Comunidad de oracin La oracin es el ejercicio

Comunidad de oración La oración es el ejercicio de la vida espiritual que han de practicar con frecuencia las hermanas de nuestra Señora de las Mercedes. (Beato Juan Nepomuceno Zegrí)

No hay vida cristiana sin oración Tampoco seguimiento auténtico de Jesús sin oración. La misión, sin oración, no comunica más que palabras vacías y gestos vacíos. . . Si Dios es el que salva, el único que salva y libera, la comunión íntima con El es imprescindible para la misión.

La oración, según los místicos y en definición de Santa Teresa de Ávila. . . Es tratar de amor con Aquel que sabemos nos ama. La oración, es, pues, el clima y el ámbito donde se desenvuelve toda nuestra vida. Sin esta relación íntima, nuestra vida es desierto de amor y, por tanto, vacío de amor.

N. 47 Constituciones: - La oración es expresión de la amistad con Dios - Expresión del seguimiento de Jesús Los frutos de ella son: -caridad redentora - justicia -Fidelidad creativa. . . Por tanto, si en nuestra vida diaria estos frutos no están, es evidente que la oración no es auténtica.

La oración, dice el Beato Zegrí es el crisol donde se elaboran todas las virtudes. . . Y nos anima a ser mujeres orantes. . . CULTIVAR LA PRESENCIA DEL AMOR ES LO MAS FUNDAMENTAL DE NUESTRA VIDA EN CLAVE DE CARISMA, PORQUE ESTAMOS LLAMADAS A SER AMOR Y EL AMOR CRECE EN CONTACTO CON EL AMOR DE NUESTRA VIDA, JESUS.

Por eso. . . n. 48 de Constituciones: -la fidelidad a la oración cotidiana es para nosotras una necesidad fundamental - y debe ocupar un puesto preeminente en nuestra vida. Es una exigencia ética, pero sobre todo, existencial y espiritual

La oración recrea nuestra vocación y produce. . . -la centralidad de la vida en Cristo y la totalidad en la entrega. . . - la integración personal -y la unidad de vida El DIS PUSO EN EVIDENCIA QUE A LA HERMANA MERCEDARIA LE FALTABA INTEGRACIÓN PERSONAL Y UNIDAD DE VIDA. . . El desafío era recuperar el sentido de la oración como experiencia permanente de amor y como experiencia de integración y de unidad personal. (Cf. Const. 49)

En este mismo número de las Constituciones, n. 49, se dice: Que la oración es el alma de la misión y que el apostolado vivifica y estimula la oración. En la oración presentamos a Dios los acontecimientos del mundo, sus angustias y sus esperanzas, pidiéndole que se manifieste y se haga conocer allí donde es ignorado. . . PORQUE EL ES EL AUTÉNTICO LIBERADOR. . .

N. 50. . . Nos invita a descansar en la oración cuando los ritmos de la misión son densos. . . Pero lo verdaderamente importante es DESCANSAR SIEMPRE EN EL AMOR, EN UNA PRESENCIA AMANTE, QUE NOS HABITA Y POR LA QUE SOMOS, VIVIMOS Y EXISTIMOS. . .

La gratuidad en los tiempos de la oración es la medida de que nuestra búsqueda del amor y el amor mismo son auténticos. . . Porque la vida de oración se consolida en tiempos fuertes y GRATUITOS DE RELACIÓN CON DIOS (Const. 51) Tiempos Diarios. . . Semanales. . . Mensuales. . . Anuales. . . suficientemente prolongados, buscados y queridos, son muy importantes. Y es obligación, por Constituciones de hora y media a dos horas diarias de oración.

La comunidad es muy importante en esta experiencia orante. . . El centro de nuestras comunidades es una PRESENCIA AMANTE, LA EUCARISTÍA. En torno a la que realizamos la misma vida (Const. 51) La oración personal y comunitaria ayudan a construir la comunidad.

La Eucaristía. . . (n. 54) fuente de vida en la Iglesia. . . -nos inserta en el misterio pascual de Cristo -Nos ayuda a vivir en comunión -Nos compromete, personal y comunitariamente, a traducir en gestos de amor el don recibido

La comunidad vive y celebra la fe en común (Const. 53) Por eso, la comunidad debe buscar espacios para: -el discernimiento (Const. 52) - la oración compartida y la alabanza - la celebración del perdón - la súplica y la acción de gracias La liturgia de las horas, al ser oración de la Iglesia, exige la presencia de toda la comunidad siempre que sea posible (Const. 53)

El día del Señor será para nosotras un día especial de fiesta, de gozo y de comunión, en el que haremos memoria de la resurrección de Cristo, (Const. 54) Orar, compartir la fe, la Palabra, la comunicación, el diálogo comunitario, el anuncio del mensaje, la comunión con la Iglesia local serán acciones propias del día del Señor, en el que, además, viviremos la caridad con sentido de esperanza. . .

El sacramento de la reconciliación (Const. 55) Restaura y vigoriza el don fundamental de la conversión recibido en el bautismo. Tenemos la exigencia de vivir en actitud continua de conversión y de acercarnos al sacramento de la reconciliación. Además, tenemos que CONFRONTAR todos los días nuestra vida con la Palabra de Dios y con nuestras Constituciones.

El sacramento de la unción de enfermos, (Const. 56) Inserta a cada una de nosotras, visitadas por la enfermedad, en el misterio pascual de Cristo y nos fortalece en el retorno al Padre. Este sacramento nos otorga: -Obediencia -Confianza -Y amorosa entrega en las manos de Dios

La lectura espiritual, medio cualificado de formación. . . (Const. 57) • Ella alimenta la oración, • Nos acerca a las fuentes de la espiritualidad cristiana y mercedaria. • Favorece nuestra formación y el crecimiento personal. • Nos prepara dar la mejor respuesta a las necesidades de la Iglesia

El retiro, tiempo cualificado para un encuentro de amor (Const. 58) El objetivo principal de nuestros retiros será un encuentro vivo, íntimo, personal, comprometido y amistoso con la persona de Jesús. El sentido comunitario de los retiros tiene fuerza de cohesión que ayuda a intensificar la comunicación de fe y el paso de Dios por la vida de las hermanas. Lo buscaremos y lo prepararemos. . .

Actitudes para la oración. . . Apertura al Espíritu Docibilidad al Espíritu Capacidad para seguir las mociones del Espíritu Humildad, Obediencia Silencio interior y exterior (Const. 59) Adoración Ascesis (Const. 60)

Las hermanas mercedarias observen el silencio, la humildad y otras virtudes que, sin causar daño a la salud corporal, son sobremanera gratas a Dios y a Dios llevan Beato Juan Nepomuceno Zegrí

Debo orar, porque no puedo nada sin la gracia. Debo velar, porque la gracia no hace nada sin mí. Velar sin orar es soberbia, orar sin velar es ilusión. La vigilancia sin oración me hace olvidar la dependencia, y la oración separada de la vigilancia me hace olvidar el cuidado que debo tener de mi misma. Beato Juan Nepomuceno Zegrí