El Educador en el pensamiento de Paula Montal

El Educador en el pensamiento de Paula Montal.

Enseñar a los niños es obra de caridad y ejercicio religioso, así debe vivirlo el educador/a.

La preparación del educador es el primer deber, exigencia de su alta misión.

Hay que enseñar con rigor, con dominio de la materia que se enseña, para ello, hay que prepararse.

Utilizar métodos sencillos y prácticos, adecuándose a las circunstancias de cada lugar y tiempo.

La educación en la fe, la catequesis y formación integral es el principal objetivo de nuestros Centros Escolapios.

La organización y el orden son el medio insustituible de toda la actividad educativa.

La motivación en las alumnas/os debe emplearse como medio de adelanto y aprovechamiento.

Implicar a los padres, primeros educadores, en la escuela; no sólo informándoles, sino procurando que sus hijos sean el vehículo de formación para ellos mismos.

El ejemplo es el método más eficaz. ”Procure el maestro/a conciliar amor y respeto de los niños, con un comportamiento edificante, jamás se permitirá a sí misma lo que reprendería en ellos.

. . . Las maestras deben enseñar más con el propio ejemplo que con los preceptos.

La dulzura en la corrección. ”Si tal vez se ha de corregir a algún alumno/a. . . que éste entienda que es amado y apreciado por el maestro. Jamás un rigor excesivo infundirá amor a la virtud. ”

“Al reprender y castigar a un alumno, hay que tener en cuenta su edad, su carácter y temperamento, pues el castigo que serviría para corregir a uno, puede servir para exasperar y empeorar a otro”.

“Nunca dirija a las niñas palabras ofensivas. . . Si nota en alguna de sus discípulas estos defectos deberá llamarla aparte, y con toda caridad, hacerle ver la fealdad de su falta, animándola a corregirla.

Siempre debe la culpable encontrar expedito el camino de la recuperación. Así obra Dios con nosotros y así debemos obrar nosotros con nuestros alumnos.

La Maestra debe adecuarse a la capacidad de las alumnas, estudiando los procedimientos que más le acerquen a cada niña, a sus propias características personales.

Por tanto el amor a los alumnos, el respeto sagrado a su persona es el ambiente y la actitud imprescindible en los Colegios Escolapios.

Piedad y Letras es el lema de la Escuela Pía.

La maestra debe saber con rigor todo lo que ha de enseñar, y ella misma ha de ser piadosa encontrando en la oración el medio más poderoso para adquirir las virtudes del magisterio.

Paula Montal, profeta de la Mujer.

ESCOLAPIAS Chile, 2005