LA PALABRA DE DIOS ARCHIVO 52 JONAS LA
LA PALABRA DE DIOS ARCHIVO #52 JONAS
LA PALABRA DE DIOS JONAS En 2 Rey. 14, 25 se menciona a un profeta llamado Jonás, pero no es él quien escribió el Libro que lleva su nombre. El libro de JONAS fue compuesto después del exilio, sin duda en el siglo V a. C. , no para relatar un hecho histórico, sino para comunicar una enseñanza bajo la forma de una parábola. Consta de 4 capítulos.
El protagonista se niega a proclamar la Palabra de Dios a un pueblo pagano y tradicionalmente enemigo de Israel. Toda la narración es un alegato contra el estrecho nacionalismo del Pueblo elegido, que pretende monopolizar la misericordia divina en nombre de los privilegios recibidos del Señor.
La principal lección que se desprende de este Libro, tan pintoresco, aparece claramente en la pregunta que le sirve de conclusión: si Jonás se preocupa por un árbol quemado por el sol, ¿cómo Dios no se va a preocupar por todo un pueblo que se convierte de sus pecados y no le va a conceder su perdón?
El amor del Señor no conoce fronteras. Si El manifestó su predilección por Israel, fue para constituirlo "luz de las naciones”. Is. 49, 6
Este Libro ocupa un lugar destacado en los Evangelios, por las repetidas alusiones al “signo de Jonás”. Entonces algunos escribas y fariseos le dijeron: "Maestro, queremos que nos hagas ver un signo". El les respondió: "Esta generación malvada y adúltera reclama un signo, pero no se le dará otro que el del profeta Jonás. Porque así como Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del pez, así estará el Hijo del hombre en el seno de la tierra tres días y tres noches. Mt. 12, 38 -40
Y por la oposición que establece Jesús entre la fe de los ninivitas y la incredulidad de sus contemporáneos. El día d e hombre l Juicio, los s levanta de Nínive se rán con tra esta genera conden ción y la ar ellos se án, porque c por la p onvirtieron redicac ión de Jonás, y Alguien aquí hay que es más que Jo nás. Mt. 12, 41
Cap. 1 LA HUIDA DE JONAS. La palabra del Señor se dirigió a Jonás, hijo de Amitai, en estos términos: "Parte ahora mismo para Nínive, la gran ciudad, y clama contra ella, porque su maldad ha llegado hasta mí". Pero Jonás partió para huir a Tarsis, lejos de la presencia del Señor. Bajó a Jope y encontró allí un barco que zarpaba hacia Tarsis; pagó su pasaje y se embarcó para irse con ellos a Tarsis, lejos de la presencia del Señor. Pero el Señor envió un fuerte viento sobre el mar, y se desencadenó una tempestad tan grande que el barco estaba a punto de partirse. 1, 1 -3
JONAS ARROJADO AL MAR. Entonces invocaron al Señor, diciendo: "¡Señor, que no perezcamos a causa de la vida de este hombre! No nos hagas responsables de una sangre inocente, ya que Tú, Señor, has obrado conforme a tu voluntad". Luego, levantaron a Jonás, lo arrojaron al mar, y en seguida se aplacó la furia del mar. Los hombres, llenos de un gran temor al Señor, le ofrecieron un sacrificio e hicieron votos. 1, 14 -16
Cap. 2 SUPLICA Y LIBERACION DE JONAS. El Señor hizo que un gran pez se tragara a Jonás, y este permaneció en el vientre del pez tres días y tres noches. Entonces Jonás oró al Señor, su Dios, desde el vientre del pez, diciendo: “Desde mi angustia invoqué al Señor, y El me respondió; desde el seno del Abismo, pedí auxilio, y Tú escuchaste mi voz”. 2, 1 -3 Pero yo, en acción de gracias, te ofreceré sacrificios y cumpliré mis votos: ¡La salvación viene del Señor!". Entonces el Señor dio una orden al pez, y este arrojó a Jonás sobre la tierra firme. 2, 10 -11
Cap. 3 LA PREDICACION DE JONAS. La palabra del Señor fue dirigida por segunda vez a Jonás, en estos términos: "Parte ahora mismo para Nínive, la gran ciudad, y anúnciale el mensaje que yo te indicaré". Jonás partió para Nínive, conforme a la palabra del Señor. Nínive era una ciudad enormemente grande: se necesitaban tres días para recorrerla. Jonás comenzó a internarse en la ciudad y caminó durante todo un día, proclamando: "Dentro de cuarenta días, Nínive será destruida". 3, 1 -4
LA CONVERSION DE NINIVE Y EL PERDON DE DIOS. Además, mandó proclamar en Nínive el siguiente anuncio: "Por decreto del rey y de sus funcionarios, ningún hombre ni animal, ni el ganado mayor ni el menor, deberán probar bocado: no pasten ni beban agua; vístanse con ropa de penitencia hombres y animales; clamen a Dios con todas sus fuerzas y conviértase cada uno de su mala conducta y de la violencia que hay en sus manos. Tal vez Dios se vuelva atrás y se arrepienta, y aplaque el ardor de su ira, de manera que no perezcamos". Al ver todo lo que los ninivitas hacían para convertirse de su mala conducta, Dios se arrepintió de las amenazas que les había hecho y no las cumplió. 3, 7 -10
Cap. 4 DISGUSTO DEL PROFETA Y MISERICORDIA DE DIOS. Entonces oró al Señor, diciendo: "¡Ah, Señor! ¿No ocurrió acaso lo que yo decía cuando aún estaba en mi país? Por eso traté de huir a Tarsis lo antes posible. Yo sabía que Tú eres un Dios bondadoso y compasivo, lento para enojarte y de gran misericordia, y que te arrepientes del mal con que amenazas. 4, 2 El Señor le replicó: "Tú te conmueves por ese ricino que no te ha costado ningún trabajo y que tú no has hecho crecer, que ha brotado en una noche y en una noche se secó, y yo, ¿no me voy a conmover por Nínive, la gran ciudad, donde habitan más de ciento veinte mil seres humanos que no saben distinguir el bien del mal, y donde hay además una gran cantidad de animales? ". 4, 10 -11
Por su insistencia en la universalidad de la misericordia divina, el relato de Jonás es como un anticipo de las parábolas relatadas en el capítulo 15 del Evangelio según san Lucas. "¿Quién de ustedes que tiene cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las 99 en el desierto, y va a buscar la que se perdió hasta que la encuentra? Lc. 15, 4
"O, ¿qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca cuidadosamente hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, convoca a las amigas y vecinas, y dice: "Alégrense conmigo, porque he hallado la dracma que había perdido. “ Lc. 15, 8 -9
“Pero él le dijo: "Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida; estaba perdido, y ha sido hallado. ” Lc. 15, 31 -32
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