Ciclo C Bautismo del Seor Los cielos se
Ciclo C Bautismo del Señor «Los cielos se abrieron y se oyó la voz del Padre: ‘Este es mi Hijo, el amado, escuchadle’. »
Primera Lectura - Isaías 42, 1 -4. 6 -7 1 Este es mi Servidor, a quien yo sostengo, mi elegido, en quien se complace mi alma. Yo he puesto mi espíritu sobre él para que lleve el derecho a las naciones. 2 El no gritará, no levantará la voz ni la hará resonar por las calles. 3 No romperá la caña quebrada ni apagará la mecha que arde débilmente. Expondrá el derecho con fidelidad; 4 no desfallecerá ni se desalentará hasta implantar el derecho en la tierra, y las costas lejanas esperarán su Ley. 6 Yo, el Señor, te llamé en la justicia, te sostuve de la mano, te formé y te destiné a ser la alianza del pueblo, la luz de las naciones, 7 para abrir los ojos de los ciegos, para hacer salir de la prisión a los cautivos y de la cárcel a los que habitan en las tinieblas. Palabra de Dios Te alabamos Señor
«Este es mi Servidor, a quien yo sostengo» Segundo Isaías. El primero de los misteriosos cánticos del Siervo de Yahvé. Figura destinada a crecer. Es un «siervo» de Yahvé. En la línea de los grandes hombres de la historia de la salvación. Así Abraham, así Moisés y así Samuel, así David. Es un «elegido» para una «misión» específica y misteriosa. Una vocación, una elección, un servicio, una misión.
Detrás de todo, Dios lo sostiene. En él y sobre él su «espíritu» . Espíritu de fuerza, de poder, de sabiduría. Es un gran profeta. Dios lo reviste de poder y lo lanza al cumplimiento de una misión dirigida a las «naciones» que se beneficiarán de su trabajo. La misión tiene algo que ver con el «derecho» que no es en el fondo otra cosa que la revelación salvífica de Dios salvador se quiere valer del «siervo» para llevar a la salvación a lejanos pueblos. Y la proclamación del derecho va a ser singular: «no gritará, no clamará…»
Es un enviado de Dios en condición de siervo. No aparece adornado con las insignias reales ni con fuerza pública (según era costumbre entre los reyes de la época): no aplastará al débil, ni oprimirá al pobre. «No apagará el pábilo vacilante» . Con todo, «implantará» el derecho, con entereza, con fidelidad, constancia. Dios está detrás de él. Dios le asistirá. Y su «derecho» levantará las nubes del error y ahuyentará las sombras de la ignorancia: será luz de las naciones. Mediador entre Dios salvador y los pueblos necesitados: alianza de un pueblo. Cristo. He ahí la alianza, el siervo, la luz y el libertador de los pueblos.
Salmo 29 (28) 1 -4. 9 -10 1 ¡Aclamen al Señor, hijos de Dios, aclamen al gloria y el poder del Señor! 2 ¡Aclamen la gloria del hombre del Señor, adórenlo al manifestarse su santidad! 3 ¡La voz del Señor sobre las aguas! El Dios de la gloria hace oír su trueno: el Señor está sobre las aguas torrenciales. 4 ¡La voz del Señor es potente, la voz del Señor es majestuosa! 9 La voz del Señor retuerce las encinas, el Señor arrasa las selvas. En su Templo, todos dicen: «¡Gloria!» . 10 El Señor tiene su trono sobre las aguas celestiales, el Señor se sienta en su trono de Rey eterno.
«El Señor bendice a su pueblo con la paz. » Salmo de alabanza. Manifestación sensible de Dios. Una tormenta. Formidable, imponente. Truenos que retumban. Estruendo que bota de risco en risco, llenando los valles, sacudiendo la naturaleza entera.
Todo se conmueve: las agudas crestas, los macizos montañosos; el longevo cedro, el fornido roble, el agresivo desierto, las fieras. Todo tiembla a la voz de Dios y al brío de su fuego. Dios sobre las aguas. Dios poderoso e imponente. Dios grande y majestuoso. ¡Gloria a Dios! Dios no es un Dios de terror. Es un Dios de su pueblo. Y el pueblo, en la acción litúrgica, grita unánime: ¡Gloria!
Busquemos a Dios en la naturaleza y lo encontramos bendecido.
Segunda Lectura Hechos 10, 34 -38 34 Entonces Pedro, tomando la palabra, dijo: «Verdaderamente, comprendo que Dios no hace acepción de personas, 35 y que en cualquier nación, todo el que lo teme y practica la justicia es agradable a él. 36 El envió su Palabra al pueblo de Israel, anunciándoles la Buena Noticia de la paz por medio de Jesucristo, que es el Señor de todos. 37 Ustedes ya saben qué ha ocurrido en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicaba Juan: 38 cómo Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo, llenándolo de poder. El pasó haciendo el bien y curando a todos los que habían caído en poder del demonio, porque Dios estaba con él. Palabra de Dios Te alabamos Señor
«Dios ungió a Jesús con la fuerza del Espíritu Santo» Pedro habla con autoridad y decisión necesarias en aquellos momentos con motivo de la conversión del centurión Cornelio. La comunidad cristiana todavía, no había dado aún el salto al universo. Las ligaduras de la antigua Ley le atenazaban con fuerza. Pero el Espíritu venía empujando con violencia. Dios ha hecho la maravilla; bendito sea el Señor.
Pedro declara que ante Dios no vale ni la figura, ni el color, ni el sexo, ni la raza. Dios no tiene en cuenta el «exterior» del hombre. Sus ojos se posan en el «interior» . Y es aquí donde, si encuentran acogida, pone su morada. Hacía tiempo que lo venía anunciando. Ahora después de la muerte de Jesús y en virtud de su resurrección ha dejado correr suelto al Espíritu que todo lo vivifica y ordena.
Cristo es el centro y la realización del «acontecimiento» . Jesús de Nazaret. Profeta cualificado, poderoso en palabras y obras. Dios estaba con él. Y con él también el Espíritu Santo. El destrozó el reino del mal. Y su acción se extendió a todos los pueblos. Cristo, poseedor del Espíritu, lo derrama sobre todas las gentes. Jesús, el gran «Ungido» , unge con el Espíritu a todo el que lo recibe con sinceridad. Lo ha visto Pedro, máxima autoridad de la Iglesia. Bendito sea Dios.
Lectura del Santo Evangelio Marcos 1, 6 -11 6 Juan estaba vestido con una piel de camello y un cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel silvestre. Y predicaba, diciendo: 7 «Detrás de mi vendrá el que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de ponerme a sus pies para desatar la correa de sus sandalias. 8 Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo» . 9 En aquellos días, Jesús llegó desde Nazaret de Galilea y fue bautizado por Juan en el Jordán. 10 Y al salir del agua, vio que los cielos se abrían y que el Espíritu Santo descendía sobre él como una paloma; 11 y una voz desde el cielo dijo: «Tú eres mi Hijo muy querido, en ti tengo puesta toda mi predilección» . Palabra de Dios Gloria a Ti, Señor Jesús
«Los cielos se abrieron y se oyó la voz del Padre: este es mi Hijo, el amado, escuchadle. » Jesús comienza su vida pública, en la cuenca árida del Jordán. Viene a ser bautizado, antes de las tentaciones. en medio del pueblo penitente que se prepara el «día» del Señor. Los evangelios señalan la superioridad de Jesús sobre Juan. Es el cumplimiento de toda «justicia» lo que impele a uno a ser bautizado y doblega a otro a bautizar.
Los cielos se abren. Aquí, relatan los tres sinópticos, se abrieron los cielos. Dios se manifiesta; Dios se comunica. La realidad celeste irrumpe en el mundo del hombre. Dios concede su Espíritu de modo estable. Llega definitivamente la salvación de Dios. Jesús es el primero y cabeza de la comunicación y de la concesión del Espíritu creador de Dios. La presencia del pueblo es significativa. Lucas recuerda la «expectación» del pueblo sobre el Mesías. El Mesías será el «Señor» del nuevo pueblo.
En Marcos y Lucas se anunciaba por boca de Juan un «bautismo» con el Espíritu Santo. Bautizar es lavar. Y lavar es limpiar. El bautismo de Juan preparaba para el tiempo del Espíritu. El Espíritu lo confiere el Mesías. Dios había hablado por los profetas de la «infusión» de un espíritu nuevo: el Espíritu Santo. El cielo se abre y nos comunica el mismo Espíritu de Dios, en forma de «paloma» . Símbolo de la salvación en medio del diluvio (Gn 8, 8). También creador y formador, con su presencia y permanencia, de un pueblo nuevo (Gn 1, 2): Pueblo nuevo en Jesús. Pues sobre él desciende y permanece el Espíritu.
Hijo de Dios predilecto. El cielo se ha abierto, y como fruto sabroso ha descendido el Espíritu. Una voz de lo alto acompaña e interpreta toda la escena: «Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto» . La voz declara que Jesús es el «Hijo» de Dios. Hijo de Dios en sentido singular y único. Jesús es el Mesías Hijo de Dios lo llama y consagra para la «misión» específica de ser «luz» de las naciones y de anunciar el «derecho» a las gentes. Jesús es el Siervo de Yahvé, que recibe el Espíritu Santo, lleva adelante su Obra en estrecha comunicación con Dios en el Espíritu Santo.
Gracias Señor por tu Palabra purificadora, que ilumina, alimenta, enriquece, alegra, consuela y compromete. Concédenos vivir conforme a ella.
Mas ¿por qué se ha de lavar el Autor de la limpieza? Porque el Bautismo hoy empieza y él lo quiere inaugurar. Juan es gracia y tiene tantas, que confiesa el mundo de él que hombre no nació mayor ni delante, ni después. Y, para que hubiera alguno mayor que él, fue menester que viniera a hacerse hombre la Palabra que Dios es. Esta Palabra hecha carne que ahora Juan tiene a sus pies, esperando que la lave sin haber hecho por qué. Y se rompe todo el cielo, y entre las nubes se ve una paloma que viene a posarse sobre él. Y se oye la voz del Padre que grita: "Tratadlo bien; mi hijo querido es. " Y así Juan, al mismo tiempo, vio a Dios en personas tres, voz y paloma en los cielos, y al Verbo eterno a sus pies. Amén.
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