Hace ya algunos aos hablando con un buen
Hace ya algunos años, hablando con un buen amigo, me comentó en un momento de la conversación: -tú sabes bien como empresario que eres, que en una empresa no puede haber dualidad de mando, es decir que dos personas manden por igual en ella, sin que el criterio de una pueda prevalecer sobre el de la otra, puesto que, en el caso de discrepancia, por lo demás muy corriente en las relaciones humanas, surge el conflicto y la empresa se paraliza por imposibilidad de adoptar una decisión concreta ante cualquier asunto, con lo que esto supone de peligroso para la vida y la competitividad de la empresa. Pues bien, yo tengo serias dudas acerca de quién de los dos, debe mandar, para evitar esa peligrosa dualidad de mando en el gobierno de cada matrimonio como empresa de dos personas que es, aunque con características peculiares. Tú ¿qué piensas? ¿quién debe mandar en el matrimonio?
Habría que determinar primero de qué clase de matrimonio estamos hablando –le contesté- si es el contraído entre creyentes o entre no creyentes, o sólo es creyente uno de los dos. También sería oportuno discernir cuáles son las creencias y prácticas religiosas de cada uno de ellos, su grado de cultura respectiva y su nivel de capacidad intelectual; no obstante, como el análisis y consideración de la distinta personalidad de cada uno nos llevaría muy lejos, voy a ceñirme a las tres posibilidades reales que pueden darse entre marido y mujer.
QUITO, CAPITAL DE ECUADOR
Primera: que mande más el marido, es decir, que tenga la última palabra ante cualquier discrepancia o controversia entre ambos, especialmente en los asuntos más trascendentes. Segunda: que mande más la mujer, o sea, que imponga ésta la mayoría de las veces su criterio, no sólo en los asuntos menudos o de menor importancia, que se dan todos los días en la vida familiar, sino también en los más importantes, como pueden ser la vivienda o el lugar de residencia, o la educación de los hijos, etc. Tercera: que manden los dos por igual en todo y traten de llegar a adoptar acuerdos puntuales, sin que ninguna de las dos personalidades prevalezca sobre la otra. Vamos a analizar seguidamente los tres casos que pueden darse ordinariamente, sin considerar los casos extremos de maltrato físico o psicológico de cualquiera de ellos.
El primero es un caso que se da frecuentemente, el marido tiene la última palabra en los temas más importantes –en caso de discrepancia claro- y la mujer ordena los asuntos de menor trascendencia, sin perjuicio de aportar Su opinión en todos los temas que se suscitan entre ellos. Muchos matrimonios funcionan de este modo y suelen entenderse bastante bien. El segundo es un mal planteamento porque la mujer llega a asumir un papel que no le corresponde, imponiendo simpre su voluntad y anulando la del marido que se convierte en lo que se suele llamar un “ calzonazos”. el hombre debe ser hombre y cabeza del matrimonio y eso es lo que suele gustar a la mujer casada. El tercero es un caso frecuente que puede funcionar aceptablemente bien si existe una gran comprensión mutua entre el marido y la mujer, y sin que ninguno de los dos se arrogue un papel de imposición o dominio excesivo.
Me parece bastante bien tu planteamiento, -me dijo mi amigo- aunque habría que descender a detalles, desarrollando cada uno de los casos para clarificar lo más posible los pros y los contras de cada uno de ellos. A propósito del segundo caso que me parece el menos aceptable e incluso rechazable –me dijo- te voy a contar un caso que me contaron hace bastante tiempo. La mujer comenzó a mandar en todos los asuntos del matrimonio y el marido la dejaba hacer a su antojo. Pues bien, pasado el tiempo, la mujer quiso ordenar la vida y el futuro de sus hijos plenamente, sin intervención del marido que lo aceptó como aceptaba todo lo que ella decidía sin consultarle y pasados los años, en un momento determinado se vió obligado a abandonar el domicilio familiar por imposición de ella, teniendo que buscar refugio para vivir en casa de los hijos que se habían casado, dándole vergüenza de confesarles a éstos por qué se había ido del domicilio familiar, porque de hecho había sido expulsado del mismo por su mujer, porque le estorbaba para realizar sus planes. Se había convertido en lo que tú has dicho, un “calzonazos” , un marido sin criterio ni voluntad para defender su personalidad ante su esposa.
LA HABANA, CAPITAL DE CUBA
Efectivamente, nunca el marido puede aceptar que la mujer se imponga por completo en el matrimonio en todos los asuntos, porque desembocará en una función impropia de su función y su personalidad en la familia, propia de una persona sumisa y dominada. El hecho que me has contado lo demuestra. Tampoco la mujer debe aceptar la anulación de su personalidad ante su marido; por eso pienso que, lo mejor es adoptar uno de los otros dos planteamientos para que las cosas marchen aceptablemente bien.
De todos modos, lo mejor que puede ocurrir en un matrimonio verdadero, no me refiero a ninguna aventura sentimental de cualquiera de los dos, es que cada uno de ellos se preocupe de hacer feliz al otro, conociendo y satisfaciendo sus gustos en todos los aspectos de la vida; gustos en el comer, en el vestir, en la asistencia a espectáculos, en los programas de la TV, etc. Esta debe ser la intencionalidad fundamental en un buen matrimonio duradero en el que, cada uno aspira a ser fiel, agradarse y a ayudarse mutuamente en todas las circunstancias de la vida, hasta que la muerte los separe.
CIUDAD DE DURBAN, EN AUSTRALIA
Una observación más para los matrimonios católicos practicantes (no sólo Bautizados). El apóstol San Pablo al hablar de los deberes y relaciones de los cónyuges, en la Epístola a los Efesios, dice en el cap. 5, 21 -24: “Estad sujetos unos a otros en el temor de Cristo. Las mujeres a sus maridos como al Señor, porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la Iglesia, que es su cuerpo, del cual él es el Salvador. pues como la Iglesia está sujeta a Cristo, así también las mujeres a sus maridos en todo”. Entiendo que toda la Sagrada Escritura aprobada por la Iglesia es palabra de Dios, y que ésta recomendación del apóstol hay que tenerla muy en cuenta; ahora bien, partiendo del hecho de que los dos esposos sean católicos verdaderamente practicantes, ya que, de lo contrario, habrá que estar a las circunstancias que se den en cada caso.
KUALA LUMPUR, CAPITAL DE MALASIA
Muchas gracias querido amigo, por tu sencilla exposición de los hechos que, aunque no abarcan la innumerable problemática, que se suscita continuamente en los matrimonios, y que suelen ser tan difíciles de resolver y encauzar debidamente, me has ayudado y aclarado bastante algunas ideas fundamentales a tener en cuenta siempre en las relaciones matrimoniales entre los esposos, para mantener y acrecentar el buen talante y la buena convivencia entre los dos.
MEXICO D. F. CAPITAL DE MEXICO
Aquí terminan estas consideraciones o reflexiones que he hecho sobre la armonía y el mando en las relaciones matrimoniales, con la mejor de las intenciones: la de contribuir a reflexionar a otros con la buena voluntad de procurar el entendimiento y la comprensión mutua entre las personas. No he pretendido tener toda la razón en mis apreciaciones, sino una aproximación a la problemática del matrimonio entre un hombre y una mujer. Otras uniones conyugales no me interesan, porque suelen ser simples aventuras carentes de verdadero contenido humano. Espero que te hayan servido.
Música: Historia de un amor, Bolero Canta: Nana Mouskouri Fuente: Internet/Wikipedia Realización: Roberto Gracia Fecha: Diciembre de 2014 Nana Mouskouri
FINAL DE LA PRESENTACIÓN Si deseas conocer otras presentaciones del autor, pulsa: www. aplicaciones. info/Roberto/
- Slides: 21