Indroduccin a la Sagrada Biblia de Miguel ngel
Indroducción a la Sagrada Biblia de Miguel Ángel Tábet Inspiración y veracidad Presentación del P. Silverio Velasco
1. La introducción general a la Biblia como disciplina teológica La “introducción general a la Biblia” es aquella parte de la teología que examina todas las cuestiones necesarias para la recta comprensión de los libros sagrados.
Como creación humana puede estudiarse como obra literaria o histórica, etc. Como obra divinohumana: es Palabra de Dios manifestada a través de hombres inspirados y dejada a la custodia, transmisión e interpretación de la Iglesia de Cristo.
Por lo tanto el método que usaremos será preponderantemente el teológico. En ese método se deben armonizar fe y razón, sabiduría teológica y ciencia humana, prospectiva sobrenatural y lógica natural.
SE ESTUDIARÁN todas las cuestiones de la ciencia bíblica: -el origen de los libros bíblicos, -su índole de “palabra de Dios”, -su contenido salvífico, -su fin y eficacia sobrenaturales, -elenco de libros, -transmisión del texto, -interpretación, etc.
La Introducción a la Biblia se compone: -de la “introducción general” y -la “introducción especial”. + La “Introducción general” trata los temas comunes a todos libros inspirados. + La “introducción especial”, las cuestiones específicas de cada uno de ellos: el autor, circunstancias de composición (tiempo, lugar, destinatarios) y, principalmente, el contenido y estructura de cada uno de los libros bíblicos.
2. Algunas consideraciones históricas Aunque, como ciencia sistematizada, es de época moderna, podemos distinguir tres períodos históricos en su formación: Patrístico, medieval, moderna y contemporánea. a. Época patrística. En esta época se elaboraron los principios y nociones teológicas.
+ A través de: - cartas, - escritos pastorales, - comentarios a los libros bíblicos, - escritos apologéticos y - otras obras análogas. + Tampoco faltaron verdaderos tratados propedéuticos o de introducción bíblica, que se adentraron en el estudio orgánico de la Escritura. Orígenes (s. III) en De principiis trató el tema bíblico en una perspectiva amplia y orgánica
Especialmente + San Agustín (s. V) en De doctrina christiana”. + Ticonio (ca. 392) en “Liber regularum” propone reglas de interpretación. + Y Euquerio de Lyón (entre s. IV y V) en Formulae intelligentiae se centra en el problema metodológico.
San Gregorio de Nisa, Diodoro de Tarso y Teodoro de Mopsuestia, hacia fines del s. V, trataron el tema de los sentidos bíblicos. Sobre las expresiones del lenguaje Adriano y Casiodoro. . San Jerónimo: sobre los criterios de traducción en la carta 57.
San Isidoro de Sevilla (560 -636) en las Etimologie da una breve síntesis de lo anterior. Con él se abre un panorama que, en su propio contexto cultural, abre un cauce profundo a los futuros tratados teológicos de la Biblia.
b. El período medieval Se realizó una importante elaboración bíblica, de modo que ya afrontaron lo que hoy llamaríamos crítica textual y crítica histórico-literaria.
- Merecen ser mencionados los “correctorios bíblicos” y la historia scholastica de Pedro Comestor. - De índole sistemática son: el Didascalicon y el De scripturis et scriptoribus sacris de Hugo de San Víctor (ca. 1097 -1141). -También las grandes Summae de la época: en varias quaestiones analizan problemas teológicos-bíblicos, que hoy son de actualidad.
La Summa Th. (I, q. 1, aa. 9 -10) de Santo Tomás de Aquino profundiza -con una exposición sistemática y determinante- el tema clásico de los sentidos bíblicos que la exégesis patrística había formulado. También en otros textos como el De Veritate y en la S. Th II-II, qq. 171 -174. Santo Tomás hace rigurosas definiciones sobre el sentido literal y espiritual y eleva la exégesis literal a fundamento primario del quehacer exegético. Su influjo será decisivo en la teología de los s. posteriores.
c. La época moderna y contemporánea. Muchos son los estudios relacionados con la ciencia bíblica. Debido a varios acontecimientos cruciales: -la Reforma protestante, -el desarrollo de la teología católica y -el nacimiento de la exégesis histórico crítica. En esos estudios se han ido consolidando las características y la estructura orgánica de la propedéutica.
Grande es el número de estudiosos que, desde fines del siglo XIX, se han dedicado a la exégesis bíblica, de modo que la “Introducción general a la Escritura” ha tomado el rango de ciencia específica. Se ha pasado de tratados escolásticos de teología amplia a las cuestiones relativas a los libros bíblicos.
3. Terminología para designar la Biblia y los libros que la constituyen. La Biblia hebrea, protestante y católica no coinciden ni en la división ni en el número de libros. Haremos referencias a la hebrea y protestante; pero seguiremos la católica.
a) Modo de designar la Biblia y sus libros Sagrada Escritura Esta terminología no aparece en la Biblia hebrea, pero sí en la traducción griega de los LXX (Cro y Esd). El Nuevo Testamento designa más de 50 veces refiriéndose al Antiguo Testamento: “Escritura”, “Escrituras santas”, “Escrituras sagradas”, “Escritura divinamente inspirada”. Los Padres lo aplicaron a los libros del Nuevo Testamento.
Biblia. Este término procede del griego. Es el plural de “libro”. Por lo tanto es un conjunto de libros. Pero aceptado como un femenino en singular, indica la unidad que existe entre ellos, por lo que constituyen el “Libro” por excelencia. Aplicado a los libros sagrados se encuentra ya en Dn 9, 2, I M 12, 9 y 2 M 8, 23.
Antiguo y Nuevo Testamento. La palabra “testamento” tiene un origen bíblico y corresponde al término griego diathêke, con el que la versión griega de los LXX traduce normalmente el término hebreo berît (alianza). Hay otras denominaciones: instrumentum (Tertuliano), “sagradas letras” (san Agustín), testimonium divinum (san Jerónimo). . .
+ La palabra “Alianza” se utilizó primero para indicar la alianza de Dios con el pueblo de Israel. + Después la “nueva Alianza” fue la establecida por Jesucristo. + Después pasaron a indicar la colección de libros que contienen el A. y el N. Testamento. Para designar los libros, la Biblia hebrea lo hace por la primera palabra; La versión griega de los LXX lo hace según su contenido.
b. Libros que constituyen la Biblia. El canon católico de la Biblia comprende un total de 73 libros: 46 del AT y 27 del NT. Se dividen para los dos en históricos, didácticos o sapienciales y proféticos.
Los libros del Antiguo Testamento se distribuyen del siguiente modo: Libros históricos: Pentateuco (5 primeros): Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio; Josué, Jueces 1 y 2, Samuel 1 y 2, Reyes 1 y 2, Crónicas, Rut, Esdras y Nehemías, Tobías, Judit, Ester, Macabeos 1 y 2. Libros sapienciales: Job, Salmos, Proverbios, Qohelet (Eclesiastés), Cantar de los Cantares, Sabiduría, Sirácide (Eclesiástico). Libros proféticos: Isaías, Jeremías (con Lamentaciones y Baruc), Ezequiel, Daniel y los 12 Profetas menores.
Esta división, con algunas diferencias por lo que se refiere al orden de los libros, es la que aparece en la versión griega de los LXX. En la Biblia hebrea las diferencias son mayores. En ella las tres partes de la Biblia se denominan: Thorah. Es decir “Ley”, nuestro Pentateuco.
A casi todos nuestros libros históricos llaman “Profetas anteriores” (Nebiim, que viene de la palabra “profeta”). A los profetas escritores llaman “profetas posteriores”. Llaman “Escritos” (Ketubim), como mayores, a Salmos, Proverbios y Job; y los 5 Meghillot (rollos), y los libros de Daniel, Esdras, Nehemías y Crónicas. Como vemos, ponen como Ketubim a algunos históricos de la Biblia cristiana: Esdras, Nehemías, Crónicas, Ester; y otros proféticos; Lamentaciones y Daniel.
El Nuevo Testamento : -5 libros históricos: los evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan, y los Hechos de los Apóstoles -21 epístolas o cartas: --de san Pablo a los romanos, primera y segunda a los Corintios, Gálatas, Efesios, Filipenses, Colosenses, Filemón, primera y segunda a Timoteo, y la epístola a Tito; carta a los Hebreos; las siete cartas católicas: la carta de Santiago, la primera y segunda de san Pedro, las tres cartas de san -- san Judas; el Apocalipsis. Juan, la carta de
La división en capítulos y versículos de la Biblia tal y como aparecen hoy día, adquirieron su forma definitiva entre los siglos XIII y XVI en las Biblias cristianas, y de ahí pasaron a la Biblia hebrea. La fijación de los capítulos se debe a Esteban Langton, canciller en París y arzobispo de Canterbury (+1228).
Roberto Estienne, conocido como Stephanus, lo distribuyó en versículos, en la Biblia que publicó en 1555. Para ello se apoyó en los trabajos de Sante Pagnini, judío converso y luego dominico (14701536), quien se había basado, para el Antiguo Testamento, en una antigua tradición judía. 4. Importancia de la lectura y estudio de la Biblia. La Iglesia, especialmente en el siglo XX, ha recomendado la lectura asidua de la Escritura. El concilio Vaticano II decía: “Es conveniente que los cristianos tengan pleno acceso a la Sagrada Escritura” (DV 22).
Es necesaria para: --la vida espiritual: “La palabra de Dios es apoyo y vigor de la Iglesia, fortaleza de fe para sus hijos, alimento del alma, fuente pura y perenne de la vida espiritual” (DV 21) --la predicación: “La predicación pastoral, catequesis, etc. se nutre saludablemente y se vigoriza santamente con la misma palabra de la Escritura” (DV 24) “Vano predicador de la palabra de Dios es quien no la escucha dentro S. Agustín
--Para la teología: “La Sagrada Teología se apoya, como en cimiento perpetuo en la palabra escrita de Dios, al mismo tiempo que en la Sagrada Tradición, y con ella se robustece firmemente y se rejuvenece de continuo, investigando a la luz de la fe toda la verdad contenida en el misterio de Cristo. . . El estudio de la Sagrada Escritura ha de ser como el alma de la Sagrada Teología”. (DV 24)
La Iglesia continuamente exhorta a los cristianos a la lectura frecuente de las divinas Escrituras. “Porque el desconocimiento de las Escrituras es desconocimiento de Cristo” (DV 25)
Presentación del P. Silverio Velasco EXTRACTADO de la “Introducción General a la Biblia” del P. Miguel Angel Tábet
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