CUENTO DE NAVIDAD Pip, pip. Era el único sonido que inundaba la habitación de la UCI. Cada corto pitido confirmaba que los corazones allí postrados seguían latiendo, aunque sin ganas algunos de ellos. Eran cerca de las doce del veinticuatro de diciembre. Los residentes que esa noche trabajaban andaban felicitándose, dándose besos preñados de gratas intenciones e intercambiándose el muérdago de la buena suerte.
Lucas ocupaba la cama siete. El murmullo le llegaba sordo, como un zumbido. Estaba allí por una insuficiencia respiratoria y a sus setenta y tantos años, no era probable que su salud mejorara. Seguía consciente y con los ojos cerrados y fue cuando sucedió. Un ser de luz se le presentó a los pies de la cama y le dijo: El Niño te está esperando.
Notó cómo sus pulmones se llenaban de aire límpido, fresco y dulce. Como cuando de chico. El monitor se iluminó con una línea de color verde y un sonido continuado estridente avisaba de que algo iba mal.