al sur junto a Calzada de Calatrava, pudiéndose visitar en un solo día estos interesantes testigos de la historia medieval ciudarealeña.

Continuando con el itinerario que siguieron los cruzados, de Calatrava la Vieja fueron a Alarcos, de donde no ponemos imágenes por que ya las vimos al principio. El 9 de Julio llegan a SALVATIERRA. En esta magnífica panorámica tomada desde el lugar llamado El Alacranejo, a unos 4 Km. hacia el oeste de la población ciudarealeña de Calzada de Calatrava, se pueden observar a la izquierda los restos del glorioso Castillo de Salvatierra, y próximo a él también vemos el majestuoso castillo que construyeron los frailes militares calatravos y que se conoce como el Sacro Convento de Calatrava la Nueva.

Esta bonita y poco frecuente vista desde el oeste de los castillos de Calatrava la Nueva (en primer término) y de Salvatierra (a la derecha), viéndose entre ambos parte de la población de Calzada de Calatrava, la tomé desde mi puesto un día que estuve de montería en la finca “La Obra”, siendo esta imagen y el disfrute de esta vista lo mejor de esa jornada.

Como ya dijimos, el 09 -07 -1212 llegan a SALVATIERRA decidiendo Alfonso VIII pasar de largo para entrar antes en batalla contra Miramamolín. De todas maneras, antes de irse el rey castellano, exhibió su potencia militar ordenando que formaran todas las tropas ante el castillo de Salvatierra pasar revista. Pocas veces se había visto en la Península un ejército tan bien armado y pertrechado.

El SACRO CONVENTO DE CALATRAVA LA NUEVA es una fortaleza de grandes dimensiones (46. 000 metros cuadrados), construida por los caballeros calatravos en los años 1213 a 1217, después de la batalla de las Navas de Tolosa, empleando como mano de obra a buena parte de prisioneros tomados en dicha batalla. Fue una de las más importantes fortalezas de Castilla construida para control de una de las más importantes vías naturales que cruzan Sierra Morena y unen la Meseta con el Valle del Guadalquivir y para sustituir por razones de salubridad (paludismo) como sede maestral a la ciudad de Calatrava la Vieja.

Se considera un castillo roquero por estar construido sobre las rocas de cuarcita de la cumbre de un cerro a 926 m. de altitud. Los farallones verticales de las rocas se utilizaron como parte de los muros. En este aparcamiento se han encontrado restos de la Edad de bronce y de un poblado visigodo. También se cree que este castillo se construyó sobre los restos de otro, el Castillo de Dueñas, lo que demuestra que estratégico lugar de siempre le interesó a las gentes que nos precedieron.

A lo largo de los siglos, fue objeto de distintos añadidos y reformas, siendo las más importantes en época de los Reyes Católicos y de Felipe II. Con el paso del tiempo, y dado que ya no era necesaria la función defensiva, el Castillo-Convento, se limitó a sus funciones religiosas, quedando habitado por frailes calatravos de clausura, si bien siempre hubo un alcaide y guarnición en la fortaleza. En 1. 775 quedó muy afectado por el terremoto de Lisboa, por lo que en 1. 798, los frailes solicitan de Carlos IV, les sea concedido el traslado a Almagro. El cual se efectúa en 1. 802. Por esta puerta exterior del siglo XV, que permite entrar en el recinto externo o liza que está limitada por dos murallas casi paralelas. Este recinto se utilizaba para guardar el ganado, para alojar tropas en tránsito y para refugio de campesinos en caso de peligro. Se conservan documentos en que se detalla todo el edificio y la distribución de las habitaciones. En realidad se trata de un complejo recinto compuesto por iglesia, convento, hospedería, puebla y recinto externo, todo muy fortificado.

Al final de la liza está esta puerta que da acceso a las estancias del castillo y al convento. Una tarde de septiembre de 2004 mi hermano Juan, dos amigos sevillanos Bernardo y Manolo, y yo hicimos una visita; aunque era lunes y estaba cerrado, supimos que la conservadora del castillo iba a ir por la tarde, pero tuvimos que esperar a que abrieran; mientras tanto mi hermano nos ilustró sobre el lugar, su historia y la de los alrededores, con eruditas lecturas y comentarios.

Bonita foto, recuerdo de aquella lección magistral improvisada por mi hermano Juan

Siempre que nos visitan familiares y/o amigos con tiempo y ganas de dar “un paseo campero cultural gastronómico”, este es un punto fijo a visitar con resultados siempre agradables para el recuerdo, como ocurrió esta pasada primavera con nuestros primos Marily y Alfonso.

Y tuvimos ocasión de ver esta magnífica imagen del legendario Castillo de Salvatierra, favorecida por los claro-oscuros típicos de las seminubladas tardes primaverales.

Iglesia con los contrafuertes a modo de torreones, y en primer término el Campo de los Mártires o cementerio.

Vemos la entrada a la Iglesia de estilo cisterciense con un enorme rosetón de la época de los Reyes Católicos. El arco de esta puerta de entrada está realizado con piedra volcánica.

En esta ocasión la visita fue acompañando a nuestros hijos Beatriz y Rafael. Pudimos ver imágenes como las de estas dos fotos, de la luz de poniente, que entraba por el rosetón proyectándose sobre el fondo de la iglesia.

En el interior de la iglesia se ven tres amplias naves cubiertas con bóvedas de ladrillo y tres ábsides con arcos apuntados. En el lado izquierdo había capillas funerarias que luego fueron tapiadas y destruidas y que están por restaurar.

Las bóvedas sorprenden por el efecto decorativo de la disposición de los ladrillos de canto mediante la técnica “nido de golondrina”, en contraste con el colorido proporcionado por la piedra volcánica.

Esta escalera conduce a cuatro niveles: Primer nivel: A la derecha se entra en una cámara abovedada que se comunicaba con el piso de arriba por una trampilla en el techo. Al fondo, por una estrecha entrada se accede a un aljibe. Hay que volver a la escalera para continuar la ascensión. Segundo nivel: Allí se encuentra una cámara larga y estrecha que estuvo dividida en dos plantas por un suelo de madera. A la segunda planta de suelo de madera se accedía desde la plataforma en que va a desembocar la escalera si seguimos por ella. Tercer nivel: Esta plataforma era la planta principal. Sólo conserva sus muros y ventanas. Está a 20 m desde el suelo exterior. Desde ella se puede llegar al archivo, (cámara abovedada con una ventana que mira al castillo de Salvatierra que está a poca distancia). Por el lado opuesto se llega al último nivel. Último nivel: Desde aquí se domina todo el recinto. La vista desde la zona de los mástiles es impresionante: Al sur se ve Sierra Morena, al este, el castillo de Salvatierra y Calzada de Calatrava (pueblo concebido, dicho sea de paso, como granero de la fortaleza).

Tan próximo está el castillo a los cotos de caza, que esta tarde de septiembre oíamos berrear lo venados.

Dos últimas imágenes del castillo roquero de Calatrava la Nueva , en las que se aprecia como los muros se asientan directamente sobre roca de cuarcita.

Continuando con el itinerario del ejército cruzado, tras el paso y desfile de Salvatierra, asoman el día 11 - 07 al VISO DEL MARQUÉS, observando probablemente una imagen similar a la de la foto tomada al amanecer en que aparece entre las nubes, tras la población del Viso del Marqués, la cuerda que limita la Sierra del Viso del Parque Natural de Despeñaperros, donde se enfrentarían definitivamente a los

Panorámica de la cuerda que separa el P. N. de Despeñaperros en esta parte sur, de la Sierra del Viso al norte que intentaron pasar los cristianos por el Puerto del Muradal en un primer intento, y por el Puerto del Rey en el segundo y definitivo, gracias al furtivo Martín Halaja que les condujo a la Mesa del Rey.

El día 12 -07 -1212 se establece el campamento en el río Magaña, de cierto caudal en verano, al pie del Muradal, mientras un destacamento de exploradores sube al puerto donde se enfrenta a un grupo almohade que retrocede hasta Castro Ferral, acampando el grupo cruzado en el Puerto del Muradal. El 13 -07, viernes, el resto del ejército con los tres reyes empieza el ascenso al Puerto y al coronar la cumbre del Muradal divisan, a una distancia entre 5 y 10 Km. , el campamento almohade emplazado sobre la actual localidad de Santa Elena. Cuando los musulmanes vieron llegar al grueso del ejército a la cima del Muradal para acampar allí, abandonaron Castro Ferral que ese mismo viernes tomaron los cristianos. Los primeros enfrentamientos entre cruzados y musulmanes fueron muy sangrientos como se deduce de dos topónimios al sur de Castro Ferral: el Cerro de las Calaveras y el Collado de las Matanzas. El estrecho y peligroso Paso de la Losa, fuertemente custodiado por los almohades, separaba a los dos ejércitos. La situación de los cristianos era muy delicada, pues los almohades podrían hacer una carnicería de cualquier ejército que cruzase por aquellas angosturas. Se decía, exagerando la situación: “sólo mil hombres podrían defender el Paso de La Losa de cuantos hombres pueblan la tierra“. Avanzar hacia el ejército almohade a través de la mortal ratonera de la Losa era suicida, y deciden abandonar la Cima del Muradal y Castro Ferral porque a la razón apuntada se une la aridez del paraje y la falta de agua. Piensan desandar lo andado, descender y buscar otro paso para atravesar la Sierra. Pero Alfonso VIII temía que esta retirada terminara por agotar y desmoralizar a sus huestes. Los más pesimistas opinaban que cada cual debería volver a su casa. En esta situación límite aparece providencialmente para el desarrollo del conflicto MARTÍN HALAJA, un personaje clave, cazador furtivo al que los árabes traían “frito” por la constante persecución a la que lo sometían por su actividad furtiva, y que como conocedor del terreno se presentó ante los cristianos, los enemigos de sus enemigos los almohades, para llevarlos por un paso tranquilo no vigilado por los musulmanes al oeste del Muradal. Fue para explorarlo Diego López de Haro acompañado de Martín Halaja quien lo llevó al actual Puerto del Rey, probablemente por el también actual Camino de la Umbría de Magaña, para no ser divisados por los almohades. Desde el Puerto del Rey bajaron por la Calzada Romana hasta una montaña amesetada, que desde entonces se denomina la Mesa del Rey, donde los exploradores acamparon ese viernes. El sábado 14 de julio muy temprano cruzan la Sierra los tres Reyes, por el camino seguido el día anterior Martín Halaja y los exploradores de López de Haro, para instalarse también en La Mesa del Rey, desde donde los cruzados se encontraban justo en frente del ejército almohade, que se preparó para la batalla hasta el atardecer sin que los cruzados actuasen por orden expresa de los Reyes que acordaron en consejo no atacar ese sábado y domingo, descansar el personal y las caballerías, y estudiar estrategias.

Castro Ferral, fortaleza almohade situada ya en la parte del actual P. N. de Despeñaperros, nada más cruzar el Puerto del Muradal y que el ejército cruzado tomó el viernes 13 -07 -1212.

ESQUEMA DEL ITINERARIO SEGUIDO POR EL EJÉRCITO CRUZADO EN DESPEÑAPERROS HASTA LLEGAR AL CAMPO DE BATALLA Subida desde el campamento en el Río Magaña hasta el Puerto del Muradal. Toma del Castro Ferral. Imposibilidad de cruzar el Paso de la Losa. Collado de Las Matanzas y del Cerro de las Calaveras. Vuelta hacia el Puerto del Muradal para seguir la ruta, indicada por el furtivo Martín Halaja, por el Camino de la Umbría de Magaña, cruzar por el Puerto del Rey, bajar por la Calzada Romana (e Empedradillo) hasta la Mesa del Rey, donde se establece el campamento, frente a la aldea Miranda del Rey. El campamento almohade de Al – Nasir esta ubicado al lado de la actual población jiennense de Santa Elena. La impresionante batalla campal tuvo lugar en el Cerro de los Olivares, Las Américas y sus alrededores. Aparece muy a la derecha el Desfiladero de Despeñaperros, que nada tuvo que ver en esta historia, donde actualmente se ubica la autovía A-IV y el ferrocarril.

La primera vez que anduve por la zona donde tuvo lugar la Batalla de las Navas de Tolosa, fue en septiembre de 2004 acompañado de mi hermano Juan, de Manolo y de Bernardo.

Nos dimos un magnífico paseo de unos 10 kilómetros a pie por el P. N. de Despeñaperros, poniéndonos como objetivo llegar hasta un lugar singular de esta historia en este paraje: una antigua calzada romana por donde bajaron de la Sierra los cruzados hasta La Mesa del Rey.

Este tramo de la calzada romana está aún hoy perfectamente transitable y se conoce como El Empedradillo. Juan y Bernardo más rápidos consiguieron llegar; Manolo y yo, aunque estuvimos cerca no nos dio tiempo, respecto al que nos fijamos para volver al coche.

Magnífica panorámica mostrando La Mesa del Rey donde acamparon las tropas cristianas, pasando por el lugar donde estamos, frente al ejército almohade establecido al fondo donde vemos Santa Elena. Entre ambos campamentos se celebró la impresionante batalla.

Como me gustó el paseo, un sábado del mes de octubre de ese año 2004, lo repetí en compañía de Maricarmen, y esta vez, tranquilamente, sí conseguimos llegar al EMPEDRADILLO. Por cierto, para el que quiera ir, la ruta es: Desde Santa Elena, en coche por carretera asfaltada, se llega y atraviesa la aldea de Miranda del Rey, tomando el primer carril de tierra que sale a la derecha; enseguida encontramos una bifurcación y nos vamos a la izquierda hasta llegar a la cadena que cierra el acceso al P. N. de Despeñaperros, donde dejamos el coche, para continuar a pie, unos 10 Km. (ida y vuelta). Tras recorrer el primer Km. nos encontramos una bifurcación dejando el que sale a la izquierda hacia el cortijo El Hornillo, continuando por el de la derecha que empieza a ascender. Más adelante sale otro camino a la derecha que no tomamos y seguimos ascendiendo hasta llegar a una curva a derechas muy pronunciada junto a la que vamos a encontrar los buscados restos de la Calzada Romana, desde la cual nos desplazamos en varios sentidos, tomándola como referencia para volver, pudiendo localizar visualmente tanto La Mesa del Rey, como Castro Ferral, El Cerro de la Estrella, el Collado del Rey, etc.

Es todo un privilegio poder pasear en la absoluta tranquilidad de este trozo de Sierra Morena, sin ruidos molestos, con la magnífica temperatura del incipiente otoño; sorprender en un regajo a un hermoso cochino, que al sentirnos se dio a la fuga atropelladamente como en ellos es costumbre; descansar sobre el sitio donde transitó aquel legendario ejército, protagonista y vencedor de la más grande batalla campal medieval, librada a escasos metros de donde Maricarmen y yo reponíamos energías saboreando unos bocadillos de jamón ibérico que nuestro amigo Juan Navarro, nos había preparado al pasar por su establecimiento “Casa Pepe” en Venta de Cárdenas; mientras cerca de nosotros una cierva con su gabato belloteaban tranquilamente. Después de asomarnos hacia el este para ver desde lejos las ruinas de Castro Ferral en la parte alta de un tremendo barranco, estuvimos viendo y comentando la imagen de la Mesa del Rey que desde allí se ve. Luego volvimos hasta el coche, a unos 5 Km. cuesta abajo desde El Empedradillo.

Espectacular cuadro de la Batalla de Las Navas de Tolosa, pintado por Francisco de Paula Van Halen, y que se encuentra en Madrid en el Palacio del Senado.

Ubicación del lugar donde se libró la Batalla de las Navas de Tolosa: Entre la actuales poblaciones de Santa Elena y de Miranda del Rey

LA BATALLA CAMPAL MÁS IMPORTANTE DE TODA LA RECONQUISTA Ya vimos como los tres Reyes, cuando llegaron a la Mesa del Rey el sábado 14, acordaron en consejo no entrar en batalla ni ese sábado ni el domingo, querían que la tropa y los caballos descansasen mientras valoraban las fuerzas enemigas y establecían un plan de ataque. Al- Nasir tanto el sábado como el domingo dispuso su ejército en orden de combate hasta el atardecer, con el consiguiente cansancio y desgaste moral al no conseguir con provocaciones que los cristianos entablaran batalla. EL LUNES 16 DE JULIO DE 1212 FUE EL DÍA EN QUE LUCHARON CRISTIANOS Y MUSULMANES CON SUS EJÉRCITOS, LOS MEJOR ARMADOS Y PERTRECHADOS QUE PUDIERON VERSE EN ÉPOCA MEDIEVAL. La madrugada de ese día debió ser bastante movida en ambos campamentos. Mucho antes de que clareara el día comenzaron los preparativos materiales y espirituales acostumbrados antes de una batalla medieval: En diversos puntos del campamento cristiano se oficiaban misas y se daba la absolución a los cruzados. En el vecino, sermones recordando a los musulmanes que morir en batalla significaba entrar en el Edén. En ambos ejércitos se cuidaba de la ingesta adecuada de alimentos antes de la batalla, para no desfallecer. Como era verano preocupaba, más que el hambre, la sed que se mitigaba con vinagre muy aguado. Los caballeros cristianos eran ayudados por sus escuderos a colocarse la pesada indumentaria militar de la Edad Media: cota de malla, yelmos de metal o cuero, escudos; a los caballos también se le ponían armaduras, y ambos, caballos y caballeros llevaban encima unas sobreseñales o telas con motivos que distinguieran a su poseedor, como el escudo nobiliario y el signo de la cruz, común en los cristianos.

Los musulmanes combatían más ligeros de peso especialmente la caballería, por ser el caballo árabe más pequeño y veloz que los pesados percherones de los cristianos. En general los cristianos estaban mejor armados que los musulmanes, tanto en el armamento defensivo citado (armadura, etc. ) como en el ofensivo : lanza, espada, cuchillo, maza o hacha, alabarda, arco y honda. El armamento defensivo por la parte almohade se limitaba al escudo. Sus peones iban provistos de lanzas y espadas, azagayas, arcos y hondas. Cuando amaneció, los dos ejércitos estaban formados frente a una cierta distancia. En el campo cristiano tres cuerpos de ejército dispuestos en línea: El central estaba formado por las tropas de Castilla; a su izquierda, las de Aragón con Pedro II al frente y a la derecha los navarros de Sancho el Fuerte. Las dos alas habían sido forzadas con tropas de varios concejos castellanos. Cada uno de estos cuerpos estaba a su vez dividido en tres líneas ordenadas en profundidad. La vanguardia del cuerpo central, que sería el eje de la lucha, iba mandada por el veterano don Diego López de Haro. En la retaguardia iba Alfonso VIII acompañado por el arzobispo de Toledo y otra media docena de obispos castellanos y aragoneses y probablemente también por el arzobispo de Narbona. El ejército almohade presentaba también tres cuerpos: en el primero un núcleo de tropas ligeras; en el segundo, el heterogéneo ejército de voluntarios de todo el imperio, incluyendo a los de al- Andalus; en la retaguardia, los almohades propiamente dichos ocupando la ladera del cerro de los Olivares en cuya cima Al-Nasir había plantado su emblemática tienda roja, en el centro de una fortificación nutrida por la guardia de voluntarios armados de picas, arcos y hondas; muchos de éstos estaban atados por los muslos y enterrados hasta las rodillas. Al-Nasir, sentado sobre su escudo a la puerta de la tienda, leía el Corán e impetraba la protección de Alá en el apurado trance de aquella batalla decisiva.

Esquema de la disposición de los ejércitos, cristiano y musulmán, en el campo de batalla

LA BATALLA Carlos Vara ha comprobado in situ que el 16 de julio a las 5’ 45 h. ya hay claridad pero no hay luminosidad suficiente hasta las 6 h. que es cuando cree que empezó la batalla este Dr. en Historia y Dr. en Medicina, autor de “El lunes de las Navas”. Es curioso como hasta en las situaciones más solemnes y serias ocurren anécdotas con chispa, como esta: En la vanguardia del ejército cristiano, capitaneando sus tropas de choque, don Diego López de Haro escuchaba esta advertencia de labios de su hijo: "Padre, que lo hagáis de modo que no me llamen hijo de traidor y que recuperéis la honra perdida en Alarcos" A lo que el viejo guerrero respondió: "Os llamaran hijo de puta, pero no hijo de traidor". (Lo decía don Diego porque su esposa era de costumbres libres y lo había abandonado por un herrero en Burgos). Don Lope prometió a su padre: "Seréis guardado por mi como nunca lo fue padre de hijo, y en el nombre de Dios entremos en batalla cuando queráis". La caballería cristiana capitaneada por don Diego cargó por la pendiente de la Mesa del Rey abajo al encuentro enemigo; la caballería ligera árabe y los arqueros kurdos, hostigaron este descenso con una lluvia de flechas. A lo largo de todo el caluroso día se sucedieron los lances en la batalla y alternativas de victoria en ambos bandos, que los cronistas describen detalladamente, y que considero no procede exponer aquí, ni siquiera resumidamente. Sólo algunos hechos, para mí destacados, como que la vanguardia cristiana, con el citado López de Haro al frente, se percata con sorpresa cómo tropas andalusíes que estaban en las colinas laterales del llano de Las Américas huyeron sin esperarlos para cruzar las espadas. Esta deserción la consideran los historiadores como una de las causas de la derrota musulmana; espantada que se produjo por el descontento de los andalusíes con los almohades cuyos tacaños visires les debían el sueldo de más de cuatro meses. (¿Se habrá estudiado sindicalmente este que parece ser histórica y documentalmente el primer plante laboral andaluz por incumplimiento de la patronal almohade en el pago pactado? ).

El estruendo de la batalla debió ser ensordecedor: no dejaron de sonar los tambores musulmanes según la costumbre bereber, las mujeres de las tribus árabes lanzarían agudos gritos para enardecer a sus hombres y el choque de los aceros resonarían por toda la zona de Despeñaperros con un pavoroso eco. Otro momento, aquel en que Alfonso VIII no ve clara la victoria hasta el punto que dirigiéndose a su fiel arzobispo Rodrigo le dice: ¡Arzobispo, muramos, aquí yo y vos! Y sin más cargaron al frente de la tercera línea para socorrer a los que estaban batallando en la ladera del palenque del Miramamolín. Por último, LA CARGA DE LOS TRES REYES: Como se había planeado, esta carga tenía que ser la última y decisiva. De que fuese capaz de perforar todo el dispositivo almohade dependía la suerte final de la batalla. La carga de los tres reyes enfiló su objetivo y cruzó el campo de batalla sin perder cohesión: con su ímpetu inicial apenas mermado llegó al palenque de Miramamolín. De aquel momento supremo fue Sancho el Fuerte de Navarra el primero en romper las cadenas y pasar la empalizada, lo que justifica la incorporación de cadenas al escudo de Navarra. Al- Nasir ordena tocar retirada y él mismo decide huir con 4 jinetes por toda escolta, ya que presintiendo la derrota había enviado por delante la noche anterior sus enormes riquezas en mulos y camellos. El arzobispo de Toledo y los otros obispos y clérigos que acompañaban a la expedición entonaron el Te Deum Laudamus en el mismo campo de batalla, en ACCIÓN DE GRACIAS POR LA VICTORIA. Este canto de gratitud al Altísimo, es la culminación del ritual litúrgico de la batalla, como si se tratara de una ceremonia religiosa.

TRAS LA VICTORIA La batalla había terminado. El ejército de Al-Nasir se desintegró. La caballería cristiana, dispersa en pequeños destacamentos, prosiguió su carrera alanceando y derribando a los fugitivos cuatro leguas (22 Km. ) hasta que se les hizo de noche hacia las 21 horas. Un cronista escribió: "Hallaban a los moros subidos en las encinas y en los alcornoques y allí les daban muchas lanzadas y así los derribaban". El degüello de los perdedores fue producto de la negativa de los cristianos a hacer prisioneros bajo la amenaza de que el que llevara un prisionero sería ejecutado con él. El BOTÍN o recogida de el DESPOJO empezó cuanto que los cristianos ocuparon el campamento enemigo: encontraron gran cantidad de armas, saetas, lanzas y flechas, manifestando el arzobispo de Narbona en su crónica que dos mil mulas no serían suficientes para transportar el arsenal encontrado. También fueron halladas gran cantidad de vituallas y monturas, especialmente mulos y caballos, así como objetos de valor: oro, plata, ricas vestiduras, sedas para atalajar caballos, todo tipo de ornamentos valiosos y dinero. Con este botín se indemnizarían a los heridos, a los familiares de los muertos y se podrían reponer las armas rotas y los animales heridos o muertos en la batalla. El dinero serviría para pagar los estipendios regulados para cada uno de los cargos de la hueste concejil y se procedería al reparto entre los guerreros. Diego López de Haro fue el designado para repartir el botín, entregándolo todo a navarros y aragoneses y dejando para Alfonso VIII sólo el honor de la victoria. Entre el botín capturado destacaba la tienda de seda carmesí de Al- Nasir, la lanza y el estandarte califal, trofeos que fueron enviados a Roma en calidad de regalos para el Papa Inocencio III. NÚMERO DE PARTICIPANTES Y DE VÍCTIMAS. Las cifras en la Edad Media tienen la finalidad de magnificar y embellecer los triunfos, se incrementan las pérdidas musulmanas y se rebajan las cristianas. En el caso de esta batalla las crónicas dan como número de participantes 900. 000 (300. 000 cruzados y 600. 000 musulmanes incluidas las mujeres de algunas tribus de las que venían la familia completa) y como número de pérdidas musulmanas 200. 000, mientras que las cristianas milagrosamente fueron sólo 25 ó 50. El citado Dr. Vara, con métodos de cálculo objetivos, llega a la conclusión que la participación no fue superior a 12. 000 cristianos y 20. 000 musulmanes, y que el número de bajas debió ser muy similar en ambos campos durante la batalla, pero, tras la ruptura del frente se produjo la degollina general característica de la época, multiplicándose las bajas almohades.

El Castillo de Vilches (Jaén), a 20 Km. de la batalla, bien guarnecido, había servido de refugio a muchos supervivientes, presentando resistencia a los calatravos que cercaron la fortaleza. El miércoles 18 decidieron rendirlo los Reyes; cuando los defensores llenos de pánico, vieron llegar a los monarcas con su ejército, capitularon.

MAGNÍFICA VISTA DESDE EL CASTILLO DE VILCHES (Jaén).

IMPRESIONANTE PANORÁMICA QUE TOMÉ DESDE EL CASTILLO DE VILCHES (Jaén), desde donde el ejército cristiano llegó a Baeza el viernes 20 de julio, encontró la ciudad despoblada e excepción de algunos ancianos e impedidos que se habían refugiado en la mezquita mayor, donde un incendio, sin precisarse quien lo ordenó, arrasó el templo con cuanto contenía. Al día siguiente los cruzados cercaron Úbeda, abarrotada de refugiados, y el lunes 23 asaltaron las murallas y los musulmanes ofrecieron a los cristianos comprar la ciudad y sus vidas a cambio del pago de un millón de maravedíes en oro, pero la negociación continuó solo a cambio de la libertad y la vida de los asediados, que no pudieron reunir el rescate y terminaron degollados o reducidos a la esclavitud. Una epidemia de disentería, causada por la falta de higiene y el calor, a la que cabría añadir el agotamiento de la tropa (no sólo de la batalla y los asedios sino también de sus excesos con las moras cautivas), postraron en sus tiendas a gran número de cruzados. Hubo que suspender la expedición. Cubiertos de gloria y cargados de botín, los expedicionarios desandaron lo andado y regresaron a Castilla. La conquista de la fértil Andalucía quedaba aplazada para mejor ocasión.

Mi hijo Rafael ante la tumba de Rey Sancho VII de Navarra “El Fuerte”, en la Real Colegiata de Roncesvalles (Navarra), el siete de septiembre de 1990.

Vidriera conmemorando el triunfo en la Batalla de Las Navas de Tolosa, que se encuentra en la Capilla de Santa María de Roncesvalles (Navarra), donde la fotografié el siete de septiembre de 1990.

CRUZ DE LAS NAVAS DE TOLOSA Acompañó al ejército cristiano en la Batalla. Está custodiada en el Monasterio de las Huelgas Reales (Burgos). Es una cruz flordelisada decorada con líneas de perlas a los lados, así como con hermosas gemas engastadas y cuatro perlas en el centro. Originariamente era de hierro bruñido y mostraba una inscripción, sin embargo, debido a la pobreza del material y al valor histórico que tenía esta cruz de hierro, fue cubierta con una capa de plata dorada que tapó la inscripción. También se conserva en Las Huelgas un bonito estuche en forma de cruz para guardar esta reliquia. El estuche es de cuero repujado y presenta motivos animales y vegetales. El sistema de cierre es por medio del anudado de unos cordones que se encuentran en cada uno de los cuatro brazos de la cruz.

PENDÓN DE LAS NAVAS DE TOLOSA Precioso trofeo arrebatado a los árabes en la batalla de las Navas de Tolosa y custodiado en el Monasterio de las Huelgas Reales (Burgos). Es el mejor tapiz almohade que se conserva. Está tejido en oro, plata y sedas con un tamaño de 3, 30 m. x 2 m. predominando el color rojo, amarillo, azul, blanco y verde y con una inscripción haciendo alusiones a la figura de Alá que rodea una gran estrella central. Posiblemente se trate de un adorno de entrada de la tienda del sultán Al- Nasir conocido como Miramamolín. En el año 1953 se lleva a cabo su restauración. TEXTO TRADUCIDO DEL PENDON "Me refugio en Dios, huyendo de Satanás el maldito. En el nombre de Dios, piadoso y clemente. La bendición de Dios sea sobre nuestro Señor y dueño, Muhammad el Profeta honrado y sobre su familia y amigos. Salud y paz".

En el MONASTERIO DE LAS HUELGAS REALES DE BURGOS, fundado en 1187 por Alfonso VIII y su esposa, Leonor Plantagenet, alberga entre sus paredes los testimonios más importantes de la Batalla de Las Navas. Allí descansan, rodeados por las voces del canto gregoriano de las monjas cistercienses, el rey y la reina, en magníficos sepulcros de piedra laboriosamente tallada por anónimos canteros del s. XIII. En sus claustros reposan aquellos esforzados caballeros que acompañaron a su rey en tan memorable hecho de armas, que al haber abandonado los ultramontanos en los días previo, la Batalla de Las Navas de Tolosa fue una CRUZADA EXCLUSIVAMENTE ESPAÑOLA, pues la victoria correspondió al Rey Alfonso VIII de Castilla al mando de las tropas castellanas, catalano - aragonesas y a la testimonial presencia de los navarros.