El poder de la mente MiguelA La mujer

“El poder de la mente” Miguel-A.

La mujer llega a su casa, y le comenta a su marido: - ¿Te acuerdas de las jaquecas que he tenido durante los pasados años? ¡Pues, se han ido!. - ¡¿Qué ya no tienes jaquecas? ! -pregunta sorprendido-. ¿Qué ha pasado? . - Una amiga me recomendó un hipnotizador. Fui, y funcionó. ¡Se fueron las jaquecas!.

- ¡Pero es fantástico! responde el marido. - ¡Bueno, sí! Pero ya sabes que siempre he pensado que tú nunca has sido una bola de fuego en la cama. ¿Por qué no vas al hipnotizador. . . a ver si puede hacer algo al respecto? . El marido acepta intentarlo.

Después de la consulta con el hipnotizador, el hombre llega a su casa, desgarra las ropas de su mujer, la toma en brazos, y la lleva a la habitación. La deposita suavemente la cama, y le dice: - ¡No te muevas, que regreso enseguida!. Entra en el baño, y regresa unos minutos después. Salta sobre la cama, y se desata en una pasión difícil de olvidar.

Al término, la mujer exclama: - ¡¡Bueno, Manolo, has estado fabuloso!!. El marido le dice de nuevo: - ¡No te muevas, que regreso enseguida!. Nuevamente entra en el baño, y regresa unos minutos más tarde. La segunda relación sexual es aún mejor que la primera. La mujer se sienta en la cama, dándole vueltas a su cabeza.

Y de nuevo él le dice: - ¡No te muevas, que vuelvo enseguida!. Y va otra vez al cuarto de baño. En esta ocasión, la mujer le sigue, sin que él se de cuenta, para ver qué pasa en el baño. Y lo ve parado frente al espejo, diciendo: - ¡No, Manolo, ésa no es tu mujer! ¡No es tu mujer! ¡Es la rubia del quinto! ¡La rubia del quinto!. ¡Es la rubia del quinto!.