Divorcio MBITO CLNICO Y MBITO JURDICO MBITO JURDICO
Divorcio ÁMBITO CLÍNICO Y ÁMBITO JURÍDICO.
ÁMBITO JURÍDICO UNA PAREJA ACUDE A ÉSTE AMBITO CUANDO CONSIDERA QUE CARECE DE LOS RECURSOS PARA LOGRAR UN MUTUO ACUERDO O BUSCANDO UNA SOLUCIÓN QUE PUEDE SER PROPIA DE ESTE ÁMBITO O NO. EXISTEN EN LOS CONYUGES DISTORCIONES COGNITIVAS QUE SON TRASLADADAS A LA FIGURA DEL ABOGADO COMO RESPONSABLE DE DARLES VIABILIDAD.
INTERVENCIÓN DE LOS HIJOS EN EL PROCESO LEGAL DE DIVORCIO O CONVENIOS DE SEPARACIÓN: MUCHOS CONYUGES ACUDEN A LAS CONSULTAS CON SUS ABOGADOS ACOMPAÑADOS DE SUS HIJOS YA SEA QUE DEBAN O DESEEN PARTICIPAR DIRECAMENTE EN EL PROCESO O NO. LOS DISCURSOS EN LOS HIJOS DEBEN SER ATENDIDOS CON PARTICULAR ATENCIÓN CUANDO ELLOS SON PARTE DEL PROCESO. TANTO CONYUGES COMO ABOGADOS PODRÍAN LLEGAR A SER (NO SIEMPRE) UNA FIGURA QUE EN FUNCIÓN DE SUS INTERESES, GENEREN CARGAS EMOCIONALES DIFICILES DE MANEJAR EN LOS HIJOS.
Divorcio en el marco legal: Durante un proceso de divorcio desde lo legal se abren dos posibilidades a la pareja: Mutuo acuerdo: los conyuges pactan las condiciones de separación. Tanto con respecto a los hijos como a las cuestiones económicas, decidiendo de esta forma ellos mismos el futuro de la familia. Los costes no son tan significativos. Por la vía contenciosa: que en función a las leyes y códigos se procede a juicios en los que será un juez quien determine la decisión mas oportuna. En caso de la existencia de menores, seguirá siempre el mejor interés de estos. Los costes son mas significativos porque el proceso de separación se dilata en el tiempo, los litigantes apuntan a los intereses de sus defendidos sin reparar excesivamente en los métodos y consecuencias. La coparentalidad difícilmente pueda darse.
Papel del psicólogo: La existencia de conflicto previo a la separación facilita el desequilibrio emocional de todos los miembros de la familia, minimizando sus capacidades para desarrollar estrategias cognitivoconductuales para el afrontamiento de la situación, y la continuidad de éste puede llegar a derivar en un comportamiento patológico. Toda intervención psicológica en este contexto (mediación, peritaje psicológico, programas de intervención para familias separadas) debe incidir en la recuperación del bienestar psicológico, aunque éste no sea su objeto de actuación tal y como es el caso de la mediación o el peritaje psicológico.
EL PSICOLÓGO EN EL PROCESO DEBE CONOCER QUE EL MEJOR INTERES DEL MENOR IMPLICA: La situación parental más adecuada es aquella que contempla a los dos progenitores que han de estar, tanto como sea posible, involucrados en la vida diaria del menor (p. e. , colegio, vida social, actividades extraescolares). Los niños han de observar que sus padres pueden mantener una relación posterior a la separación o divorcio relativamente libre de hostilidades, a la vez que se le facilite que se relacione con ambos. Los hijos han de repartir su tiempo con cada padre, de tal forma que se produzcan, en períodos cortos, el menor número de mudanzas posibles, y, de tener lugar, éstas han de suceder de manera natural en la vida del niño.
La planificación parental, es decir, las recomendaciones sobre la guarda y custodia y régimen de visitas, deben ajustarse a los requerimientos propios de la edad y a las capacidades del menor. Cuando existe un conflicto serio entre los progenitores o entre un hijo y uno de sus padres, ha de intentarse una intervención tendente a solventarlo o, cuando menos, que amortigüe el nivel de conflicto. Finalmente, si uno de los padres presenta disfunciones psicológicas, comportamientos inadecuados o se encuentra inmerso en una relación que es físicamente destructiva o emocionalmente nociva para el menor, entonces siempre se ha de primar la seguridad de éste por encima de los intereses de los padre.
LIMITACIONES: En lo jurídico, el accionar del psicólogo es limitada puesto que se ajusta a las solicitudes de figuras legales como jueces o abogados. Evitará exponer demasiado a quien evalúe procurando responder a lo solicitado siempre y cuando corresponda y sea adecuado a nivel ético. Su actividad será por lo general de diagnóstico – diferencial y brindará orientación terapéutica a seguir si la situación así lo requiere.
ÁMBITO CLINICO: El accionar del psicólogo es más íntimo y personal, puede decidir cómo y en qué casos interviene valiéndose de sus conocimientos y herramientas que le serán propicias en cada caso y en función de su orientación terapéutica. Logra por lo tanto un análisis mucho más profundo de la persona y su funcionamiento a nivel psíquico, cognitivo, comportamental, en su contexto, etc. Estos puntos de análisis serán de gran relevancia al momento de elaborar un plan terapéutico.
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