Domingo 20 Tiempo Ordinario Ciclo A Jess sali
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Domingo 20º Tiempo Ordinario – Ciclo A Jesús salió y se retiró hacia el país de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea se puso a gritarle: «¡Ten compasión de mí, Señor, hijo de David! Mi hija tiene un demonio malo» .
Él no respondió nada. Entonces sus discípulos le dijeron: « Atiéndela, que viene detrás gritando» . Él les contestó: «Sólo me han enviado a las ovejas descarriadas de Israel» .
Ella los alcanzó, se postró ante Jesús y le dijo : «¡Señor, socórreme! (Mt 15, 21 -28)
LA LECCIÓN DE LA EXTRANJERA «Mi Dios, sabes que yo no sé cumplir mi obligación de alabarte. Pero alábate tú a ti mismo en mi lugar, Señor, que esa es tu verdadera alabanza» . (Plegaria de Al. Halladsh, musulmán místico del siglo X)
Muchos inmigrantes se escandalizan de la frivolidad e incoherencia de los que nos decimos cristianos. O tal vez no queremos aparecer como creyentes. Pero hay que ver cómo reaccionamos si no se cumplen nuestros planes en asuntos de cofradías, de primeras comuniones o de la fiesta religiosa de nuestro pueblo.
El diálogo entre Jesús y ella es una auténtica catequesis sobre la fe y la oración.
Sorprende la confianza con la que invoca al que reconoce como Hijo de David y Señor. Esta mujer pagana es alabada por la grandeza de su fe que se manifiesta en su plegaria insistente.
Las reticencias de Jesús nos muestran que no siempre las fronteras sociales marcan los límites entre la creencia y la increencia. Sus discípulos han de ser los primeros en abrirse a las dimensiones universales de la salvación.
Aquí queda , para modelo de todos la oración de aquella mujer anónima: . «Señor, Hijo de David, ten compasión de mí» .
Jesús es reconocido y proclamado como Hijo de David. Pertenece a las raíces más hondas de su pueblo. Jesús no es una idea ni un programa abstracto. Su humanidad está vinculada a una herencia concreta.
« Señor, Hijo de David, ten compasión de mí » El hombre Jesús es proclamado como Señor. Los cristianos sabemos qué hondura ha dado a la fe ese título honorífico que anticipa la aceptación de Jesús, nuestro Salvador.
«Señor, Hijo de David, ten compasión de mí» Es la plegaria de los creyentes que saben que : v no pueden bastarse a sí mismos, v ni sanarse a sí mismos, v ni salvarse a sí mismos.
Señor Jesús, Te aceptamos como hijo de la humanidad y te confesamos como Hijo de Dios. En ti confiamos. Ayúdanos a creer en ti como tú quieres ser creído y a descubrir la belleza de la fe en todos los creyentes. Amén.
Texto: José Román Flecha Andrés PALABRA DEL SEÑOR –Salamanca Presentación: Antonia Castro Panero Música: Contemplación
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