Domingo 3 Adviento Ciclo A Juan que haba
Domingo 3º Adviento Ciclo A Juan, que había oído en la cárcel hablar de la persona de Jesús, envió a sus discípulos a decirle: “¿Eres tú el que iba a venir, o debemos esperar a otro? ”.
Jesús les respondió: “Id y contad a Juan lo que oís y veis: los ciegos ven y los cojos andan… se anuncia a los pobres la Buena Nueva; ¡y dichoso aquel que no se escandalice de mí!”. (Mt 11, 2 -6)
La respuesta de Jesús al Bautista nos interpela también a nosotros, aquí y ahora. ¿Qué hacemos nosotros sus seguidores?
Jesús vino a aliviar el sufrimiento, a curar la vida y abrir un horizonte de esperanza a los pobres.
El Papa lo está repitiendo continuamente: “curar heridas”. ¡Es una tarea urgente! “Veo con claridad que lo que la Iglesia necesita hoy es una capacidad de curar heridas y dar calor, cercanía y proximidad a los corazones. . . ”.
“Dichoso aquel que no se escandalice de mí”. Su apariencia humilde y, sobre todo, su condena a muerte siguen siendo un verdadero escándalo, una piedra de tropiezo. Dichosos quienes superan la tentación de abandonarlo.
“Dichosos quienes no se escandalicen de mí”. También hoy muchos desearían: Ø Un Jesucristo sin marginados. Ø Un evangelio más cómodo. Ø Una iglesia que bendijera sus ocurrencias.
Jesús termina el mensaje con una bienaventuranza: i m e d “Bienaventurado aquel que no se escandalice de mí”. n e i u e q c i l o a s d o n h a c i c s D e e s Esta felicitación o n es una clave para entender las palabras y acciones de Jesús.
Para la fe cristiana es dichoso el que no coloca su propia idea de Cristo por encima y contra la realidad histórica de Jesús, el Señor, el Mesías verdadero.
¡VEN, SÍ! pero también ¡¡VAMOS!!
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