Estudiar para descubrir La puesta en prctica de
Estudiar para descubrir La puesta en práctica de la concepción gnoseológica de la Educación.
La comprensión de la educación como un acto de conocimiento
Las teorías constructivistas de la educación fueron abiertas y promovidas por investigadores como Piaget, Vigotsky y Ausubel.
Sus supuestos podrían resumirse en una idea fundamental: “El conocimiento no se transmite, sino que se construye”.
David Ausubel investigó las claves del aprendizaje significativo: …
Las características del aprendizaje retentivo-memorístico El aprendizaje retentivo-memorístico o por repetición es aquel en el que los contenidos están relacionados entre sí de un modo arbitrario, es decir, careciendo de todo significado para la persona que aprende. Es el típico aprendizaje por asociación que se desarrolla a partir de puras relaciones arbitrarias. Reflexionemos sobre el siguiente cuadro de características: …
Contrariamente al caso anterior, en el aprendizaje significativo: …
No obstante, los enfoques constructivistas han sido y son duramente críticados, haciendo foco, principalmente, en la idea de la autonomía del ser de los educandos. Por ejemplo, la pedagoga sueca Inger Ekvist, criticando los métodos e ideas generalmente aceptados sobre la educación actual en Occidente dice: “Una de esas ideas es la que se suele llamar la "autonomía del alumno" con la que se pretende desarrollar la independencia del alumno en el nivel del pensamiento y de la adquisición de conocimientos. En realidad, lo que se busca muchas veces es quitarle importancia a la relación entre el alumno y el profesor, pero una de las consecuencias es que el alumno supuestamente tiene que pasar por todo el desarrollo de la humanidad él solo, lo cual es imposible. Todo esto se ha puesto en marcha con la idea de que el alumno pueda integrar mejor las ideas que él mismo encuentra. Lo que ha sucedido en realidad es que casi siempre, en los colegios e institutos, el alumno se dedica a tareas bastante mecánicas porque son las únicas que puede realizar sin la ayuda del profesor y todo esto va en detrimento del desarrollo del pensamiento. ”(Entrevista a Inger Ekvist por Julia Escobar en LA ILUSTRACIÓN LIBERAL, Revista Española Americana. No. 6 -7. Octubre 2000).
También el conocido filósofo argentino de la ciencia Mario Bunge suscribe críticas al constructivismo: “El constructivismo pedagógico no sólo es falso. También es perjudicial a causa de que niega la verdad objetiva, elimina la crítica y el debate y hace prescindibles a los docentes”. (BUNGE, Mario. 2007. “A la caza de la realidad”, ed. Gedisa. Barcelona. España. )
Pero estas críticas no perciben un hecho esencial: que promover la autonomía del ser de los educandos no significa renunciar a una característica fundamental de la educación, su carácter “directivo”.
¿Se puede promover la autonomía del ser de los educandos conduciendo, a la vez, el proceso educativo? ¿Es contradictoria la conducción docente (directividad) con la autonomía de los alumnos? Mostraremos que no, que no se contradicen, sino que, en todo, caso, presentan una tensión. Por lo tanto, es posible asumir el enfoque constructivista y, a la vez, el carácter directivo propio de la educación. Veamos cómo es esto. El concepto de educación proviene del verbo latino “educare”, que significa “conducir”. Enseñar es conducir. Los educadores y educadoras progresistas conducimos los procesos de enseñanza aprendizaje. Pero a la vez sostenemos que el principal objetivo de la educación es promover la autonomía del ser de los educandos. Y ambas posiciones son conciliables, no sin asumir la tensión que implica conducir, pero sin autoritarismo y facilitando y favoreciendo el pensamiento independiente de los educandos.
En verdad, estas críticas a los enfoques constructivistas, al negar la promoción del pensamiento independiente de los educandos, terminan siendo reaccionarias. Las posiciones constructivistas son totalmente compatibles con la conducción y el liderazgo docente. En nuestro caso nos interesa plantear y desarrollar un constructivismo crítico, esto es, una conducción educativa que promueva la competencia crítica de los educandos.
Por supuesto que el estudio y la lectura crítica se deben encuadrar en un modelo de aprendizaje significativo, para lo cual nos debemos preguntar: ¿Qué es estudiar?
La reflexión crítica a partir de la pregunta ¿Qué significa estudiar?
Es tan importante enseñarles a estudiar (aprender a aprender) a nuestros alumnos como enseñarles los temas específicos de la curricula que debemos desarrollar con ellos. Sería caer en una tremenda incoherencia y contradicción enseñarles de forma dialógica mientras ellos estudian de forma bancaria. Por eso nos debemos preguntar seriamente sobre qué significa estudiar: …
Comencemos por plantearnos lo siguiente: Estudiar es una actitud frente al mundo y la vida, más que frente a unos temas, contenidos y textos: “El acto de estudiar, en el fondo, es una actitud frente al mundo. Esta es la razón por la cual el acto de estudiar no se reduce a la relación lector-libro, o lector-texto. Los libros en verdad reflejan el enfrentamiento de sus autores con el mundo” (Freire. P, 1984: 51).
Paulo Freire tiene textos magníficos sobre el verdadero significado de estudiar: …
“Estudiar es, realmente, un trabajo difícil. Exige de quien lo hace una postura crítica, sistemática. Exige una disciplina intelectual que no se adquiere sino practicándola. Esto es, precisamente, lo que la educación bancaria no estimula. Por el contrario, su tónica reside fundamentalmente en matar en los educandos la curiosidad, el espíritu investigador, la creatividad. Su disciplina es la disciplina para la ingenuidad frente al texto, no para la posición crítica indispensable. Este procedimiento ingenuo al cual se somete al educando, junto con otros factores, puede explicar las fugas del texto que hacen los estudiantes, cuya lectura se torna puramente mecánica, mientras que con la imaginación se desplazan hacia otras situaciones. Por último lo que se les pide no es la comprensión del contenido, sino su memorización. En lugar de ser el texto y su comprensión, el desafío pasa a ser la memorización. Si el estudiante consigue memorizarlo, habrá respondido al desafío. En una visión crítica las cosas ocurren de otro modo. Quien estudia se siente desafiado por el texto en su totalidad y su objetivo es apropiarse de su significación profunda” (Freire. P, 1984: 48).
Desde un enfoque crítico, dialógico y problematizador de la educación, estudiar requiere un conjunto de condiciones indispensables: q Asumir el papel de sujeto del acto de estudiar. q. Comprender que estudiar exige interés y deseos de saber, por lo tanto los textos más que obligaciones son desafíos. q Tomar conciencia de que el acto de estudiar es una posición frente al mundo. q Leer el texto de una forma global, mediante una lectura exploratoria que nos entregue una visión completa del mismo y luego volver a él delimitado (análisis) sus distintas partes. q. Investigar el estado del arte y la bibliografía existente relacionada con el tema o contenidos estudiados q. Comprender que estudiar es entrar en diálogo y discusión con el autor del texto, más que someterse a sus asertos y verdades en forma dogmática. q. Entender que el acto de estudiar, si bien exige criticidad, también exige humildad q. Comprender que estudiar no es una acción de deglutir ideas, sino de recrearlas y reinventarlas q. Estudiar seriamente un texto significa recrear el camino de quien investigando lo escribió.
Analicemos ahora brevemente estas condiciones: …
La necesidad de asumirse como sujeto de conocimiento Cuando les pido a mis alumnos que se asuman como sujetos del acto de leer y estudiar, muchas veces no entienden lo que significa y me lo preguntan. Y yo invariablemente les contesto que lo que se pide es simple aunque difícil de conseguir. ¿Y qué se pide? Sencillamente, asumir una posición activa y crítica frente al texto, es decir, no dejarse “domesticar” por las palabras del autor. Para eso, debemos dejar de lado toda relación que implique posiciones dogmáticas frente al texto. Pero lo que dice el autor, que es consagrado, es palabra “santa”. ¿Cómo voy a discutir yo con este autor, que tiene tanta trayectoria, que es considerado una autoridad en la materia? Pero lo que se pide no es confrontar necesariamente con los autores, sino comprender y recrear su camino investigativo, lo que los llevó a escribir lo que escribieron. Y en ese marco, sí plantearse en qué medida se está o no se está de acuerdo con el autor, pero desde posiciones propias.
Pero esto no se conseguirá si no existe un fuerte interés y deseos de aprender. Es preciso tener ansias de investigar, tener preguntas que nos envíen a buscar respuestas en los textos. Y esto no es fácil de lograr, menos aún con la escasa estimulación y motivación existente en las escuelas y las aulas. Dicho esto, más allá de los esfuerzos de muchos maestros y profesoras que no pocas veces dan de sí lo que no tienen para lograr encender el interés de los alumnos. Luego veremos algunas estrategias y tácticas posibles para revertir este dato de la cultura tradicional de la escuela.
La actitud crítica, como dice Paulo Freire, es la misma que es necesario adoptar frente al mundo, la realidad y la existencia. De la misma forma que nos vamos adentrando en la razón de ser de los hechos de una manera cada vez más lúcida, debemos hacer lo mismo con los textos, tenemos que ir penetrando en su significado cada vez con mayor profundidad.
El proceso de la lectura de estudio es el mismo que el de cualquier otro tipo de investigación. Se aborda una totalidad indiferenciada, se la analiza (descompone en partes) y se concluye en una síntesis (totalidad diferenciada) en la que se relacionan significativamente entre sí las partes analizadas. En la lectura de estudio este proceso va del abordaje de una totalidad indiferenciada (el texto globalmente considerado), pasando por el análisis (delimitación de sus partes significativas) y finalizando en una síntesis (relación significativa de las partes diferenciadas) o totalidad diferenciada.
Quien se asume como sujeto del acto de leer también debe investigar el estado del arte y la bibliografía existente relacionada con el tema o contenidos estudiados a partir del texto. Es casi natural que su interés por el tema lo lleve a investigar esta bibliografía.
Al tomar una posición propia frente al estudio y la lectura de los textos es fundamental comprender que estudiar es entrar en diálogo y discusión con el autor del texto, más que someterse a sus asertos y verdades en forma dogmática. El espíritu crítico es un aspecto esencial de estudio y es también una tarea de educadores y educadores fomentarlo con la mayor dedicación.
Entender que el acto de estudiar, si bien exige criticidad, también exige humildad. La actitud de humildad frente al estudio y la lectura de los textos, lejos de ser contradictoria con la actitud crítica, es coherente con ella. El estudiante o lector no se siente disminuido si encuentra obstáculos y dificultades, a veces bastante grandes, para introducirse en el sentido profundo del texto. Humilde y crítico a la vez, es conciente de que el texto representa un desafío y, por ello, puede estar más allá de su competencia lectora. Tengamos en cuenta que no siempre los textos se entregan fácilmente a los lectores. ¿Qué hacer en este caso?
Lo mejor es instrumentarse mejor para volver al texto en mejores condiciones para entrarle a su significado. Lo que yo les comento siempre a mis alumnos es que es una verdadera tortura pasar y pasar las hojas de un texto al que no se le encuentra significado. En este sentido les recomiendo que se resistan a leer cuando no aparece el significado y busquen de diferentes formas superar esta situación. Lo primero que les sugiero, entonces, es que señalen todos aquellos “lugares” del texto que les resultan oscuros y desmotivadores, e incluso, que lleguen a decirme: “mire profesor no he podido entrarle al texto, no se por dónde abordarlo”. Finalmente, les sugiero que insistan en la búsqueda de sentido, porque es el mejor resorte para ganar interés en el texto.
El estudiante debe comprender que estudiar no es una acción de deglutir ideas, sino de recrearlas y reinventarlas. Si no hay recreación no hay verdadero estudio: “El estudio no se mide por el número de páginas leídas en una noche, ni por la cantidad de libros leídos en un semestre. Estudiar no es un acto de consumir ideas, sino de crearlas y recrearlas” (Freire. P, 1984: 53).
Por último, es importante recordar y ser coherentes con la idea de que “la lectura del mundo precede a la lectura de la palabra”. Por eso, sin una buena lectura del mundo el estudio y la lectura de los textos pierden el horizonte. Los educadores y educadoras debemos ser muy concientes de esta idea, ya que tiene una importancia crucial para promover una metodología de estudio coherente con el carácter gnoseológico de la educación.
¿Cómo hacemos los educadores y educadoras para que nuestros alumnos aprendan a estudiar? No hay una receta, pero si sugerencias para actuar de una manera eficaz en lo pedagógico y didáctico. En este sentido es aconsejable explicarles y discutir con los alumnos respecto de que ellos son los verdaderos motores de su aprendizaje, esto es, si ellos no se movilizan activamente el proceso de enseñanza-aprendizaje, lamentablemente, se frustra. Las recomendaciones, entonces, son básicamente dos: …
1. Que nuestras prácticas pedagógicas sean coherentes con el carácter gnoseológico de la educación A modo de ejemplo pedagógico para nuestros alumnos, debemos intentar que nuestras prácticas (de una manera integral) sean coherentes en todo momento con el carácter gnoseológico de la educación. Por ejemplo, si nuestras evaluaciones apuntan a devoluciones memorísticas de los alumnos, entonces, estaremos siendo incoherentes con dicho carácter.
2. Que enseñar a leer de forma crítica a nuestros alumnos se convierta en una parte esencial de nuestro proceso de enseñanza La idea aquí es promover la mejora de la competencia para la lectura crítica de nuestros alumnos, para lo cual es preciso desarrollar un conjunto de temas y recomendaciones metodológicas fundamentales para que consigan lograrlo.
Por una cuestión de tiempo y por su extensión, debemos dejar para otro momento el desarrollo de estas recomendaciones metodológicas para enseñar a aprender a leer críticamente a nuestros alumnos. No obstante, adelantamos que se trata de un enfoque muy distinto al tradicional escolar de detección de las ideas centrales de los textos (centrada en el texto). Contrariamente, nuestro enfoque no se centra exclusivamente en el texto, sino que trabajamos a partir de facilitarles a los lectores el esclarecimiento de las condiciones requeridas para lograr verdaderas lecturas críticas (de aprehensión y apropiación de los conocimientos). Para ello trabajamos en el estudio de los cotextos y contextos de los textos y los temas de la competencia lectora y el posicionamiento frente a los textos de los educandos.
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