La alegría es el estado natural del ser humano. Los niños la tienen y disfrutan de sus vidas en la más simple de sus formas. Una zanahoria, una pelota, la luna…
Pero nosotros los adultos aprendemos a ser miserables. Las razones para ser felices no han desaparecido. Es simplemente que la carga de las responsabilidades diarias nos distrae.
Hazte consciente de la belleza de cada momento.
Enfócate en tu estado subyacente natural de alegría, incluso en medio de los asuntos mundanos del día a día.
Porque si no tienes el sentimiento de que la vida es buena… en realidad no tienes nada.
Si logras dominar el arte de notar, apreciar y disfrutar conscientemente lo que tienes, entonces siempre vas a ser feliz.
Y no sólo eso. Debes aprender a relacionarte incluso con tus problemas de forma alegre.
¿Cómo es posible hacer esto? Míralos como oportunidades para crecer; desafíos que te ayudarán a desarrollar el carácter.
Por definición, la vida tiene sus desafíos.
Si te dejas atrapar por pequeñeces, entonces tu alegría se verá disminuida.
Cuando te encuentres preocupado por un problema, pregúntate a ti mismo: ¿vale la pena tener toda esta energía negativa? La decisión es tuya
Cuando estás alegre, eres alguien que resuelve los problemas, y no alguien que los sufre.
Texto: Rav Noaj Weinberg http: //www. granosdemaiz. com