Enciende los parlantes Dibujos de Dominique Bach Texto
♫ Enciende los parlantes Dibujos de Dominique Bach. Texto adaptado de Javier Botrán López. Realización Hno. Agustín Enciso. HAZ CLIC PARA AVANZAR
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Esta historia comenzó hace más de 300 años en la ciudad de REIMS, Francia, célebre por sus viñedos y sus vinos. Sobre la viejas murallas y los techos de las casas, sobresalían las dos torres de la Catedral.
El día 30 de abril de 1651, en la ciudad de Reims, nace el niño Juan Bautista. Su mamá se llamaba Nicolasa Moët y su papá Luis De La Salle, que era magistrado y consejero del Rey de Francia.
Juan Bautista fue el primero de los 11 hijos de esta cristiana y distinguida familia. Desgraciadamente 4 de ellos murieron muy jóvenes. Vivía en una señorial casa llamada “La Mansión de la Campana”, quedaba muy cerca de la Catedral. Patio interior
La Catedral guardaba como un tesoro la historia de Francia, en ella había sido coronado el Rey Luis XIV, llamado el “Rey Sol”, cuando Juan Bautista apenas tenía tres años de edad.
El padre y la abuelita de Juan Bautista, llamada Petra Lespagnol, se ocupaban especialmente de su educación. Ella le contaba, a la luz de la veladora, historias de héroes, cuentos de aventuras y narraciones de vidas de santos.
Juan Bautista era un niño despierto y vivaracho. El cariño de sus padres y de sus abuelos le hacían feliz. Jugaba y aprendía rodeado de sus hermanos y de sus primos imaginando historias fantásticas. La distinguida posición social de la familia La Salle llevaba consigo la organización de fiestas y banquetes en su casa. Acudían como invitados los personajes principales de la ciudad. Pero a Juan no le agradaban y prefería las historietas y los juegos con sus hermanos, primos y amigos.
Luis De La Salle quería hacer de su hijo mayor un verdadero caballero, educado y cristiano. Para ello lo inició en el arte de la esgrima, le enseñó a montar caballo y le dio los mejores consejos para que se portara siempre con educación.
Cuando Juan Bautista era niño, apenas existían escuelas y los maestros estaban poco preparados. La mayor parte de los niños pasaban todo el día jugando por las calles, haciendo travesuras o aprendiendo algún oficio en los talleres de los artesanos. Otros, los más privilegiados, como Juan, aprendían a leer y a escribir en su propia casa.
Cuando Juan Bautista cumplió diez años su padre lo inscribió en el “Colegio de los Niños Buenos”. En este colegio estudió Retórica, que es el arte de expresarse en público, con Filosofía, Latín, Griego y Poesía. Todas estas clases se daban en latín. Juan bautista fue un buen estudiante y ya desde esa edad comenzó a sentir el deseo de hacerse sacerdote.
Los días que no había colegio, Juan Bautista acompañaba a su abuelo y padrino Juan Noët a los viñedos de éste, al lagar y sus bodegas. ¡Cómo le hubiera gustado al abuelo Juan que su nieto siguiera sus pasos y le heredara! Pero el cultivo de los viñedos no atraía demasiado al nieto, él tenía otras ideas…
-Mira, Juan, te considero uno de los mejores alumnos del colegio. Estoy contento de tu comportamiento y de tu piedad. Yo ya soy mayor, y casi no puedo cumplir con mis deberes de canónigo de nuestra Catedral. ¿Te gustaría ocupar mi puesto?
El joven Juan Bautista con quince años tenía ya el propósito de hacerse sacerdote. Lo pensaba bien y lo consultaba a sus padres. Pocos días después, aceptó la canonjía de Pedro Dozet. Era el 7 de febrero de 1667. ………… Ser canónigo obligaba a ir a una misa, rezar en el coro de la Catedral y a asistir a reuniones para organizar las actividades en la Catedral.
A los 18 años recibió el diploma de “Maestro en Artes” que le permitía continuar sus estudios en la Universidad. Su padre lo envió a estudiar Teología en la Universidad de la Sorbona, en París. …
Ya en París, residía en el seminario de San Sulpicio. Allí se hizo amigo de otros jóvenes que deseaban ser sacerdotes como él. Lo jueves por la tarde, que no había clases, se dedicaban los seminaristas a jugar y a entretener a los niños abandonados de las calles.
Terminados los juegos, reunían a los niños en la parroquia y les enseñaban el catecismo. Juan comenzó a sentir la alegría del apóstol que enseña las verdades de la religión y se compadecía de los pobres niños abandonados.
Un no añohabía después murió también sucurso padre. Aún terminado su primer Juan 21 años y vio en en la. Bautista Sorbona, apenas cuandotenía recibió la triste este suceso la mano de de su Dios que le indicaba noticia de la muerte madre a la quequería. debía ocuparse del cuidado de sus tanto Juan no tuvo el consuelo de hermanos; el menor tenía sólo meses. asistir a su entierro. Y regresó a Reims.
El canónigo Nicolás Roland, buen amigo de Juan, antes de morir encargó a éste que ayudara a las religiosas Hermanas del Niño Jesús que dirigían en la ciudad de Reims un colegio para niñas pobres. Dios lo fue encaminando así hacia la educación de los niños. ¡Él nunca se lo imaginó!
Mientras Juan Bautista se ocupaba de sus hermanos, seguía sintiendo en su interior la voz de Jesús que le decía: “Sígueme”. Cada vez la oía con más claridad, por lo que decidió seguir preparándose al sacerdocio en el seminario de Reims. De esta manera siguió la voz de Jesús y cuidó su familia.
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