DOMINGO XXIV Tiempo Ordinario Perdonar de corazn No

  • Slides: 6
Download presentation
DOMINGO XXIV - Tiempo Ordinario Perdonar de corazón No poner límite a la misericordia

DOMINGO XXIV - Tiempo Ordinario Perdonar de corazón No poner límite a la misericordia Se acercó Pedro y dijo a Jesús: «Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces? » . Jesús le respondió: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Por eso, el Reino de los Cielos se parece a un rey que quiso arreglar las cuentas con sus servidores. Comenzada la tarea, le presentaron a uno que debía diez mil talentos. Como no podía pagar, el rey mandó que fuera vendido junto con su mujer, sus hijos y todo lo que tenía, para saldar la deuda. El servidor se arrojó a sus pies, diciéndole: "Señor, dame un plazo y te pagaré todo". El rey se compadeció, lo dejó ir y, además, le perdonó la deuda. Al salir, este servidor encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, tomándolo del cuello hasta ahogarlo, le dijo: "Págame lo que me debes". El otro se arrojó a sus pies y le suplicó: "Dame un plazo y te pagaré la deuda". Pero él no quiso, sino que lo hizo poner en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Los demás servidores, al ver lo que había sucedido, se apenaron mucho y fueron a contarlo a su señor. Este lo mandó llamar y le dijo: "¡Miserable! Me suplicaste, y te perdoné la deuda. ¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de ti? ". E indignado, el rey lo entregó en manos de los verdugos hasta que pagara todo lo que debía. Lo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos» (Mt 18, 21 -35) El Evangelio de Mateo se había ocupado del trato a LA OVEJA EXTRAVIADA (Mt 18, 10 -14) de un modo muy concreto, mediante una enseñanza sobre la corrección (18, 15 -18). Ahora insiste en que el PERDÓN al hermano que peca debe ser PERMANENTE: ¡hasta setenta veces siete! (18, 21 -22). Se debe buscar sin descanso al hermano y no simplemente esperar su arrepentimiento.

DOMINGO XXIV - Tiempo Ordinario Perdonar de corazón Condicionando el perdón con nuestra Para

DOMINGO XXIV - Tiempo Ordinario Perdonar de corazón Condicionando el perdón con nuestra Para eso relata una parábola chocante: un siervo que recibió el perdón de sus conducta grandes deudas, luego negó a su compañero el perdón de una deuda mucho menor. «El Reino de los Cielos se parece a un rey que quiso arreglar las cuentas con sus servidores» (Mt 18, 21 -35) En la oración Jesús enseñó a pedir a Dios el «PERDÓN de nuestras DEUDAS» (Mt 6, 12). ¿Qué tipo de deuda? La continuación del Padrenuestro en Mateo y su paralelo en Lucas lo dejan claro: así como Solo si «perdónanos nuestras DEUDAS, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores» (Mt 6, 12) «Si ustedes perdonan a los hombres sus OFENSAS, los perdonará también a ustedes su Padre celestial; pero si no perdonan a los hombres, tampoco su Padre perdonará las ofensas de ustedes» (Mt 6, 12) «perdónanos nuestros PECADOS porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe» (Lc 11, 4). «Esto mismo hará con ustedes mi Padre celestial, si no perdonan de corazón cada uno a su hermano» (Mt 18, 35). En la oración la COMPARACIÓN expresaba una súplica: ¡perdónanos igual que nosotros perdonamos! Pero en la explicación eso se transforma en una ADVERTENCIA: ¡no serán perdonados si no perdonan!

DOMINGO XXIV - Tiempo Ordinario Perdonar de corazón Perdonar: un gesto de poderosos «Comenzada

DOMINGO XXIV - Tiempo Ordinario Perdonar de corazón Perdonar: un gesto de poderosos «Comenzada la tarea, le presentaron a uno que debía diez mil talentos. Como no podía pagar, el rey mandó que fuera vendido junto con su mujer, sus hijos y todo lo que tenía, para saldar la deuda. El servidor se arrojó a sus pies, diciéndole: "Señor, dame un plazo y te pagaré todo". El rey se compadeció, lo dejó ir y, además, le perdonó la deuda» (Mt 18, 24 -27). El perdón manifiesta misericordia, pero también una situación de superioridad. Así el vencedor perdona al vencido y el rico acreedor al pobre deudor. La condonación de deudas era un gesto a partir del cual los soberanos ofrecían un alivio a sus súbditos, pero también mediante el cual reafirmaban su autoridad. La inscripción de la famosa Piedra de Rosetta, descifrada por Champolion, es un ejemplo de esta actitud: «El rey Ptolomeo [IV], el Eterno, el Amado de Ptah, el Dios Epífanes Eukharistos …un dios nacido de un dios y de una diosa, como Horus, el hijo de Isis y Osiris …, ha condonado totalmente algunos de los ingresos y tributos impuestos en Egipto y ha reducido otros para que el pueblo y todos los demás pudieran tener prosperidad durante su reinado, y ha perdonado las deudas a la corona, siendo tantes las que ellos debían en Egipto y en el resto del Reino» También la igualmente conocida estela con las leyes de Hammurabi en Babilonia: «Si alguien es demandado por una deuda y se vende a sí mismo, a su esposa, a su hijo e hija por el dinero debido, o los entrega para realizar trabajos forzados, entonces, trabajarán tres años en la casa de quien los compró, su dueño, y al cuarto día será liberados» (Ham 117).

DOMINGO XXIV - Tiempo Ordinario Perdonar de corazón Un acto de liberación Para un

DOMINGO XXIV - Tiempo Ordinario Perdonar de corazón Un acto de liberación Para un deudor insolvente la única alternativa de pago a su acreedor era la entrega de sí mismo y de su familia. Ésa era una situación frecuente en tiempos de crisis económicas: «Tenemos que empeñar nuestros campos y nuestras viñas para obtener trigo en medio de la escasez» . Y había otros que decían: «Hemos tenido que hipotecar nuestros campos y nuestras viñas para pagar el tributo al rey. Ahora bien, nuestra carne es como la carne de nuestros hermanos, nuestros hijos son como los de ellos. Sin embargo, nosotros tenemos que someter a esclavitud a nuestros hijos y nuestras hijas, y algunas de nuestras hijas ya han sido violadas. Y no podemos hacer nada, porque nuestros campos y nuestras viñas pertenecen a otros» (Neh 5, 3 -5) Lo que era una desgracia para el pobre deudor podía ser objeto de cálculo para los ambiciosos acreedores: «Compraremos a los débiles con dinero y al indigente por un par de sandalias, y venderemos hasta los desechos del trigo» (Am 8, 6). Si la deuda era una imagen de la situación del hombre pecador, el perdón concedido por Dios hacía del pecador un hombre REDIMIDO, es decir, LIBERADO: «Cuando eran esclavos del pecado, ustedes estaban libres con respecto de la justicia. Pero, ¿Qué provecho sacaron entonces de las obras que ahora los avergüenzan? El resultado de esas obras es la muerte. Ahora, en cambio, ustedes están libres del pecado y sometidos a Dios» (Rom 6, 20 -22).

Perdonar de corazón DOMINGO XXIV - Tiempo Ordinario La magnitud de la deuda «Al

Perdonar de corazón DOMINGO XXIV - Tiempo Ordinario La magnitud de la deuda «Al salir, este servidor encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, tomándolo del cuello hasta ahogarlo, le dijo: "Págame lo que me debes". El otro se arrojó a sus pies y le suplicó: "Dame un plazo y te pagaré la deuda". Pero él no quiso, sino que lo hizo poner en la cárcel hasta que pagara lo que debía» (Mt 18, 28 -30). El llamativo el contraste entre la deuda del primer y del segundo deudor: Un REY Pompeyo impuso esta cifra como exacción tributaria a la conquistada Judea (Josefo, Antig. XIV, 78). La cifra muestra al rey de la parábola según la imagen del poderoso y opresor Imperio Romano SERVIDOR 10. 000 talentos = 60. 000 denarios COMPAÑERO 100 denarios Un denario es salario por un día de trabajo (Mt 20, 2) El primer deudor no trata a su compañero como un PAR, sino como a un INFERIOR, olvidando cómo había sido considerador un rato antes por su SOBERANO. Eso lo que éste le reprochará: «¿No debías tú también compadecerte de tu compañero, del mismo modo que yo me compadecí de ti? » (Mt 18, 33).

DOMINGO XXIV - Tiempo Ordinario Perdonar de corazón Manifestando la liberación experimentada Dios perdona

DOMINGO XXIV - Tiempo Ordinario Perdonar de corazón Manifestando la liberación experimentada Dios perdona misericordiosamente a cada uno sus pecados como un rey que renuncia a sus derechos y condona todas las deudas de su siervo. La benevolencia del Señor debería inducir a cualquier servidor a perdonar una deuda significativamente más pequeña, como es el caso de las ofensas recibidas de su prójimo. De modo que el hombre que perdona a otro hombre no está haciendo otra cosa que compartir apenas una ínfima proporción de lo que él mismo ha recibido abundantemente. Y el hombre que no es capaz de perdonar es alguien que no ha hecho efectivo en su propia vida el perdón generoso de Dios. No porque él se lo haya negado, sino porque no fue capaz de descubrirlo y acogerlo: «¿No debías tú también compadecerte de tu compañero, del mismo modo que yo me compadecí de ti? » (Mt 18, 33). Nuestro perdón es simplemente el signo de que el perdón de Dios se hizo antes presente entre nosotros. Porque el perdón recreador de Dios cambió nuestro corazón, nosotros llegamos a ser capaces de perdonar a los que nos ofendieron.