jess barranco actor madrid 1969 Sus maestros ngel
jesús barranco, actor (madrid, 1969) Sus maestros: Ángel Gutiérrez (en el Teatro de Cámara de Madrid), Luca Aprea, Malena Espinosa, Domingo Ortega, Luis Carreño, José Luis Gómez, Oscar G. Villegas, Sara Molina y Claire Heggen. Es uno de los fundadores e integrantes de Blenamiboá (compañía de teatro) y de Armadillo (colectivo de creadores escénicos). Ha trabajado en las compañías Invenciones Cosmicómicas, El Tinglao, Atra Bilis, Contando Hormigas y en el proyecto escénico Transatlántico (España y Chile). También con las directoras Sara Molina, Patricia Ruz y Paloma Calle (con esta última como el heterónimo el primo de saint tropez) y desde el año 2003 es actor asiduo de las creaciones del grupo madrileño Gichi Do. Desde el año 2000 pertenece al elenco del teatro de La Abadía de Madrid, en el que ha sido dirigido por José Luis Gómez, Carles Alfaro, Carlos Aladro, Andrés Lima y Hansgünter Heyme. Como director concibió Decapitation de Marco A. de la Parra (con la cía. Blenamiboá) y fue coordinador de las creaciones colectivas Velatorio-variettes por Rosa de los labios tristes y Concha in the sky with Diamonds (con el grupo de teatro de la Universidad Carlos III de Madrid). A veces sigue siendo profesor de actuación en universidades y centros de creación escénica. En la actualidad acaba de firmar un contrato con el CDN y se le puede ver en la web en su episódica participación como vendedor de ropa en una serie de mucha audiencia. Con el nombre de mario castro escribe artículos de opinión y de reflexión. Con el nombre de fedón realizó junto a otros 25 artistas en le periodo de seis años fedón 2004. 2010 sobre los momentos antes de morir (sólo hay que mirar www. ophelia. es/fedon)
“El escenario es el ámbito y reducto natural de la palabra en acción. La palabra así emitida ―entrañada, que diría María Zambrano― es la herramienta más eficaz que posee el actor frente al espectador. La palabra en acción nada tiene que ver con la declamación, el recitado; no se emite desde la garganta o la lengua, antes bien se libera como dardo hacia el otro desde el cuerpo sensibilizado, desde el corazón; esa palabra ha de ser racional, enérgica, volitiva; es decir acción interior. Se trata de uno de los puntos más difíciles del trabajo actoral. Su culminación quizás. Sólo así se hace justicia a los textos de los poetas. Con el creciente dominio del lenguaje y del habla escénica, nos acecha la glotonería textual y la repostería expresiva: la palabra ha de permanecer sencilla y vital. . . ” José Luis Gómez
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