Gnero formacin y trabajo Incorporar la perspectiva de
Género, formación y trabajo
Incorporar la perspectiva de género a la formación para el trabajo implica: • Disponer de un instrumento de análisis y un marco conceptual de las relaciones sociales y del mundo del trabajo. • Conceptualizar a hombres y mujeres como sujetos situados y condicionados por su género y su realidad social y económica y que tienen la capacidad de cambiar a partir de aprendizajes y estrategias individuales y colectivas. • Revisar las prácticas institucionales e innovar en sus enfoques, contenidos, metodologías y estrategias.
Conceptos y reflexiones básicas: Incorporar la perspectiva de género en las políticas de formación profesional y técnica
¿Qué es género? Conjunto de características psicológicas, sociales y culturales (creencias, rasgos personales, actitudes, valores, conductas y actividades) socialmente asignadas a las mujeres y a los hombres; • es histórico, se va transformando con y en el tiempo; • las características adjudicadas son modificables; • se trata de una categoría relacional que vincula a mujeres y hombres mostrando las diferencias de acceso y distribución del poder y de los recursos entre ambos; • no es sinónimo de mujer.
¿Qué son los roles de género? Son los comportamientos aprendidos en una sociedad, comunidad o grupo social determinado, que hacen que sus miembros estén condicionados para percibir como masculinas o femeninas ciertas actividades, tareas y responsabilidades y a jerarquizarlas y valorizarlas de manera diferenciada.
¿Por qué el género es un elemento constitutivo de las relaciones sociales? Porque es una variable de base del sistema de jerarquización y categorización de las personas que regula las relaciones entre mujeres y hombres atribuyéndole mayor valor a los rasgos y características definidas como masculinas
Hoy ya no hay dudas que el género es uno de los principios organizativos centrales alrededor de los cuales se desenvuelve la vida social y uno de los fundamentos de la identidad individual. Por ello, en la autopercepción así como en las trayectorias de vida y LABORALES tienen un rol muchas veces determinante las expectativas de los otros, o sea, los condicionamientos o estereotipos sociales.
¿Qué es la perspectiva de género y equidad social? Es un marco conceptual, una metodología y un instrumento crítico de análisis de las relaciones sociales que orienta las decisiones, amplía y cambia la mirada, permite reconstruir conceptos y analizar actitudes para identificar los sesgos y los condicionamientos de género y encarar, luego, mediante el diálogo, su revisión y modificación.
¿Qué es la transversalización de la perspectiva de género? "Es una estrategia para convertir las preocupaciones y las experiencias de las mujeres y los hombres en una dimensión integral del diseño, implementación, monitoreo y evaluación de las políticas y programas en todas las esferas políticas, económicas, y sociales para que las mujeres y los hombres se beneficien igualmente y la desigualdad no se perpetúe" (Consejo Económico y Social, Naciones Unidas, 1997)
¿Dónde se expresan las representaciones de género? Las representaciones de género se expresan en todos los ámbitos y dimensiones de actuación de las personas (personal, comunitario, social y laboral). Por ello cualquier estrategia que se proponga remover barreras para establecer relaciones sociales más equitativas, deberá considerar que, en todos estos espacios, se producen y reproducen relaciones de género y que una intervención en uno de ellos movilizará reacciones o encontrará limitaciones en los otros
¿Cómo se expresan las representaciones de género en el mundo del trabajo actual? El trabajo es en el mundo contemporáneo: • la fuente primordial de inclusión y de valoración social, • una condición central para la autonomía, • un componente esencial del proyecto de vida y de la autoafirmación de hombres y mujeres
Pero también es uno de los espacios centrales de generación de la inequidad porque en él se entrecruzan las diversas dimensiones de la actividad humana: lo personal, lo relacional, la interacción con el entorno y la demostración de capacidades y saberes para obtener resultados en términos de producción material y de transformación de la realidad
Las representaciones de género se trasladan al ámbito laboral e interactuando con las condicionantes económicas y productivas fundamentan:
• La división sexual o por género del trabajo: la forma en que se divide el trabajo entre los hombres y mujeres de acuerdo a los roles asignados que puede variar de acuerdo a las culturas. Explica que se hayan reservado a la mujer los puestos más alejados del poder de decisión y prolongado los hábitos hogareños, adjudicándole las tareas asimilables y más rutinarias, menos creativas y escasamente valoradas, alejándolas de los empleos técnicos, con alto contenido tecnológico o con las mejores perspectivas de desarrollo de carrera;
• La asociación entre trabajo productivo y remunerado y trabajo reproductivo y no remunerado. El primer adjudicado históricamente y en la amplia mayoría de las culturas, de manera prioritaria a los hombres y el segundo a las mujeres.
Ambas dimensiones generan: inequidades y discriminaciones, segregación ocupacional por género
El carácter arraigado de la discriminación la hace a menudo invisible y, por consiguiente, difícil de combatir, especialmente cuando se trata de las formas más sutiles. Frente a las diferentes formas de discriminación, surge la necesidad de adoptar medidas de discriminación positiva o acciones positivas, es decir, medidas carácter temporal dirigidas a suprimir y prevenir la discriminación o a compensar las desventajas de partida resultantes de actitudes, comportamientos y estructuras existentes.
Por ello, el reconocimiento de las inequidades y de la discriminación como fenómeno con dimensiones colectivas tiene importantes secuelas para el diseño de políticas Segregación ocupacional por género: Concentración de hombres y mujeres en diferentes tipos de trabajos, sectores, niveles o categorías.
Segregación horizontal: Grado en que los hombres y las mujeres se concentran en diferentes sectores. Esta segregación refleja la extensión al mundo laboral de las labores de cuidado. Las mujeres se ven generalmente confinadas a un número menor de ocupaciones, en los sectores que requieren menos calificaciones, brindan menores oportunidades de desarrollo profesional, están relacionados con el cuidado de personas (docencia, enfermería, trabajo doméstico) y/o presentan menores niveles de remuneración.
Segregación vertical: Grado en que los hombres y las mujeres ocupan diferentes posiciones jerárquicas dentro del mismo sector ocupacional Se manifiesta en la existencia de un techo de cristal, que actúa como una barrera invisible para la continuidad del desarrollo profesional. Dentro de un mismo sector, las mujeres tienden a ocupar los menores rangos jerárquicos como lo demuestra el hecho de que como promedio mundial al comenzar el siglo XXI detentan menos del 5% de los altos puestos en las corporaciones
Indicadores clásicos aplicados a América Latina y El Caribe • las mujeres han dejado de ser un fuerza laboral secundaria: 5 de cada 10 participan en el mercado de trabajo; • el desempleo femenino sigue siendo mayor que el masculino: es 1, 4 mayor que la de los hombres; • la disparidad o brecha salarial por género continúa: para las asalariadas el ingreso promedio es el 70% del de los hombres;
• el empleo femenino está afectado por la informalidad y la desprotección social en mayor medida que el de los hombres y, por ende, la calidad de su empleo es menor. El 57. 1% de la ocupación femenina se da en la economía informal mientras que este guarismo es del 51% para los hombres; • el sector empresarial también se caracteriza por un sesgo de género: las microempresarias establecen empresas más pequeñas en los sectores minoristas y de servicios, su acceso al crédito siguen siendo más complejo y recortado, su posibilidad de manejo de la información y las oportunidades de negocios también son menores, etc;
• la carga total de trabajo de las mujeres supera a la de los hombres provocando una difícil conciliación entre trabajo y familia. Las horas destinadas por las mujeres a las actividades domésticas son hasta cuatro veces más lo que es particularmente fuerte en los grupos socioeconómicos más vulnerables y en los tramos del ciclo vital asociados a la tenencia de hijos/as; • la jefatura femenina en los hogares urbanos sigue creciendo y sus hogares tienden a ser más pobres. Se ubica en el 30 % y en 11 de 18 países estudiados en la región la incidencia de la extrema pobreza es superar al resto de las familias.
¿Por qué incorporar la perspectiva de género en la formación profesional actual? • Porque faculta la doble y simultánea pertinencia con el mundo del trabajo y con los sujetos de atención de la formación y esta doble pertinencia es una de las condiciones básicas para mejorar la calidad y la equidad de la oferta formativa. • Porque pone el foco en el sujeto que aprende (sujeto de atención de la formación) y ayuda a entenderlo como un ser integral que moviliza conocimientos, saberes, destrezas pero también actitudes, emociones, condicionamientos de género, historia familiar y comunitaria y desde esa situación es que debe construir su proyecto de formación y empleo. Este foco en el sujeto habilita un amplio campo de intervención para el accionar formativo
Porque al igual que las restantes instituciones y políticas sociales, la formación reproduce los criterios de clasificación y jerarquización vigentes en la sociedad. Pero, como contrapartida, también tiene la posibilidad de intervenir para modificarlos. La formación profesional con perspectiva de género al reconocer y redescubrir que estas características, supuestamente fijas e inamovibles, son asignaciones culturales aporta sustantivamente a su transformación
Las barreras más obvias son: • La inexistencia o carencias de un sistema de información y orientación vocacional y ocupacional con enfoque de género que estimule nuevas opciones y rompa los estereotipos. La internalización de los estereotipos y de los preconceptos, por ejemplo, sobre la inadaptabilidad femenina para trabajos técnicos, se ha traducido en mecanismos internos de represión que modelan deseos, expectativas, anhelos y motivaciones, de forma tal que algunas opciones profesionales se tornan "naturalmente orientadas" haciendo que las elecciones pautadas por normas se interpreten como autodeterminantes;
• la persistencia de un lenguaje sexista y de estereotipos en la definición y la divulgación de la oferta de servicios (plomero, técnico en electrotécnica, técnico en hotelería, secretaria, maestra de jardín de infantes, etc. ), en los materiales didácticos, en los desarrollos curriculares, así como en las prácticas y metodologías del personal orientador y docente; • la no consideración de las necesidades, horarios y disponibilidades femeninas en la estructura y organización de la oferta; • la no inclusión sistemática de la perspectiva de género en la búsqueda de empleo y en la intermediación laboral.
¿Cómo incorporar la perspectiva de género y equidad social en las políticas de formación para el trabajo?
El Proyecto Ocupacional (PO) es una metodología didáctica para mejorar la empleabilidad, la ciudadanía y la equidad de género de los sujetos de atención de la formación profesional sustentada en los criterios rectores de este modelo de referencia y a la que aportan todos los componentes.
Para construir su PO, las personas van a realizar un recorrido, apoyadas y fortalecidas desde la instancia de formación u orientación
Este recorrido se inicia con el reconocimiento sus propias capacidades, saberes y habilidades adquiridas en ámbitos laborales, en espacios educativos o en “su contexto de vida” (saberes y experiencias adquiridos en el ámbito doméstico, comunitario, entre otros).
Reflexionan acerca de los condicionamientos –aspectos subjetivos y objetivos derivados de un orden social establecido- que pueden tener impacto en sus posibilidades de desarrollo laboral o profesional y acerca de sus atributos e intereses vinculados a su proyecto de empleabilidad.
Analizan el contexto productivo, los recursos naturales o de otro tipo que pueden constituirse en oportunidades para mejorar su situación laboral, así como las posibilidades reales del mercado de trabajo en su contexto, y sus requerimientos
Por tanto, la construcción del PO supone partir de la recuperación de la trayectoria de vida y laboral para definir luego la proyección futura.
Los sujetos de atención, a partir del balance entre lo que traen y lo que les falta- lo que requiere incorporar una nueva visión de sí mismos y del entorno - aprenderán a definir con claridad la situación deseada, realizando una proyección a futuro realista, viable y desafiante (fijar metas). Luego trazarán un camino posible y pondrán en práctica lo proyectado, desempeñando las competencias necesarias.
La visión en la que el sujeto se proyecta ofrece una direccionalidad a sus elecciones formativas y laborales, las cuales pueden ir cambiando en función de los logros u obstáculos que va encontrando. En este sentido, la autonomía, la capacidad para la toma de decisiones y la resolución de problemas, se ejercitan en el desarrollo del proyecto; por lo tanto, en la construcción del PO es tan importante el resultado como el proceso.
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