LA PALABRA DE DIOS ARCHIVO No 57 AGEO
LA PALABRA DE DIOS ARCHIVO No. 57 AGEO
LA PALABRA DE DIOS AGEO Un profeta al que se pueden seguir los pocos pasos que dio. Ageo comenzó a predicar el 29 de agosto del 520 a. C. y desapareció de escena el 18 de diciembre del mismo año. Consta de 2 capítulos.
El Templo seguía en ruinas cuando llegaron de Babilonia un tal Zorobabel, descendiente de la casa real, y Josué, quizá perteneciente a la familia de Sadoc, fue designado Sumo Sacerdote. Veinticuatro días después comenzaron las obras de reconstrucción del Templo con la retirada de escombros y el 18 de diciembre, el último día que habló Ageo, se celebró la finalización de los cimientos. En esos pocos meses este profeta pronunció sus oráculos. El libro es una recopilación posterior. Los temas de su predicación son: *El Templo. *La estructuración de la nación. *La espera de la era definitiva o escatológica.
Con AGEO comienza el último período profético, el de la época posterior al exilio en Babilonia. Durante este período, el gran tema de los Profetas fue la restauración de Judá, así como el anuncio del castigo divino había sido el tema predominante de los Profetas anteriores al exilio y la consolación de los deportados el de los que ejercieron su actividad profética durante el destierro. Es probable que Ageo, cuyo nombre se menciona junto con el de Zacarías en Esdras 5, 1; 6, 14, perteneciera al grupo de los profetas "cultuales", es decir, vinculados al servicio litúrgico. Su ministerio comenzó unos quince años después de la colocación de los cimientos del Templo y sin duda no duró mucho tiempo. Todos sus oráculos llevan la fecha correspondiente, y estas fechas van desde agosto a diciembre del 520 a. C.
El libro de Ageo, lo mismo que el de Malaquías, nos ofrece valiosas informaciones sobre la penuria material y espiritual de la comunidad judía a la vuelta del exilio. Pero su mensaje está centrado en la reconstrucción de la Casa del Señor, que había quedado interrumpida. "Hay que construir para el Señor una Morada digna de su Nombre y todo cambiará", es la consigna que el profeta repite una y otra vez. La "gloria" del segundo Templo será mayor que la del primero, no por el esplendor material del edificio, sino porque hacia él acudirán todos los pueblos con sus riquezas (2, 6 -9). Así, Ageo aparece como el continuador de Ezequiel, que veía en el Templo restaurado la fuente de todas las bendiciones mesiánicas. La predicación de Ageo, apoyada por la de Zacarías, impulsó a proseguir con renovado entusiasmo la obra de la reconstrucción, que culminó cinco años más tarde con la fiesta de la Dedicación (Esd. 6, 13 -18).
Los oráculos de Ageo concluyen con una promesa hecha a Zorobabel, el alto comisionado del gobierno persa para la provincia de Judá (2, 20 -23). Esta promesa, de claro contenido mesiánico, pone bien en evidencia las esperanzas que había suscitado entre sus compatriotas la presencia de aquel descendiente de David, gran promotor de la restauración civil de la comunidad judía, junto con el sacerdote Josué, el animador de la restauración religiosa.
Cap. 1 En el segundo año del rey Darío, el primer día del sexto mes, la palabra del Señor fue dirigida, por medio del profeta Ageo, a Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judá, y a Josué, hijo de Iehosadac, el Sumo Sacerdote, en estos términos: 1, 1
EL REPROCHE DEL SEÑOR A SU PUEBLO Así habla el Señor de los ejércitos: Este pueblo dice: “Todavía no ha llegado el momento de reconstruir la Casa del Señor”. Y la palabra del Señor llegó, por medio del profeta Ageo, en estos términos: ¿Es este acaso el momento de que ustedes vivan en sus casas revestidas de madera, mientras esta Casa está en ruinas? Así habla el Señor de los ejércitos: Suban a la montaña traigan madera y reconstruyan la Casa; yo la aceptaré gustoso y manifestaré mi gloria, dice el Señor. 1, 2 -4. 7 -8
LA RECONSTRUCCION DEL TEMPLO Entonces el Señor despertó el espíritu de Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judá, el de Josué, hijo de Iehosadac, el Sumo Sacerdote, y el espíritu de todo el resto del pueblo: ellos fueron y se pusieron a trabajar en el Templo de su Dios, el Señor de los ejércitos. 1, 14
Cap. 2 LA GLORIA DEL NUEVO TEMPLO Porque así habla el Señor de los ejércitos: Dentro de poco tiempo, yo haré estremecer el cielo y la tierra, el mar y el suelo firme. Haré estremecer a todas las naciones: entonces afluirán los tesoros de todas las naciones y llenaré de gloria esta Casa, dice el Señor de los ejércitos. 2, 6 -7
Pero no vi Santuario alguno en ella; porque el Señor, el Dios Todopoderoso, y el Cordero, es su Santuario. La ciudad no necesita ni de sol ni de luna que la alumbren, porque la ilumina la gloria de Dios, y su lámpara es el Cordero. Las naciones caminarán a su luz, y los reyes de la tierra irán a llevarle su esplendor. Sus puertas no se cerrarán con el día, porque allí no habrá noche, y traerán a ella el esplendor y los tesoros de las naciones. Apoc. 21, 23 -26
¡Son míos el oro y la plata!, oráculo del Señor de los ejércitos. La gloria última de esta Casa será más grande que la primera, dice el Señor de los ejércitos, y en este lugar yo daré la paz, oráculo del Señor de los ejércitos. 2, 8 -9
CONSULTA A LOS SACERDOTES “Si alguien lleva en los pliegues de su ropa carne ofrecida en sacrificio y toca con ellos pan, caldo, vino, aceite o cualquier clase de alimentos, ¿todo esto quedará consagrado? ”. Los sacerdotes respondieron: “¡No!”. Ageo prosiguió: “Si alguien, contaminado por un cadáver, toca alguna de estas cosas, ¿quedarán impuras? ”. Los sacerdotes respondieron: “¡Si, quedarán impuras!”. Entonces Ageo tomó la palabra y dijo: “¡Así es este pueblo! ¡Así es esta nación delante de mí!, oráculo del Señor. ¡Así es toda la obra de sus manos! ¡Y lo que ellos ofrecen aquí es impuro!”. 2, 12 -14
PROMESA DE PROSPERIDAD Yo los castigué con la sequía, el pulgón y el granizo en toda la obra de sus manos, ¡pero ustedes no han vuelto a mi!, oráculo del Señor. Reflexionen desde hoy en adelante, desde el día veinticuatro del noveno mes, en que se pusieron los cimientos del Templo del Señor. Reflexionen: ¿Queda aún semilla en el granero? ¿Todavía no han dado nada la vid, la higuera, el granado y el olivo? A partir de este día, yo daré mi bendición. 2, 17 -19
PROMESA A ZOROBABEL Habla a Zorobabel, gobernador de Judá, y dile: Yo haré estremecer el cielo y la tierra, derribaré el trono de los reinos y destruiré el poder de los reinos de las naciones; derribaré los carros y sus conductores, los caballos y sus jinetes caerán abatidos, cada uno bajo la espada de su hermano. Aquel día, oráculo del Señor de los ejércitos, yo te tomaré a ti, Zorobabel, hijo de Sealtiel, mi servidor, oráculo del Señor, y haré de ti un anillo para sellar, porque yo te he elegido, oráculo del Señor de los ejércitos. 2, 21 -23
2 Tim. 3, 1617 Puedes solicitar el envío de esta serie de archivos, o bien ser removido de la lista de envíos, a: leerlabiblia@gmail. com ESTE ES EL MENSAJE No. 57
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