Cultura y Sociedad Licenciatura en Artes Escnicas Clase

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Cultura y Sociedad Licenciatura en Artes Escénicas Clase 8 9 de octubre de 2014

Cultura y Sociedad Licenciatura en Artes Escénicas Clase 8 9 de octubre de 2014 Prof. Marta Penhos

Esteban Echeverría, La Cautiva (1837) Era la tarde y la hora en que el

Esteban Echeverría, La Cautiva (1837) Era la tarde y la hora en que el sol la cresta dora de los Andes. El desierto inconmensurable, abierto y misterioso a sus pies se extiende, triste el semblante, solitario y taciturno como el mar, como un instante el crepúsculo nocturno pone rienda a su altivez. Gira en vano, reconcentra su inmensidad, y no encuentra la vista, en su vivo anhelo, de fijar su fugaz vuelo, como el pájaro en el mar. doquier campos y heredades del ave y bruto guaridas; doquier cielo y soledades de Dios sólo conocidas, que El sólo puede sondar. (. . . ) ¡Cuántas, cuántas maravillas, sublimes y a la par sencillas, sembró la fecunda mano de Dios allí! ¡Cuánto arcano que no es dado al mundo ver! La humilde hierba, el insecto, la aura aromática y pura; el silencio, el triste aspecto de la grandiosa llanura, el pálido anochecer. (. . . ) Las armonías del viento dicen más al pensamiento que todo cuanto a porfía la vana filosofía pretende altiva enseñar. ¿Qué pincel podrá pintarlas sin deslucir su belleza? ¿Qué lengua humana alabarlas? sólo el genio su grandeza puede sentir y admirar.

 • Inmensidad • Misterio La Cautiva, de Echeverría (1837) • Silencio y soledad

• Inmensidad • Misterio La Cautiva, de Echeverría (1837) • Silencio y soledad • Sencillez y humildad Desafío para la representación visual • Carácter metafísico (sublime) • “Las llamadas pampas son una ilimitada llanura vacía de paisaje”, John Miers (1826) • “El mal que aqueja a la República Argentina es la extensión: el desierto la rodea por todas partes, se le insinúa en las entrañas”, D. F. Sarmiento (1845)

Matilde Marín, Itinerario hacia el horizonte e Itinerario hacia el humo, 2005 -6

Matilde Marín, Itinerario hacia el horizonte e Itinerario hacia el humo, 2005 -6

César Aira, Un episodio en la vida del pintor viajero (1995) El pintor, a

César Aira, Un episodio en la vida del pintor viajero (1995) El pintor, a lo largo de los años, se había venido haciendo un mito personal de la Argentina… (p. 26). [Le hablan de paisajes maravillosos, llenos de lagunas, bosques y glaciares] …con el gran vacío de las pampas al alcance de su mano, sentía que lo más auténtico de su arte iba en la dirección contraria (p. 26). Iban hacia lo verdaderamente desconocido (p. 29). Un día y medio se desplazaron por ese vacío espantoso. […] La costra pelada de la tierra parecía hecha de un ámbar seco (p. 34).

La mañana era realmente maravillosa. Una mañana de malón (p. 65). Habían encontrado por

La mañana era realmente maravillosa. Una mañana de malón (p. 65). Habían encontrado por casualidad un camino […] y se precipitaron por él, oyendo cada vez más cerca los tiros , y a partir de cierto punto, gritos (p. 67). La escena era muy fluida, muy lejana, se agotaba en una óptica de apariciones (p. 67). El detalle que les interesaba era fugacidad, la organización en el azar, la velocidad de organización (p. 68). Había que tener cuidado de no exagerar en el dibujo, porque en el ascenso [por la montaña] los jinetes indios corrían el riesgo de volverse pegasos (p. 69). Había una plasticidad infinita en la escaramuza, y como Rugendas la estaba tomando desde más cerca que las anteriores, lanzaba el lápiz en escorzos de musculatura distendida y contraída, cabelleras mojadas pegándose a hombros sumamente expresivos… (p. 70) El paisaje, por su parte, se mantenía inmutable. La catástrofe se limitaba a meterse en él por un extremo y salir por el otro, sin alterarlo (p. 81).

Johann Moritz Rugendas, El rapto de la cautiva (1845)

Johann Moritz Rugendas, El rapto de la cautiva (1845)

“La pampa infinita y los celajes de fondo, confundidos en parte por las nubes

“La pampa infinita y los celajes de fondo, confundidos en parte por las nubes de polvo que levantan los caballos medio domados que monta el salvaje; la melena desgreñada flotando al aire, y sus cobrizos brazos asiendo a la blanca y pálida víctima que prepara su lascivia. (. . . ) cuerpos desnudos; pasiones violentas, contrastes de caracteres en las razas, de trajes en la civilización de la víctima y en la barbarie del raptor: todo ha encontrado Rugendas en este asunto favorito de su animoso pincel”. Johann Moritz Rugendas, El rapto. Rescate de una cautiva (1848) Sarmiento, carta a Martín Piñeiro (1846)

Johann Moritz Rugendas, Camino de Orizaba a Acultzingo (1831) Johann Moritz Rugendas, Helechos en

Johann Moritz Rugendas, Camino de Orizaba a Acultzingo (1831) Johann Moritz Rugendas, Helechos en Xalapa (1831)