Ciclo C Estamos en Noviembre mes de los
Ciclo C
Estamos en Noviembre, mes de los difuntos y terminando el año litúrgico.
El evangelio nos habla de unos saduceos que van a preguntar a Jesús. Los saduceos eran materialistas, que vivían muy bien y no creían en la resurrección.
Le proponen a Jesús una historia grotesca, casi para reírse de Él, pues creen que no les va a dar una solución. Decía una ley en el Levítico que, si uno moría sin hijos, la viuda debía casarse con algún hermano del difunto, para que el hijo que tuvieran se considerase como del muerto. Los saduceos le proponen a Jesús un caso posible, pero ridículo. Uno muere teniendo seis hermanos. La viuda se va casando con todos, que van muriendo. Luego muere la viuda. Cuando resuciten los muertos ¿de quién de ellos será mujer?
Aprovecha Jesús la pregunta para dar una sabia doctrina sobre la resurrección.
Es un hecho que habrá otra vida. A Dios se le llama: Dios de Abraham, etc…, Porque para Dios todos están vivos.
Los saduceos, como algunos hoy, pensaban que la resurrección. de la que hablaba Jesús, era volver a esta vida mortal con las limitaciones que tenemos aquí. Eso fue lo que hizo Jesús con su amigo Lázaro, con la hija de Jairo y con el hijo de la viuda de Naím. Era volver a esta misma vida para después morir.
Ser “como los ángeles” significa que allí no hay limitaciones materiales: no se sufre, no se come, no se procrea, no se muere.
Mejor que resurrección, que nos hace pensar en un volver a la vida, podríamos llamarlo exaltación o glorificación.
No tendrán valor las cosas que aquí nos separan: Diversidad de sexos, dignidades, dinero, poder material… Todo es signo de imperfección. El amor matrimonial será sublimado.
La fe en la otra vida es lo que puede dar valor a la historia y al progreso humano.
Y es lo que da la solución a un Dios creador, que ha hecho las cosas bien, porque es esencialmente bueno. Nuestro tesoro verdadero no es la vida que tenemos, sino la vida que esperamos.
Si aquí hay cosas hermosas, en esta vida que es de paso y de prueba, ¡Cómo será hermosa la vida que Dios nos tiene preparada para que seamos felices!
Si creemos en esa vida futura, debemos vivir en consecuencia preparándonos para ella: con mayor amor, alegría y paz. Si no hubiera vida futura, ésta sería un absurdo, no tendría sentido.
Hoy en la 1ª lectura, en el 2º libro de los macabeos, escrito unos 150 años antes de Cristo, se habla de la certeza de la resurrección para aquellos que practican el bien. Se trata de siete hermanos, adoctrinados por su madre, que prefieren morir antes de quebrantar la ley, pues tienen la esperanza de resucitar y poseer una vida futura feliz con Dios.
Hay muchos que viven como si no fueran a morir; trabajan sin descanso para acaparar lo que han de dejar aquí. Desgraciadamente muchos cristianos preocupamos más de esta vida terrena y trabajamos casi como si sólo existiera esta vida.
Pero sabemos que esta vida no es el final, y tenemos la gran esperanza de que podemos vivir en otra vida feliz, porque
Dicen que voy al frío y a la nada;
Dicen que soy un barco a la deriba,
Dicen que soy un pájaro perdido,
profundamente herido;
pero mi fe tiene una razón:
Lleno de amor murió crucificado;
mi muerte y mi pecado.
Y en la cruz clavados los dejó.
Que la Virgen, subida al cielo, nos enseñe a vivir en gracia para esperar la patria eterna. AMÉN
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