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HACIA LA GLOBALIZACIÓN
La globalización económica • Si hay un rubro en el que podemos apuntar grandes progresos; si hay una actividad en la que se ha logrado un inmenso desarrollo en Occidente, esa actividad es la Economía. A tal punto es así que, últimamente, no son pocos los que están empezando a preguntarse si no nos habremos pasado un poco de la raya con nuestra hiperactividad económica.
• Porque, si comparamos el desarrollo de un número importante de otras actividades con el nivel que tenían hace - digamos - cien o doscientos años atrás, es bastante evidente que el enorme desarrollo tecnoindustrial y económico se ha hecho en desmedro, o al menos a costa del relegamiento, de aquellas otras actividades.
Avances a costa de atrasos • Los automóviles que hoy fabricamos son incomparablemente más eficientes y más confortables que las diligencias con tracción a sangre. Nuestra metafísica, sin embargo, no sólo no ha avanzado en la misma proporción sino que hasta es dudoso que haya avanzado algo en absoluto desde la época de las carretas o la locomotora a vapor.
• Beethoven probablemente no podía ni imaginarse cómo habríamos de conquistar nuestra capacidad para construir máquinas voladoras, pero difícilmente la música de hoy sea tan superior a la de Beethoven como lo es el Jumbo jet a la diligencia
• De hecho, si resucitásemos al viejo Galeno para llevarlo a cualquiera de nuestros hospitales, aún al más pobremente equipado, el pobre hombre probablemente no podría salir de su asombro y seguramente tendría mucho para aprender. Pero, si hiciésemos lo mismo con Aristóteles para llevarlo a la Facultad de Filosofía y Letras, no sólo podríamos encomendarle un rectorado; muy probablemente hasta elevaríamos el nivel académico. Leonardo Da Vinci en la Facultad de Ingeniería tendría mucho para aprender. En Bellas Artes podría, tranquilamente, dar cátedra sobre Estética.
La revolución tecnotrónica • Es innegable que hoy disponemos de un abanico de medios materiales y posibilidades prácticas que hubieran parecido fantasías irrealizables hace apenas un siglo atrás. Hemos llegado a fabricar cosas con las que los Hombres de siglos anteriores ni siquiera soñaron. Objetos tales como el automóvil, el avión o el teléfono, por más sofisticados que sean hoy, responden, con todo, a sueños.
• El Hombre ha soñado desde siempre con desplazarse a grandes velocidades, con volar por los aires y con comunicarse a distancia. Toda una multitud de cuentos, sagas y leyendas de miles de años de antigüedad revela este tipo de ensoñaciones fantásticas - desde caballos más rápidos que el viento, pasando por alfombras mágicas, hasta mensajeros del Olimpo con alas en los pies. En este sentido, nuestra tecnología no ha hecho sino, literalmente, convertir nuestros sueños en realidad.
• Ya no hay antecedentes para muchas de las cosas que estamos produciendo. Esto hace que varias cosas se vuelvan mentalmente muy poco abarcables. No sólo no hay nada con que podamos relacionar un procesador de imágenes o un digitalizador de sonido sino que, además, la enorme mayoría de las personas que se pasa el día usando estos procesadores, no tiene ni noción de cómo funciona toda la PC más allá de lo que ve en la pantalla como interfase de usuario. Y aún cuando esto también nos pasa con un montón de otros aparatos de uso diario, el caso del procesamiento electrónico de datos es especialmente interesante porque estamos usando esta técnica para fundamentar nuestras decisiones.
• Más todavía: para cada vez más personas el soporte electrónico no es ni siquiera un elemento de consulta que ayuda a tomar decisiones sino, directamente, una instancia que toma decisiones independientemente de la opinión o voluntad del usuario. Cuando cualquier banco rechaza un cheque por falta de fondos, la decisión es de la computadora del banco, no del empleado. Cuando una línea de producción automatizada expulsa una pieza declarándola defectuosa, la decisión es del sistema electrónico de control de calidad incorporado a la línea, no de alguno de los operarios que supervisan la línea.
Eficiencia, variedad, calidad y abundancia • Si fabricáramos zapatos con el mismo procedimiento que el utilizado en la época de Carlos V, bastante más que la mitad de nuestra población andaría descalza. Si la producción de nuestra vestimenta estuviese atada a los telares manchesterianos de la época de Marx, la mayoría de nosotros tendría que conformarse con géneros tejidos en telares caseros. No habría un televisor prácticamente en cada hogar y no comeríamos fruta en invierno porque no tendríamos una industria frigorífica.
• Es innegable que nuestros modernos métodos y medios de producción ponen a nuestra disposición posibilidades que, hasta apenas unos siglos atrás, se hubieran hallado fuera del alcance incluso de los más acaudalados y poderosos. El famoso argumento capitalista del rey medieval que no tenía ni la mitad del confort del que hoy dispone cualquier empleado promedio es, básicamente, irrefutable.
• Los empleados de la corte de Carlomagno no trabajaban en oficinas con aire acondicionado y los obreros de los proveedores de palacio no conocían ni vacaciones pagas, ni sueldos anuales complementarios, ni asistencia médica, ni seguros de accidentes del trabajo.
• De poco sirve el intento de replicar con argumentos sentimentales. Que los artesanos y aprendices de artesanos, por la época en que se construyeron las catedrales góticas, eran más "felices" o se hallaban más "satisfechos" con el fruto de su trabajo es posible y, si se quiere, hasta probable; pero no por ello deja de ser algo inverificable. Que aún a pesar de nuestros grandes avances económicos y tecnoindustriales más de tres cuartas partes de la humanidad pasa hambre es quizás aproximadamente cierto pero no invalida para nada los medios de producción que hemos desarrollado
• Quienes lo atacan con el argumento del hambre de millones de habitantes del planeta se olvidan de que, con un sistema de producción menos eficiente, serían varios millones más los que estarían pasando hambre. Si volviésemos a la producción artesanal volveríamos también a las fenomenales hambrunas europeas de las que generaciones enteras huyeron emigrando a América.
• Muchos en América Latina viven, en realidad, diez veces mejor que sus abuelos italianos o españoles. Muchos otros, aún siendo pobres, ciertamente no lo hacen peor que sus antepasados indígenas. Pretender negar que nuestro sistema de producción es eficaz y eficiente; pretender ignorar que ofrece productos y servicios con una calidad cada vez mayor sería como tratar de tapar el sol con las manos.
• El aparato económico que tenemos podrá ser mejorable, pero no constituye un problema grave. El problema, básicamente, lo tenemos con nuestro aparato financiero y con nuestro sistema político.
Las asincronías del sistema • Sucede que el sistema financiero es mucho menos eficiente y el sistema político es casi totalmente obsoleto. El avance de nuestros medios y métodos de producción no ha ido de la mano con un avance, correlativo y sincronizado, de nuestros medios y métodos financieros y políticos. Estamos tecnoindustrialmente muy avanzados, financieramente bastante comprometidos y políticamente muy retrasados.
Economía y finanzas • Nuestro sistema financiero es un carro que está puesto delante de los caballos. No producimos, en realidad, para cubrir nuestras necesidades como seres humanos sino para cubrir las necesidades, apetencias y ambiciones del sistema financiero. Es aquí en dónde está empezando a fallar la ecuación económica hasta el punto en que, para un gran número de personas, la palabra "Economía" no es sinónimo de producción sino de operaciones financieras.
• Hemos desarrollado toda una taumaturgia financiera, toda una cabalística contable, que ha dotado a los Bancos, a los Ministros de Economía y a las centrales financieras internacionales de una especie de aura mágica. Los economistas han generado una jerga propia, descifrable sólo para iniciados. Se barajan relaciones matemáticas, fórmulas, términos, conceptos, cifras y estadísticas que, por supuesto, no dejan de tener cierto asidero académico pero que, en última instancia, pasan por alto al protagonista central de toda la cuestión que es el Hombre concreto con sus necesidades concretas.
• Las pruebas de que la producción de bienes y servicios no está dimensionada para las necesidades reales de las personas sino para las del sistema financiero son múltiples. Por de pronto, producimos muchísimo mas de lo que realmente necesitamos. Eso nos ha llevado a la curiosa contradicción de producir mal a propósito dentro de un marco de exigencias feroces de excelencia.
• Porque, de hecho, estamos lanzando al mercado productos de una gran excelencia funcional pero de una obsolescencia programada. Nuestros productos cumplen muy bien la función para la cual fueron diseñados pero están fabricados a propósito para durar sólo una cantidad determinada y limitada de años. Cuando ello no es así, los hacemos directamente descartables. El "úselo-y-tírelo" es una conveniencia del sistema financiero: permite un mayor dinamismo en los ciclos de inversión y reinversión.
La globalización económica • Hoy nos encontramos con que este modelo socioeconómico se presenta con aspiraciones a extenderse por todo el planeta. Hay muchos factores y tendencias que, luego de la Segunda Guerra Mundial, han ido confluyendo hacia este objetivo.
Los factores de la globalización • En los grandes proyectos, para que un objetivo sea realmente viable, deben necesariamente darse ciertas condiciones. Así como la Vida no es posible de cualquier manera, un proyecto estratégico tampoco es viable sobre cualquier configuración de condiciones. Una lista - no necesariamente exhaustiva - de los factores objetivos que a partir de 1945 han hecho posible el proceso de globalización económica incluiría, por lo menos, los siguientes:
• Desarrollo de las comunicaciones. Redes de telecomunicaciones, transferencia de datos y simultaneidad de la información. • Miniaturización. Reducción del tamaño y del peso de la mayoría de los productos, facilitando así su transporte y, por lo tanto, su intercambio.
• Mayor eficiencia y eficacia en la fabricación de bienes. Aumento sustancial de niveles de producción. Automatización, robotización y tecnotrónica. Aceleración de los procesos de incorporación de tecnología. Mecanismos "inteligentes". • Mercados internos demasiado pequeños para absorber la totalidad de una producción que excede las capacidades del consumo local. Exportación forzada para mantener la producción.
• Competitividad. Internacionalización y multinacionalización de las empresas. Optimización de métodos y procedimientos. Énfasis en investigación y desarrollo de bienes y servicios comercializables. • Disminución de la cantidad necesaria de recursos humanos. Incorporación de poblaciones de bajo salario al proceso económico mundial. Abaratamiento de bienes y servicios. Maximización de ganancias. Generación de excedentes financieros
• Economías reales locales progresivamente cada vez más dependientes de una estructura financiera global. Deudas externas. Monopolios financieros. Oligopolios empresarios. Fusiones y adquisiciones de empresas. • Construcción de armas de destrucción masiva. Estrategias de "destrucción mutuamente asegurada" que tornan imposible una victoria militar en un conflicto de fuerzas equiparables.
• Configuración unipolar del Poder internacional. Abandono de los modelos comunistas y tercermundistas como propuestas de organización internacional. Concentración y virtual monopolio del Poder militar en una sola Potencia con ambiciones de hegemonía global.
Los impulsores de la globalización • Aceptación de la hegemonía de lo económico sobre lo político. • Desprestigio y desmantelamiento del Estado. Negación y limitación de las funciones del Estado. Ataque ideológico frontal al Estado-Nación. • Desregulación y liberalización de los mercados. • Privatización de funciones y servicios. • Relativización de valores. Exageración de pluralismos. Simultáneamente: suplantación de valores religiosos particulares por valores laicos universales.
• Uniformización cultural. "Occidentoxicación" de Asia y África y "norteamericanización" de Occidente. Imposición del inglés como lengua universal. • "Trilateralización" del modelo tecnoindustrial. EE. UU, Europa y Japón como alternativas de viabilidad. • Uniformización política. Imposición del modelo democrático como condición de apoyo económico. Imposición de modelos jurídicos con el mismo fin. Derechos Humanos como herramienta de política exterior y justificación de sanciones.
Las primeras consecuencias • La globalización no es un fenómeno natural, ni un acontecimiento casual, sino un plan estratégico deliberado. Es el resultado de una planificación consiente, con riesgos calculados. Si estos riesgos han sido bien - o mal - calculados, eso es algo que constituye una de las más grandes preguntas abiertas que tenemos. Sobre todo cuando observamos las fuertes asimetrías del modelo y, entre ellas, principalmente aquella que se produce por la falta de sincronización entre los paradigmas políticos y los cambios económicos.
• Un gran mercado global, un gran aparato productivo mundial de bienes y servicios, un sistema monetario internacional, una diversificación a escala planetaria de los centros de producción, una coordinación - también a escala planetaria - de los procesos económicos; todo está forzando a una adecuación más o menos "herética" de las estructuras políticas. De hecho, la escasa adecuación de la ideología democrática a este proceso es ya de discusión habitual entre los miembros de la inteliguentsia de la "red de Poder privada".
• No es un debate que está planteado en los medios, frente al gran público. Pero en los "bancos de cerebros" de los organismos de planificación estratégica no es ningún secreto para nadie que todo el andamiaje ideológico y político de la globalización está literalmente crujiendo bajo tremendas presiones de cambio. La ideología democrática todavía funciona como dogma de fe y como condición de las garantías exigidas por la inversión financiera.
• Pero ya no opera como mito utópico para un mundo que ha cambiado completamente de dirección. Las personas que deben tomar decisiones reales en el mundo real son cada vez menos democráticas.
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