Cual ha de ser nuestra tarea a la

“¿ Cual ha de ser nuestra tarea a la hora de implementar los acuerdos? ” Sexto punto de los acuerdos de la Habana

¿ Des donde vamos a partir? Las FARC expresaron su voluntad irreversible de poner fin a la lucha armada Vendrá luego la etapa de la implementación de los acuerdos; etapa que se anuncia compleja y difícil, Aprovechar esta oportunidad es tarea que exige la colaboración de todos los colombianos El país ha esperado con optimismo y preocupación la finalización de las negociaciones y la refrendación de los acuerdos que deberá hacer el pueblo en el plebiscito. Será una oportunidad para repensar y resolver los temas que han estado a la base del conflicto : • la propiedad y explotación de la tierra, • las drogas ilícitas, • la democratización de los espacios de participación política, • los derechos de las víctimas, etc.

Interrogantes sobre los alcances y repercusiones de esta etapa ¿Será verdad que con la dejación de las armas por parte de las FARC el país entrará en una definitiva era de paz? 1 2 ¿Qué pasará en temas como la seguridad, la violencia, el narcotráfico, la corrupción? 3 ¿Qué pasará con la justicia, la salud, el empleo y la educación de los colombianos? 4 ¿Cómo se logrará la reintegración a la sociedad de los guerrilleros desmovilizados? 5 ¿Qué papel corresponderá a los ciudadanos y a las instituciones en esa tarea gigante de construir la paz?

¿Una nueva manera de pensar? Lo primero que tenemos que hacer es pensar y no hipotecar nuestro pensamiento a lo que opinen los otros; Pensar y darles a las palabras su sentido y su alcance. Pensar, por ejemplo, si el fin del conflicto armado con las FARC surtirá por si solo el efecto maravilloso de convertirnos en un país reconciliado y en paz.

¿Un Ejemplo muy concreto? Cuando se firmó en La Habana el acuerdo sobre el cese bilateral del fuego se hizo una campaña mediática en la que se habló del ”último día de la guerra” y ”el primer día de la paz”, afirmaciones que por supuesto, no corresponden a la realidad, pues en Colombia no hay una guerra sino varios conflictos y la guerrilla de las FARC no es el único obstáculo para consolidar la paz.

La refrendación de los acuerdos de La Habana marcará, sin duda un hecho importante en la dirección de la paz. Pero no podemos afirmar tan olímpicamente que ya la habremos conseguido. ¿De qué paz estamos entonces hablando? • De la paz que se besa con la justicia y la verdad; • de la que respeta la vida y los derechos humanos; • de la que promueve la educación y la justicia social; • de la que rechaza la fuerza y la imposición; • de la paz que tiene como bases el amor, el perdón, la reconciliación y la convivencia pacífica; • de la que borra de su léxico la guerra, la violencia y la corrupción.

¿Una nueva manera de pensar? Una paz con tantas exigencias y tantos componentes se convierte en un ideal, una ilusión, una utopía y un sueño casi imposible. Desde que el hombre existe sobre la tierra ha buscado y deseado la paz. Y dada la condición humana, en la que existe mala levadura, la paz fue, ha sido y seguirá siendo un ideal casi inalcanzable. Y para nosotros, los cristianos, en un objetivo misional, en una tarea de todos los días y de toda la vida. De ahí que podamos, hoy y siempre, pedir al Señor este don inestimable y ser de verdad constructores de esa nueva humanidad en la que brille la paz.

Hombres nuevos, artesanos de paz En el prólogo del libro de Enrique Serrano, ¿Por qué fracasa Colombia? , se subraya el papel protagónico que ha tenido la Iglesia Católica en la formación de la nacionalidad. “Gústenos o no, Colombia fue un país hecho por curas y religiosos”. Y cuando se habla de la paz, los discípulos de Jesús que conformamos la Iglesia tenemos en el Evangelio la carta de navegación para enfrentar los retos y las tareas de un proyecto de paz. Bastaría con mirar algunos textos:

• El nacimiento de Cristo fue anunciado con un saludo de paz: ¨gloria a Dios en el Cielo y paz a los hombres de buena voluntad” (Lc 2, 14). Hombres nuevos, artesanos de paz • “Mi paz les dejo, mi paz les doy; pero no se las doy como la da el mundo” (Juan 14, 27). • “Sepan que los envío como ovejas en medio de lobos (…) Cuando entren en una casa, ante todo den el saludo de paz a los que en ella viven” (Lc 10, 1 -12). • “Ustedes han oído que se dijo: amará a tu prójimo y no harás amistad con tu enemigo. Pero yo les digo: amen a sus enemigos y recen por sus perseguidores, para que sean hijos de su Padre que está en los cielos” (Mt 5, 43 -45). • “Bienaventura dos los que trabajan por la paz porque ellos serán reconocidos como hijos de Dios” (Mt 5, 9)

Hombres nuevos, artesanos de paz “A la luz del Evangelio, Añadamos el ejemplo de las primeras comunidades cristianas que llamaron la atención de los no creyentes con su ejemplo de solidaridad y de amor mutuo. “En esto conocerán los demás que ustedes son mis discípulos, si se aman los unos a los otros”. podemos preguntarnos si promovemos el amor y amamos incluso a nuestros enemigos; si en el fondo del corazón hay espacio para la no violencia o si aceptamos la violencia para acabar con los malos; si nuestros compromisos con la paz están inspirados en opciones partidistas o en una visión fiel del Evangelio; si reaccionamos según la enseñanza de Jesús o lo hacemos a la paz de todos los demás”

¿Cuál será nuestro compromiso para la construcción de la paz? En el mensaje suscrito por los obispos al final de la última asamblea ordinaria expresan su compromiso de trabajar en la construcción de la paz. “Como pastores estamos comprometidos en el trabajo por la paz: una paz social integral, siguiendo la enseñanza del Papa Francisco: “La paz social no puede entenderse como un irenismo o como una mera ausencia de violencia lograda por la imposición de un sector sobre los otros. También sería una falsa paz aquella que sirva como excusa para justificar una organización social que silencie o tranquilice a los más pobres, de manera que aquellos que gozan de mayores beneficios puedan sostener su estilo de vida sin sobresaltos, mientras los demás sobreviven como pueden. Las reivindicaciones sociales que tienen que ver con la distribución del ingreso, la inclusión social de los pobres y los derechos humanos no pueden ser sofocadas con el pretexto de construir un consenso de escritorio o una efímera paz para una minoría feliz. La dignidad de la persona humana y el bien común están por encima de la tranquilidad de algunos que no quieren renunciar a sus privilegios. Cuando estos valores se ven afectados, es necesaria una voz profética” EG. 219)”

Los obispos asumen, para ellos y las comunidades diocesanas que presiden, una serie de compromisos como los siguientes: Continuar con los procesos de evangelización en este Año de la misericordia, recordando que el Señor nos ha confiado el ministerio de la reconciliación. Privilegiar el anuncio y la defensa de la dignidad del ser humano de modo que las estructuras sociales y las políticas económicas se orienten al bien común y a la defensa de los derechos fundamentales de las personas. Poner la familia en el centro del trabajo pastoral, para que sea escuela de amor, de perdón, de reconciliación y de paz. Tomar partido por una ética no ideologizada que permita un equilibrio y un orden social más humanos, promoviendo a la vez la práctica de los valores humanos y cristianos que permitan construir una sociedad comprometida con la verdad, la libertad, la justicia y la solidaridad.

Los obispos asumen, para ellos y las comunidades diocesanas que presiden, una serie de compromisos como los siguientes: Promover en nuestras instituciones educativas un modelo de educación integral que propicie la comprensión y el respeto de los derechos consagrados en nuestra Constitución. Insistir, con sentido profético, en la justicia social y en el cuidado de la Creación. Promover la participación ciudadana que lleve a las comunidades a ejercer una veeduría permanente a los planes de desarrollo, a los acuerdos de paz y a las instituciones del Estado. Abogar en favor de un sistema económico justo y solidario que supere las injusticias que están en el origen del conflicto armado.

Hombres nuevos, artesanos de paz ¡Gracias!