El Evangelio abre dimensiones insospechadas en la vida
El Evangelio abre dimensiones insospechadas en la vida, traspasa umbrales, es una ventana de luz y oferta de alianza donde todos somos hermanos y nuestra familia es toda la familia humana. Entonces no puedo pedir al Evangelio consejos triviales sobre cómo se gobierna una familia, sino ideas-fuerza para una auténtica vida en crecimiento. Ermes Ronchi Texto: Lucas 2, 22 -40. La Sagrada Familia –BComentarios y presentación: María Asun Gutiérrez Cabriada. Música: Jesús Guridi. Díez melodías vascas. Amorosa.
22 Cuando se cumplieron los días de la purificación prescrita por la ley de Moisés, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, 23 como prescribe la ley del Señor: Todo primogénito varón será consagrado al Señor. 24 Ofrecieron también en sacrificio, como dice la ley del Señor: un par de tórtolas o dos pichones. Según la ley de Moisés (Lv 12, 2 -8), el parto y la menstruación hacían impuras a las mujeres. Las leyes religiosas no aceptan la naturaleza tal como es y establecen que hay que purificarla, consagrarla, perfeccionarla. A veces las normas religiosas quieren imponerse a la naturaleza, pretendiendo corregir la obra de Dios. El valor de la ofrenda delataba la condición social. “Si no tiene medios para comprar un cordero, que tome un par de tórtolas o dos pichones” (Lv 12, 8). Así actúa María; es lo que el Vaticano II llama “la ofrenda de los pobres” (LG 57). El evangelista hace notar que esa es la condición de la familia de Jesús. José, María y Jesús son pobres. Como a personas pobres les miraría la gente y así serían recibidos y tratados en el templo.
25 Había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él 26 y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías enviado por el Señor. 27 Vino, pues, al templo, movido por el Espíritu y, cuando sus padres entraban con el niño Jesús para cumplir lo que mandaba la ley, Jerusalén Las personas abiertas al Espíritu se ponen en movimiento, salen de sí mismas, lo escuchan y se dejan guiar por Él, pueden entender, descubrir y experimentar los caminos de Dios y su liberación. Son las personas sencillas quienes mejor captan la presencia y el mensaje de Dios. ¿En qué ocasiones siento que he actuado y actúo movid@ por el Espíritu?
28 Simeón lo tomó en sus brazos y bendijo a Dios diciendo: 29 Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar que tu siervo muera en paz. 30 Mis ojos han visto a tu Salvador, 31 a quien has presentado ante todos los pueblos, 32 como luz para iluminar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel. Simeón, cogiendo al niño en sus brazos, se siente feliz, entona un cántico lleno de poesía y ternura. Ya no le importa morir. Encontrar a Jesús es su mayor alegría. Jesús nos enseña el encanto y la felicidad del tranquilo abandono, la fragilidad, la plena confianza en la mano que le acuna y le sostiene. Jesús-Niño nos ayuda a reconocer nuestras posibilidades de crecimiento y cambio y las demás personas, a no asombrarnos de nuestra debilidad ni de la de nadie, a ser capaces de manifestar nuestros sentimientos y demostrar ternura. . . Como Él.
33 Su padre y su madre estaban admirados de las cosas que se decían de él. 34 Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: –Mira, este niño va a ser motivo de que muchos caigan o se levanten en Israel. Será signo de contradicción, 35 y a ti misma una espada te atravesará el corazón; así quedarán al descubierto las intenciones de todas las personas. José y María no tuvieron todo claro desde el principio. También tuvieron que creer en Jesús. La fe es un proceso y puede ser doloroso. Como nosotr@s, encontrarán a Jesús a través de la búsqueda, la alegría, las inquietudes, la admiración, los interrogantes, el asombro, la duda, la sorpresa. . . Cuando los planes de Dios no son como espero y deseo, cuando rompen mis esquemas y proyectos, cuando suponen dificultades. . . ¿sigo confiando, alabando y dando gracias?
36 Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, que era ya muy anciana. Había estado casada siete años, siendo aún muy joven; 37 después había permanecido viuda hasta los ochenta y cuatro años. No se apartaba del templo, dando culto al Señor día y noche con ayunos y oraciones. 38 Se presentó en aquel momento y se puso a dar gloria a Dios y a hablar del niño a todas las personas que esperaban la liberación de Jerusalén. Simeón y Ana saben descubrir en una familia normal, en un niño normal, en lo cotidiano, en lo que sucede todos los días, la presencia y la novedad de Dios. Sienten enorme agradecimiento porque han visto a Jesús. ¿Veo yo a Jesús? ¿Dónde? ¿En quién? ¿Lo busco y espero como ellos? ¿Cómo? Quien ve a Jesús bendice y alaba a Dios y necesita anunciar lo que ha visto y contemplado. Lucas subraya en toda su obra la universalidad del mensaje y de la liberación de Jesús. ¿Descubro y agradezco la existencia de tantas personas buenas abiertas al asombro, positivas, alegres, portadoras de buenas noticias…?
39 Cuando cumplieron todas las cosas prescritas por la ley, regresaron a Galilea, a su ciudad de Nazaret José y María son los mejores testigos de la vida oculta de Jesús. Son quienes le ayudan a crecer dándole protección, seguridad afectiva, dignidad, confianza, amor. . Todas las parábolas de Jesús provienen de su contemplación de la vida cotidiana. María y José fueron la mejor imagen para enseñarle a descubrir y a describir a Dios. La mejor de sus parábolas, mostrar a Dios como“Abbá”, es el resultado de lo que Jesús ve, escucha, aprende de su padre y de su madre.
40 El niño crecía y se fortalecía; estaba lleno de sabiduría, y gozaba del favor de Dios. La vida crece, avanza con el milagro del amor que no se rinde y lucha por hacer la tierra más habitable y más feliz. El arte de vivir está en saber acoger con admiración lo cotidiano, en hacer las cosas de siempre como si fuera la primera vez, en convertir lo ordinario en extraordinario. Nuestra vida irá creciendo, madurando y transformándose, si llenamos de luz, generosidad y ternura las realidades que nos salen al encuentro cada día. Como Jesús.
Felices quienes mantienen siempre en su familia un espíritu de diálogo, de libertad, de responsabilidad compartida, de crecimiento personal de cada uno de sus integrantes. Felices quienes han disfrutado de juegos, alegrías y dificultades, risas y sorpresas, numerosos momentos de intimidad y sencilla cotidianidad. Felices quienes, abiertos sus ojos al mundo que les rodea, ven que no hay un único tipo de familia, se muestran tolerantes y saben apreciar lo positivo que hay en esta pluralidad, y están felices de que así sea. . . /…
…/… Felices quienes superan la visión de familia en la que nacieron o han creado posteriormente, y amplían su idea de familia a quienes comparten el compromiso por otro mundo más fraterno, a quienes peor lo pasan en nuestro mundo, a la Tierra entera con todo lo que contiene, y la aceptan como su Gran Familia sin fronteras. BIENAVENTURANZAS DE LA FAMILIA. (Miguel Ángel Mesa Bouzas
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