La psicologa social de Gabriel Tarde Dra Juana
La psicología social de Gabriel Tarde Dra. Juana E. Suárez Conejero Lectura comentada de Gabriel Tarde: el gran miedo burgués Tomado de: http: //www. insumisos. com/bibliotecanew/El%20 miedo%20 burgues. pdf
Gabriel Tarde 1843 -1904 Uno de los padres de la psicología social. Su obra constituye el primer intento sistemático y continuado de fundar una psicología social. Contribuyó al estudio de la sugestión social, la propagación y la imitación en tanto fundamentos de la acción social. Va más allá de lo psicológico y da primacía a lo relacional, a la interacción, frente a lo individual y lo social. Para Tarde los procesos relacionales priman sobre los internos.
Gabriel Tarde Vasta obra filosófica, sociológica y de piscología social Destacan para nuestros propósitos: La opinión y la multitud Las leyes de la imitación
La multitud como masa tumultuosa Frente a la visio n apocali ptica de Le Bon, preocupado por el ascenso imparable de las masas, Tarde sugiere que las multitudes son un sujeto colectivo, son una reminiscencia del pasado, que presentan en este sentido "algo de animal", y que esta n condenadas a desaparecer del escenario social, sustitui das por los pu blicos. "La multitud es el grupo social del pasado; despue s de la familia es la forma ma s antigua de todas las agrupaciones sociales"
La multitud y el líder La multitud se basa en el contacto fi sico entre sus miembros, necesitando adema s de un instrumento insustituible: el dirigente. "No existen multitudes sin inspiradores”, para. Tarde. La presencia del líder incluso es necesaria para que las multitudes puedan actuar: "Las multitudes obedecen solamente a dirigentes vivos y presentes, prestigiosos corporalmente, fi sicamente, nunca a fantasmas de perfeccio n ideal o a memorias inmortalizadas"
Una tipología de multitudes Tarde avanza incluso una taxonomi a de las multitudes, a las que divide en expectantes, o atentas, y manifestantes o actuantes, aunque son las actuantes las que ocupan su atencio n. Multitudes inclinadas al odio y multitudes proclives al amor.
La psicología de las multitudes "una multitud de hombres reunidos es mucho ma s cre dula que cada uno de ellos por separado; porque el hecho so lo de tener su atencio n concentrada sobre un u nico objeto, en una especie de monoidei smo colectivo, los acerca al estado de suen o o hipnosis, donde el campo de la conciencia, singularmente reducido, es invadido por entero por la primera idea que se les ofrezca"
El público es para Tarde un modelo de asociacio n destinado a suceder a la multitud en un esquema positivo de evolucio n social. El pu blico surge de las multitudes, "esta constitui do por una multitud dispersa, en la que la influencia de las conciencias unas sobre otras se ha convertido en una accio n a distancia, a distancias cada vez ma s grandes”. Supone "una evolucio n mental y social mucho ma s avanzada”, pues "a medida que uno se eleva en el a rbol de la evolucio n de la vida, la relacio n social se hace cada vez ma s espiritual”.
El público como evolución de las multitudes Tarde propone una genealogi a del pu blico, y llega a proponer una ley general de su evolucio n, segu n la cual el crecimiento de los pu blicos guarda una relacio n inversa con el desarrollo de las multitudes. Para que pueda darse el desarrollo de los pu blicos es condicio n imprescindible que se hayan dado previamente "siglos de vida social ma s grosera, ma s elemental”. Pues "para que sea posible esta 'sugestio n a distancia' de los individuos que componen un mismo pu blico, es preciso que hayan practicado durante largo tiempo por el ha bito de la vida social intensa, de la vida urbana, la sugestio n de la proximidad"
El público y el líder El pu blico se manifiesta, de alguna forma, como la anti tesis de la multitud. Los pu blicos no se hallan sometidos. Ello explica que el pu blico no necesite de la presencia fi sica del li der o instigador: el mensaje conservado en los libros de un muerto puede seguir aglutinando a un pu blico, asi como un mero sistema de creencias.
Una crítica a los públicos Tarde desarrolla asimismo una cri tica del pu blico. A pesar de considerarlo en un nivel evolutivamente superior a la multitud, y hacerlo corresponder con las sociedades democra ticas (de las que, por otro lado, Tarde no es, en el fondo, muy ferviente partidario), constitucionalmente el pu blico tiene asimismo una carga de coaccio n social. "despue s de todo, el pu blico no es nada ma s que una especie de clientela comercial (. . . ). . . ya el hecho de comprar los mismos productos en almacenes del mismo tipo, de hacerse vestir en la misma modista o en el mismo sastre, de frecuentar el mismo restaurante, establece entre las personas de un mismo mundo o rango un cierto lazo social y supone entre ellas afinidades, que aprietan este lazo y lo acentu an. Cada uno de nosotros, al comprar lo que responde a nuestras necesidades, tiene ma s o menos vagamente conciencia de expresar y de desarrollar por ello su unio n con la clase social que se alimenta, se viste, se satisface en todo, de una manera casi ana loga”.
Tipología de los públicos Tarde plantea la posibilidad de clasificar los pu blicos desde puntos de vista muy diversos. La distincio n ma s importante que hace es "la que se puede extraer de la naturaleza de su fin o de su fe”. No libera a los pu blicos de las perversiones morales con las que se califica a las multitudes: "Convengamos, por tanto, que los pu blicos son menos extremados que las multitudes, pero su despotismo o su dogmatismo, si es menos agudo, es, en cambio, en otro sentido ma s tenaz y cro nico que las multitudes”. Los pu blicos pueden ser intolerantes, presuntuosos, pues "bajo el nombre de opinio n ellos creen que todo les esta permitido, incluso, pueden rechazar la verdad cuando les es contraria.
Públicos Vs Multitudes Atendiendo a la extensio n de la accio n, la actividad de la multitud termina cuando lo hace la de sus li deres, mientras que la del pu blico crece indefinidamente. Atendiendo al re gimen de pertenencia, puede decirse que es exclusivista en la multitud (de ahi su intolerancia), y no exclusivista en el pu blico (uno puede pertenecer a varios pu blicos).
Públicos Vs Multitudes Atendiendo a la motivacio n: los factores que motivan la formacio n de las multitudes son en cierto modo externos y primarios (tiempo, etnia. . . ), mientras que los de los pu blicos son internos (esto es, apoyados en un estado de espi ritu preexistente). En cuanto a su relacio n con la libertad de accio n, y con la propia homogeneidad, la mutua aceptacio n entre el emisor y el receptor, que escoge libremente su fuente de informacio n/opinio n, hace del pu blico un grupo ma s homoge neo que la multitud, nutrida por curiosos y semiadherentes que, una vez ganados y asimilados (y con pocas posibilidades desde entonces de cambiar de adscripcio n), hacen muy difi cil una direccio n comu n.
La opinión: alma de públicos y multitudes Para Tarde, la opinio n "representa para las multitudes y para los pu blicos, en cierto modo, lo que el pensamiento al cuerpo”. Tarde define la opinio n como "una agrupacio n momenta nea y ma s o menos lo gica de juicios que, respondiendo a problemas planteados actualmente, se encuentran reproducidos en numerosos ejemplares, en las personas de un mismo pai s, de un mismo tiempo y de una misma sociedad"
La tradición y la opinión Para Tarde, los individuos que componen una sociedad adquieren en primer lugar la conciencia de poseer una tradicio n comu n, que es definida como un "extracto condensado y acumulado de lo que constituyo la opinio n de los muertos, herencia de prejuicios necesarios y saludables, frecuentemente molestos para los vivos”, que actu a fundamentalmente a nivel inconsciente. La tradicio n actu a a trave s de la educacio n familiar, el aprendizaje profesional y la ensen anza escolar; la razo n se manifiesta a trave s de los cena culos filoso ficos, cienti ficos, judiciales, o incluso eclesia sticos, mediante la observacio n, la experimentacio n y, en general el razonamiento y la deduccio n.
La tradición y la opinión Pero, por otra parte, los individuos también se someten conscientemente a las decisiones de una razo n considerada superior, que es la opinión, y se define como "los juicios personales, relativamente racionales, aunque frecuentemente no sean tan racionales, de una e lite que se ai sla y se margina de la corriente popular para encauzarla o dirigirla”.
La opinión pública Frente a estas dos influencias, unas veces enfrenta ndose a ambas y en otras ocasiones alia ndose alternativamente con la tradicio n o con la razo n, se alza en los u ltimos siglos la opinio n pu blica.
A modo de conclusión Una de las preocupaciones ma s recurrentes de Tarde es el convencimiento de que lo social, la agrupacio n, es determinante en el progreso humano. Aunque Tarde no hace propiamente una sociologi a de la acción social, sus ana lisis avanzan preocupaciones de sociologi as posteriores sobre la acción.
La psicología social de Gabriel Tarde MUCHAS GRACIAS
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