Encuentro para matrimonios Cambia todo cambia Pero no
Encuentro para matrimonios “Cambia, todo cambia. Pero no cambia mi amor”. P. Carlos Avellaneda
Cambios personales y de la pareja El arte de permanecer juntos y unidos a lo largo de toda la vida consiste en poder atravesar los cambios personales y los cambios de la pareja de manera suficientemente saludable.
Crecimiento personal y de la pareja El arte de permanecer juntos y unidos a lo largo de toda la vida consiste en poder atravesar los cambios personales y los cambios de la pareja de manera suficientemente saludable.
Dos vidas en una sola La vida matrimonial es una síntesis de dos vidas y una historia común formada por dos historias personales: la de él y la de ella. Es algo que fluye, que avanza y cambia “externamente”. Pero también se transforma “por dentro” debido a tantos cambios interiores de cada cónyuge. Crecemos: con los años somos los mismos pero diferentes. La permanencia en el amor a lo largo de los años depende de la habilidad que ustedes tengan para gestionar los cambios personales y los de la relación
Cambios exteriores y transformaciones interiores DESAFÍO EXISTENCIAL: Transformarnos en nosotros mismos Conversión
Cambios, conversiones y crisis vitales • No se crece sin pasar por crisis. • Toda maduración supone purificar nuestros valores, creencias y conductas. • Tomar conciencia de nuestras ambigüedades en la manera de vivir. • Superar una crisis es madurar. • La maduración cristiana es “pascual”.
Cambios, conversiones y crisis vitales • Una crisis es un cambio en la conciencia durante la transición de dos síntesis. • Mientras más nos cueste construir la nueva síntesis vital, más se acentúa y prolonga la crisis.
Cambios, conversiones y confusiones La crisis vital por excelencia para los adultos es aquella que se vive al transitar la mitad de la vida y aquella otra posterior cuando se llega a la tercera edad.
“. . Pero no cambia mi amor”. • En el largo viaje del amor matrimonial los esposos cambian, los hijos cambian, el trabajo, el barrio, el país, la vida cambia… todo cambia. • ¿Qué significa que en medio de esta inestabilidad “pero no cambia mi amor”? FIDELIDA D • No sólo no engañar al otro. • Sino acrecentar la comunión emocional, espiritual y corporal con la persona amada. • Todo, vivido en reciprocidad.
“. . Pero no cambia mi amor”. El amor romántico es una cuestión de apego y vinculación afectiva. Tiene que ver con la necesidad innata de tener a alguien en quien apoyarse y en quien confiar, un ser querido que pueda ofrecer conexión y apoyo emocional fiable.
“. . Pero no cambia mi amor”. Los cuatro comportamientos propios de un apego seguro son: • Mantener la proximidad emocional y física con el ser querido; • buscar a esa persona cuando nos sentimos inseguros, agobiados o decaídos; • extrañarla cuando estamos lejos de ella; • que ella esté a nuestro lado cuando salimos a explorar el mundo exterior.
“. . Pero no cambia mi amor”. • Los adultos tienen la misma necesidad de apego que un niño. La única diferencia es que el adulto necesita apoyo emocional y también puede darlo. • A veces creemos que el amor es sólo dar y sacrificarnos generosamente por los otros sin necesitar recibir.
“. . Pero no cambia mi amor”. • La visión del amor desde la perspectiva del apego es muy diferente y nos dice que la madurez no significa ser independiente y autosuficiente. • Cada ser humano a lo largo de toda su vida necesita recurrir a otros para pedir apoyo emocional y así encontrar seguridad.
“. . Pero no cambia mi amor”. Perder la conexión con el ser amado pone en peligro nuestra sensación de seguridad. En ese caso, los esposos hacen una de estas dos cosas:
“. . Pero no cambia mi amor”. • Se vuelven exigentes y agobiantes en un esfuerzo por conseguir el consuelo y la reafirmación de su pareja; • Se retraen o se distancian en un intento de calmarse y protegerse a sí mismos. • Sean cuales sean las reacciones concretas, lo que están diciendo es: “prestame atención; ponete de mi lado; te necesito”.
“. . Pero no cambia mi amor”. • La mayoría de las peleas en la pareja son protestas por la desconexión emocional. Por debajo de todo malestar, las parejas se están preguntando mutuamente: • “¿Puedo contar con vos, apoyarme en vos? ¿Me responderás cuando lo necesite, cuando te llame? ¿Te importo? ¿Me valoras y me aceptas? ¿Me necesitas? ¿Confiás en mí? ”
“. . Pero no cambia mi amor”. Nuestros puntos sensibles: ¿Qué es un punto sensible? • Es una hipersensiblilidad creada en algunos momentos de nuestro pasado o de una relación actual, en los que nuestra necesidad de apego ha sido repetidamente descuidada, ignorada o despreciada, provocándonos sentimientos de privación y deserción emocional.
“. . Pero no cambia mi amor”. ¿Cómo reconocer cuando se roza un punto sensible? Hay señales: • Se nota un cambio radical y repentino en el tono emocional de la conversación. • Nuestro cuerpo reacciona. Las emociones fuertes nos movilizan corporalmente. • La reacción a una ofensa recibida se muestra muy desproporcionada.
“. . Pero no cambia mi amor”. Nuestros puntos sensibles: • Cuando vos actuás así me recuerda a… y me provoca… porque me hace sentir… • Cuando no me decís algo positivo de mí durante mucho tiempo, me evoca a cuando … • Cuando me ignorás me hace sentir…
“. . Pero no cambia mi amor”. • La sana e intensa comunión emocional entre los esposos genera la experiencia de sentirse habitados por una presencia. • Ambos son conscientes de haber sido visitados por un amor. • Permanecer en esa experiencia provoca una advertencia amorosa de la presencia del amado en nosotros.
“Advertencia amorosa” • Amar es hacerse presente. • El amante es “presencia amorosa”. • El amado es “presencia amorosa”. • Mantener la comunión espiritual y emocional es no ausentarse del otro, sino hacerse presente y advertir la presencia amorosa del amado en uno mismo. • Se vive así un mística vincular.
“Advertencia amorosa” • La persona amada se convierte en sacramento-signo de la visita de Dios a nuestra vida, de su presencia amorosa en nosotros. • Sentirse tan íntimamente unido a la pareja puede ayudar a provocar en cada uno lo que San Juan de la Cruz llamó “la advertencia amorosa de Dios”.
“Advertencia amorosa” “Tú en mí y yo en ti” “Que sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros”. San Juan 17, 21
Encuentro para matrimonios “Cambia, todo cambia. Pero no cambia mi amor”. P. Carlos Avellaneda
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